Raabta

Capítulo 14

ENTRE TÉS Y CHARLAS

━━━━━━✧♡✧━━━━━━

     Zeynep y Adem llegaron juntos a Umutla para hablar con Faisal acerca de los nuevos objetivos relacionados con el barrio. Su otro compañero, Kerem, estaba esperándolos en la oficina. Sin embargo, cuando pasó frente al taller, se sintió desanimada recordando la conversación del día anterior. Respiró hondo sin que su acompañante se diera cuenta y siguieron caminando.

     Al pasar el taller, escuchó la voz de Mert pronunciando su nombre.

 —¿Podemos hablar? —preguntó Mert, quien ya se encontraba frente a ella.

—No tenemos tiempo, pequeña—intervino Adem obtuso antes de que Zeynep dijera algo—. Vamos, que se hace tarde.

     Mert puso los ojos en blanco. No supo qué había odiado más; si el «pequeña»  que había dicho con intención, o que respondiera por ella.

—Ella puede hablar por si misma.

—Y yo puedo hablar cuando quiera—replicó desafiante.

—¡Ya basta! —intervino Zeynep.

—¡Él empezó! —exclamó Adem, justificándose.

—Tú fuiste quien se metió en la conversación—arrugó la frente.

—¡No importa! Solo dejen de discutir—miró a Adem y después volvió su mirada a Mert—. ¿Podemos hablar luego? Tengo una reunión importante y voy tarde.

—¿Y cuándo termina la reunión?

     Adem bosquejó una mueca de desagrado.

—No lo sé, quizá en dos horas—supuso Zeynep mientras se rascaba la cabeza—. Hablaremos sobre los nuevos proyectos que te comenté.

—Al señor Faisal no le molestará que llegues tarde. Solo serán unos minutos—sonrió persistente.

—Te dijo que estaba ocupada ahora—intervino Adem, quien parecía no querer que Zeynep hablara con Mert—. ¿No entiendes cuando alguien no quiere hablar contigo?

     Zeynep fulminó a su amigo con la mirada; pero al mismo tiempo se miraba confundida por la actitud del chico. 

—Escúchame bien, imbécil—dijo, dirigiéndose a Adem—. Estás comenzando a irritarme muchísimo y si no te limitas...

—¿Qué harás?

—¡Adem! —interrumpió Zeynep, rodando los ojos—. Por favor, basta. Tú también, Mert.

—Zeynep, ¿cómo puedes ser amiga de él? —inquirió Mert irritado—. Tiene todo lo que no debería tener un amigo, y a parte es un controlador.

—¿Sabes desde cuando nos conocemos imbécil? —sonrió desafiante—. Necesitas más que eso para...

—¡Basta! —soltó perdiendo la paciencia—. Adem, nos vemos en la oficina de Faisal.

—¿Harás lo que él quiere?

—¡Hare lo que yo quiera! —frunció el ceño—. ¿Qué pasa contigo? El otro día hablamos de lo mismo. 

     Adem respiró profundo, intentando calmarse. Se acomodó la chaqueta de cuero, y asintió, alejándose de ellos con pasos pesados.

—Psicópata—susurró Mert cuando el muchacho se alejó.

—No te expreses de esa forma—añadió tratando de defenderlo.

—Lástima que no notes su hipocresía.

—¿De qué quieres hablar?

—Hablé con mamá Samira ayer—soltó, observando la reacción de Zeynep.

—¿En serio? —sus facciones se relajaron—. ¿Y... qué pasó?

     Le contó brevemente lo que Samira le había confesado el día anterior, omitiendo la parte emotiva.

—Es lo mismo que me dijo a mí—suspiró con decepción.

—Entonces—aclaró su garganta, llamando su atención—, ahora debes retractarte.

—¿Y por qué debo retractarme?

—Dijiste que no me importa perder a las personas que quiero, pero sí me importa. 

     Zeynep le regaló una mirada cálida y pacífica. 

—Ayer me hiciste darme cuenta de algo. Ignorar mis sentimientos, no hace que deje de sentirlos. 

     Le sonrió sin saber que opinar. No quiso opinar; le pareció hermoso verlo reflexivo y que la causa de su reflexión fuera ella.

—Bueno—aclaró su garganta con nervios—, ya puedes irte. 

—¿Ya puedo irme?—rio con aquella conclusión—. ¿Me das el permiso?

     Mert soltó una carcajada, y añadió:

—No quiero que tu amiguito piense que te secuestre—rodó los ojos. 

—Ojalá pudiéramos platicar más—dijo ignorando aquel comentario—. Pero tú estás trabajando, y yo también.

—Es cierto—despelucó su cabello.

—Bueno—soltó desanimada—. Ya debo irme, deben estarme esperando.

     Sin embargo, cuando se dispuso a marcharse, observó que, a unos cuantos pasos, venía la pelirroja que vio días atrás. Y supuso que Mert seguía parado a sus espaldas, pues aquella muchacha tenía los ojos perdidos en alguien y lo detallaba a profundidad, denotando absoluto y especial interés.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.