Quizás eres tú

Entregados

La película de Mulán iba cerca del final, Lucas y yo la mirabamos desde el sofá abrazados mientras comimos palomitas que él hizo mientras ponía la película, Lucas miraba la película sin quejarse, al principio me preocupó la posibilidad de que se quedara dormido porque le pareciera aburrido, pero no fue así, de vez en cuando hacía comentarios sobre lo que pasaba en la película y después solo miraba la película atento mientras se llevaba a la boca palomitas. Los créditos de la película aparecieron en la película y entonces me levanté a quitar el DVD. 

-Bien ¿y que te ha parecido? -le pregunté. 

-Ha sido buena, me gustó. -seguro que mis ojos brillaron al escuchar sus palabras, lo quería, y mucho.  

-Me alegra que no te hayas quedado dormido -dije riendo, él se contagió con mi risa. -¿Que película quieres ver ahora? -le pregunté de pie mientras el seguía sentado en el sofá, me ofreció su mano y la tome, tiró ligeramente de ella acercándome a él. 

-Ahora mismo prefiero hacer otra cosa -dijo sonriendo y haciéndome poner mis mejillas coloradas, se me estaba olvidando como respirar. Tiró de mi hasta hacerme sentar sobre sus piernas, de esta manera estaba a la misma altura de su cara, sus ojos brillaban y al igual que los míos viajaban de los ojos del otro a nuestros labios, unos segundos después, tomó mi nuca y unió por fin nuestros labios en un beso que empezó siendo tierno para después tomar más intensidad, sus manos bajaron a mi espalda y yo tome su nuca, metiendo mis dedos entre su cabello, poco a poco nos recostamos sobre el sofá mientras continuábamos besándonos. Imágenes de Nick conmigo aquí mismo nublaron mi mente y me separé de Lucas, él abrió sus ojos con un poco de sorpresa. 

-Perdona, -empezó -yo... no debía.. no sabía. 

Y entonces caí en cuenta, lo que pasó con Nick había estado mal y era algo que dificilmente borraría, pero Lucas no era Nick. 

-No te disculpes. -le pedí. - Es solo que... lo recordé. -una lagrima resbaló por mis mejillas. Él sonrió comprensivo, posó su mano en mi mejilla y con sus dedos limpió las lagrimas que cayeron. 

-No te preocupes, se que fue difícil para ti. -dijo - pero ahora estás a salvo, no puedo prometerte una vida juntos, pero no te haré daño como lo hizo ese idiota,  yo no soy él Maddie. 

-Lo sé. Perdoname. -Besó mi frente y volvió a hablar

-No haremos nada que no quieras, hasta que tú estés lista. -me aseguró y yo asentí. 

-Lucas, -le dije - Te quiero -repetí por segunda vez en el día. El chico sonrió ante mis palabras y me contestó. 

-Te quiero también. Mucho Maddison, te has metido mucho en mi corazón, de una manera tan rápida y profunda. -Lo abracé de nuevo, aún recostados en el sofá, obligué a mi mente a olvidarse de los miedos y las imágenes que eran parte del pasado y después fui yo la que lo volví a besar, nuestras respiraciones entrecortadas, nuestras manos y nuestras bocas jugaban explorando el cuerpo del otro, mis movimientos eran un poco torpes y estaba nerviosa pero lo quería y Lucas me había mostrado que también lo hacía. Sus besos bajaban por mi cuello, y después escuché su voz un poco más ronca de lo usual.

-¿Estas segura Maddison? -me dijo mirándome a los ojos, brillaban con intensidad, sus labios estaban un poco hinchados y sus mejillas estaban sonrosadas, su camiseta ya había desaparecido unos minutos atrás y estaba completamente guapo y atractivo como nunca. Sonreí y lo besé como respuesta -Maddie -jadeó al no escuchar mi respuesta

-Contigo estoy segura. -le afirmé y al escucharme sus labios continuaron con su tarea besándome y haciéndome sentir sensaciones que no había experimentado, porque simplemente con él era todo con un cariño que no había sentido nunca, no paramos y entregamos todo al otro y yo me sentí segura como nunca lo había hecho. 




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