Quizá lo debería aceptar

Capitulo 11: Entre peleas y resbalosas

Bien. Pamela estaba con su jefe. Solo necesitaba 10 minutos para sacar a Anderson de ahí. No creía que fuera difícil. Por lo general a Anderson le disgustaba estar en la empresa. No creyó que le tomará mucho tiempo. Se equivocó ya habían pasado 15 minutos y él parecía reacio a toda idea de marcharse. Al contrario parecía un tanto preocupado por conversar con su hermano. ¿Por qué? ¿Por qué justo hoy?

—¡No! —chillo alarmada cuando el rubio camino en dirección a la oficina de Arthur

—¿Por qué? —se extraño al verla tan exaltada ¿Qué diablos le pasaba? No había dejado de actuar extraño desde la vio—. Es mi hermano. Además tú eres la que dices que debo tratar de ser mejor con él —le recordó continuando con su pasó.

Amatista bufo inconforme. Eso no iba a acabar bien.—Pero... —buscaba una excusa—. Pero... hmm... Él esta con alguien —Anderson se detuvo. Bien. Sabía que no era lo más brillante que se le pudo haber ocurrido, pero al menos era algo—Sí, esta con alguien y es mejor dejarlos solos —aconsejó agarrándolo del brazo y tirando de él para otra parte, para su mala suerte, Anderson estaba plantado en el suelo. Diablos.

—Estas jugando. ¿Con quien va a estar? Si él no tiene más ojos que para ti—avisó con un tonito burlón

Amatista solo dio una mueca en respuesta. A lo mejor si le mostraba quien estaba tras aquella puerta se le esfumara esa sardónica sonrisa del rostro.

—¿Qué? ¿Va en serio? ¿Esta con alguien? —pregunto con una mezcla intriga y asombro

—Sí —afirmo cruzando los brazos—. No hay que molestarlos —avisó extendió su brazo y mostrándole el camino hacia la salida

—¿Quién es? —preguntó sin apartar la vista de aquella puerta

—¿Quién es que cosa?

—¿La que esta con Arthur? Pobre, no sabe lo que le espera

—Nunca he comprendido porque hablas así de él, no es tan malo —el arrepentimiento llego tan pronto como lo dijo

—¿No es tan malo? —repitió incrédulo— ¿Ya olvidaste lo...

—Ay calla —ordenó—. No tenemos nada que hacer aquí. —Lo sujeto del brazo—. Vámonos —Tiro de él

—Suéltame —se zafo de su agarre—. Quiero saber quien esta ahí —dijo dirigiéndose nuevamente hacia la oficina.

Maldición. ¿Por qué tuvo que inventar eso? ¿No pudo haber inventado algo menso interesante? Ojala que Arthur la entretuviera lo suficiente.

 

***

 

—No puede ser que no te guste —decía con cara de niña buena mientras acariciaba su pecho suavemente—. ¿Es que no me deseas? —decía apegándose a él y haciendo rozar su cuerpo con su miembro.

Este le miro de mal modo y se retiro de ahí sin la mas mínima alteración.

—No a las zorras como tú —le espeto.

Ella no se daría por vencida tan fácilmente. Fue hasta donde estaba él pero en vez de acercarse como antes se sentó encima del escritorio haciendo que su corto vestido se levantara dejando al descubierto sus voluptuosas piernas. Ella las cruzo quedando en una postura ms sensual según ella.

Ella lo miraba mordiéndose el labio con deseo y ansia de que él la hiciera suya. Pero como veía que él parecía un triste palo pronunció:

—A puesto a que si ella estuviera aquí ya la habrías... —dijo mientras jugueteaba con un mechón de su cabello

—No vuelvas a repetirlo —grito fulminándola con la mirada

—Solo es una estúpida secretaria... —dijo sonriendo con malicia.

Él se abalanzo contra ella con toda la furia y rabia contenida.—¡No hables así de ella! —le grito furioso en la cara

Ella aprovechó que lo tenia lo suficientemente cerca y lo jalo de su corbata. Lo acerco a un mas a su cara estando tan juntos que podía sentir su furiosa respiración. 

—¿O...? —dijo rozando su labio inferior con el de él al hablar—. ¿O qué me harás? —lo desafío mirándolo a los ojos.

Ella estiro sus piernas para colgarse de él y tenerlo mas cerca y evitar que saliera de ella. Y así lo hizo. Una vez que lo tenia tan cerca le soltó de la corbata y coloco sus brazos en el cuello del joven. Acaricio su cabello y lo desordeno. Era un poco suave y sedoso.

Ella colocaba sin ningún pudor su cara y sus labios por su cuello hasta llegar hasta su oído cuando le dijo:

—Dime... que... no... me deseas... —le decía a modo de susurros provocativos que demostraban su agitación con los labios puestos en su oreja.

Esto provoco que él se estremeciera un poco al sentirla tan cerca. Tan dispuesta. Ella lo sintió y sonrió.

Sonrió y empezó a mover sus caderas suavemente haciendo que se rozaran con su miembro. Lo hacia sin ningún tipo de vergüenza. Ella solo quería conocer a la bestia que tenia cerca. Arthur comenzó a tener una respiración agitada, empezó a tener ganas de agárrala y hacerla suya en ese mismo instante sin importar nada mas. De pronto ella comenzó a sentir que algo empezaba a endurecerse y a crecer a medida que se movía. Lo cual la hizo gemir lo suficientemente alto como para que él se excitara. Ella lo hizo a propósito claro esta. Su respiración era cada vez mas entrecortada y agitada.

—¿Te... —respiro con pesadez en su cuello cosa que le estremeció—, te gusta? —pregunto crudamente besándole su cuello.

Al terminar de preguntar sintió su erección a flor de piel. A lo que ella pensó sonriendo.

Este no se espero mas y la tomo. Era lo que estaba esperando para empezar. La agarro por la espalda y la estrujo mas hacia si. La besaba calurosamente por su cuello, bajando por sus enormes pechos mientras posaba sus manos en esas piernas tan contorneadas, las acariciaba suavemente. Ella le quito la corbata y la tiro por allí, le empezó a desabotonar la camisa e introducía sus manos suavemente por el pecho desnudo del joven. Él se alejo un poco de ella a lo que esta gimió y él sonrió. Ya no era dueño de si porque el verdadero Arthur jamás haría eso. Se quito por completo la camisa. Ella no le quitaba la mirada de encima. Lo miraba con ansias y lujuria. Este volvió a acercarla y a tomarla mientras ella sonreirá y besaba los claros bíceps del lindo espécimen que tenia enfrente. Estaba agitada. Y empezó a decir. Porque de no hacerlo no estaría tranquila.




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