Afortunadamente terminó la sesión de hoy, son casi las doce, y me queda una puta hora para que llegue Scott. Camino algunas cuadras para buscar un lugar en donde sentarme y poder leer, o quizás pensar en que le diré a mi primo. ¿Le digo que por mi culpa lo mataban?, no sé si disculparme, fue error de ambos pero creo que una disculpa no servirá de mucho si ya han pasado meses en que ocurrió. Trato de pensar en un discurso de disculpa pero no disculpa. Quiero que sepa que lo lamento, pero no tanto. Miro la hora en mi celular y solo han pasado diez minutos, se me han hecho eternos. Busco un punto fijo en el cual centrarme pero una sombra delante de mí impide que lo haga, miro hacia arriba y es Ethan.
-¿Qué haces aquí?- pregunta más curioso de lo que debería
-Puedo preguntar lo mismo- le expreso con sarcasmo
-Ok, lo intentaré otra vez,- Carraspea y me suelta- ¿Qué hace una dama como usted, tan bella y amargada aquí sin compañía?
-¿Amargada?- le miro divertida, sí lo soy y no se lo negaré pero me divierte la forma en que me lo dijo.
-¿Solo escuchaste eso?- suelta una carcajada
-No, perdón. Estoy esperando a alguien
-A mí, supongo- dice sentándose a mi lado
-Sí, como no- pongo los ojos en blanco
Me gusta la forma en que habla Ethan, es muy seguro de sí mismo. Siento una cercanía especial, como si nos conociéramos de hace años. Aun así sintiéndome segura al lado de él, me siento nerviosa a la vez. Sé que Ethan no es como mi ex, Jeremy. Jeremy siempre me dio la impresión de ser agresivo pero nunca quise aceptarlo. Ethan, al contrario, me hace sentir a salvo. Nos hemos dirigido la palabra muy pocas veces, pero él es especial. Es guapo, tiene ese tipo de belleza que comúnmente no vemos. Ese tipo de belleza que nos imaginamos al leer un buen libro.
-¿En qué piensas?- dice Ethan, sacándome de mis pensamientos
-En ti- salen las palabras de mi boca antes de pensar, noto como Ethan sonríe satisfecho y agrego- Lo siento, no pretendí soltarlo así nada más
-No te preocupes, sé que soy guapo- siento como mis mejillas arden, me siento acalorada y estúpida.
-Siento lo que te ha pasado- digo para cambiar de tema- espero puedas superarlo
-También lamento lo que te pasó a ti- me mira con consuelo y noto en sus ojos algo de ira- Lamento lo de tu ex novio, es un bastardo. Que putas ganas de golpearlo, dejarlo morado o si es posible en coma.
Me hecho a reír y le digo:
-Ok, ya entendí. A mi igual me dan ganas de matarlo.
-No dije matarlo- se empieza a reír al igual que yo
Me hace reír la forma en que expresó su odio hacia Jeremy, siempre que cuento la historia sienten lastima por mí, me juran que algún día lo voy a superar pero el hecho de que Ethan sienta el mismo odio que yo hacia mi ex novio se me hace satisfactorio a la vez. Muchas veces me hicieron sentir como la culpable de la ira de Jeremy, me preguntaban que hice para qué el reaccionara así. Me alegra saber que una persona entiende lo que ocurrió, me alegra de que sea Ethan el que lo entienda.
A lo lejos veo como la camioneta de Scott se estaciona, de inmediato me entran las ganas de vomitar. Estoy jodidamente nerviosa. Me despido de Ethan, le agradezco de estar conmigo en este corto rato y me dirijo hacia mi primo. Scott se baja de su camioneta y va vestido con el uniforme de su carrera, oftalmología. Scott es bastante atractivo, siempre tuvo muchas chicas detrás de él, pero Scott eligió a una, y se ha quedado con ella desde los 15 años. Mi primo siempre ha sido bastante amigable, divertido y comprensivo; en su momento fue mi mejor amigo, y extraño esa <<amistad>> qué teníamos. No lo veía hace meses y noto un cambio en él, tiene el cabello demasiado corto. Cambió de anteojos, ahora son más pequeños y supongo que está yendo al gimnasio, por como resaltan sus musculosos brazos.
-Eh... Hola- digo al llegar a su lado
-Hola, Liz- me responde cortante. <<ok, esto no irá bien>>
-Bueno, te llamé porque han estado pasando cosas del que no estás al tanto- le sonrió en modo de disculpa
-Te escucho- me dice para que continúe. Le cuento todo lo que ha pasado durante todo este tiempo, desde que empezó mi enfermedad hasta el día de la pesadilla. Llevo al menos una hora hablando sin parar y siento como se me seca la garganta. El ceño de Scott se suaviza a medida que escucha cada jodida cosa que ha pasado por mi mente, cada cosa que he intentado hacer o hacerme y que ahora voy a una puta terapia grupal.
Cuando termino de hablar hay un incómodo silencio y para romper el hielo, digo en forma divertida:
-Esta es la parte en que tu hablas y dices que me extrañabas- le sonrío y él me devuelve la sonrisa
-No sé qué decir- contesta él- Lo siento, Liz. Me lo hubieras contado antes, o tu madre. Te he extrañado bastante, no sabía cómo dirigirte la palabra. Siento todo lo que te he dicho, si te ofendí perdóname. Quiero estar para ti. Quiero que superes esto, sé que lo harás. Siempre has sido la más fuerte de nosotros.
-Le dije a mi madre que no le contara a nadie, no quería hablar el tema, no me sentía lista, aun no lo estoy. Me duele bastante hablar sobre lo que me está pasando y lo que pienso todo el día... es horroroso. Lo siento Scott, sé que debí contarles hace mucho tiempo.
-Me gustaría que nos viéramos más, Liz. El sábado, Matt hará una fiesta. Irás con nosotros.- me dice mirando al suelo.
-No sé si estarás familiarizado con estas situaciones pero primero se pregunta si quiero ir, luego yo contesto que no.
-Irás- dice en tono autoritario
Y así es como tengo planes para el sábado, hace 2 años, creo, que no voy a una fiesta. No es lo mío y nunca lo fue. Detesto los adolescentes borrachos que buscan donde follar cada cinco minutos. Detesto el olor a cerveza barata y el olor a pizza de hace 2 días, probablemente de la fiesta anterior. Mi primo, Matt, siempre es el que organiza las fiestas. Quiero mucho a Matt, pero siempre lo critican por no tener un buen futuro. Él se defiende diciendo <<Hay que vivir el hoy, y por eso esta noche beberé>>. Matt es un chico muy inteligente en los estudios pero en las relaciones es el hombre más imbécil que conozco. No sabe cómo tratar a una mujer, quizás no sabe ni como ponerse un condón. Antes lo veía más seguido y cambiaba de novia todas las semanas. A mí me daba gracia, siempre lo veía feliz. Siempre sonreía, nos contaba muchas experiencias graciosas y yo me preguntaba << ¿Por qué no puedo ser feliz como él? ¿Por qué no puedo pasarla bien como él?>>. Espero que mi querido primo sea feliz siempre, su alegría es contagiosa y lo que más deseo es que pueda trasmitirla lo que más pueda.