Raíces en Ti

Capítulo 31

Luke

No suelo preocuparme por cosas que no puedo controlar.
El rancho me enseñó eso. La tierra tiene sus propios ritmos, el ganado se enferma sin aviso, y a veces llueve cuando más lo necesitas… o cuando menos lo esperas. Uno aprende a no contar con nada que no pueda sostener con sus propias manos.

Pero Samantha y Emma…

No hay forma de sostener eso sin tener miedo de perderlo.

Desde que Nathan apareció, algo cambió. En mí. En ella. Y no para mal, exactamente. Pero sí para recordarnos que lo que estamos construyendo es real. Sentí la necesidad de protegerla y me sentí orgulloso cuando se defendió.

Esa confianza y cercanía que hemos creado poco a poco con el pasar de los días, me llena. Odio los momentos en la que no veo a Sam y, aunque no quiera admitirlo, soy más feliz cuando la veo.

Después de que se fue, me quedé afuera, en el porche, y aquí sigo, con una cerveza caliente y la vista perdida en el campo. Caleb salió hace un rato, me miró de reojo y no dijo nada. Se limitó a sentarse en silencio.

—Nunca pensé que estaría preocupado por una niña y su madre —murmuro tras no soportar el mutismo de mi hermano.

—Eso es porque no te habías enamorado antes realmente —dice, sin mirarme.

No respondo. No lo niego.
Porque lo sé. Me ha costado darme cuenta.

Me he levantado nervioso, la situación no mejoró cuando Samantha vino al rancho con Emma. Como siempre. Como si nada hubiese pasado. Pero yo veo las diferencias, me mantengo en tensión sin saber que esperar…

Ella camina más firme. Pero también más alerta. Emma, por su parte, habla como siempre, pero no se le despega del costado. Como si intuyera que algo había sido removido en el aire.

No dije nada. Solo me aseguré de estar cerca y para ambas.

Revisamos juntos la cerca del este. Una excusa para mantenerla ocupada en rato de descanso antes del turno de noche. Para tenerla conmigo, realmente.

—¿Crees que vuelva? —pregunta ella en un momento, mientras sujeto un clavo entre los dedos.

—No lo sé. Pero si lo hace… no vas a estar sola.

Me mira de esa forma suya de mirarme sin decirlo todo. Pero dejándolo claro.

—No quiero que esto se vuelva un problema para ti.

—Ya lo es —respondo.

Ella frunce el ceño, y entonces lo digo como debía decirlo. Dejando salir desde hace mucho tiempo mis sentimientos, mis emociones y, sobretodo, mis intenciones.

—Porque me importan. Porque ya no sé cómo sería esto sin ustedes dos caminando por el porche o dejando dibujos en mi nevera. Si os marcháis… no sé qué volvería a ser de mi…

En realidad, sí que lo sé, ya paso una vez, pero no lo digo. Solo miro como Samantha parpadea. Y luego sonríe. Pequeño. Dolido. Hermoso.

—No pienses en el final, Luke. No aún.

Asiento. Pero mentiría si dijera que no lo pienso.

Que no me asusta.

No perderla a ella. No exactamente.
Sino perder lo que empezamos a ser los tres. Lo que somos cuando estamos juntos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.