Todos ven la depresión como un poco de tristeza, cómo algo que pasará al cabo de unos días pero nunca nadie se da el tiempo de averiguar más acerca de esta enfermedad. Mucha gente me ha dicho que llore un poco y ya no estaré enferma, o han dicho que solo necesito atención.
La gente a veces es muy hiriente y no piensa las cosas antes de hablar. En muchos países la salud mental es vista como una enfermedad no tan grave o ni siquiera vista como tal. Eso lo dicen porque no la han vivido. Yo les puedo decir que la mente es muy poderosa, hay veces en que haces algo sin pensar en las consecuencias o hablas sin pensar o muchas veces te haces daño.
Nunca me han preguntado cómo es la depresión, siempre creen que solo es tristeza o desesperación pero yo la defino como un agujero sin salida. Un agujero en donde hay oscuridad, en donde luchamos para encontrar la salida. Hay momentos en que nos cansamos y nos empezamos a desesperar; entonces en ese instante los ataques de ansiedad se apoderan de uno. Otras veces el miedo nos consume y es ahí cuando suceden los ataques de pánico. Pero lo que más suele pasar por nuestras mentes es la culpa. Culpa a no ser lo que unos esperan, a no lograr lo que queremos y sobre todo a no ser capaces de poder salir adelante. Una vez dentro de ese agujero sin salida, no hay un modo fácil de salir.
Mi madre siempre me dijo que ponga de mi parte y salga adelante pero nunca le dije que no podía porque no sabía cómo. Siempre que pensé en suicidarme me decía a mí misma que deje de pensar esa tontería pero a la vez mi mente me decía –nadie te extrañará, solo hazlo-. Creo que jamás lo llevé a cabo por mi hermana, pero si hubiera sido distinta la situación, no lo hubiera dudado jamás.
Muchas veces alejamos a los que más queremos, al menos yo lo hice. Estuve sola en toda esa etapa. No tuve amigos en quien apoyarme, me sentí sola en mucho tiempo, más de lo que me gustaría admitir. Hasta que lo conocí. Pasé el mayor tiempo de mi vida deseando morir pero en cuanto supe lo que realmente sentía, solo deseaba un día más con él.
Vivo con el miedo de tener una recaída, por ningún motivo me gustaría volver a vivir la enfermedad como fue a mis 19 años, aun así pensaría en él, el hombre que me ayudó a sobrevivir, me enseñó que la vida es preciosa, que tengo mucho por delante y que sí hay gente que me ama con todo su corazón, sobre todo él.