CAPÍTULO 5: Derniére opportinité

-Y, ¿extrañas mucho Francia? –preguntó Justin Finch-Fletchley para mantener la conversación con Camille

-Un poco, sí

-Seguro echas de menos tu antiguo colegio y a tus amigos

-Bueno comparando este… lugar con mi Academia claramente lo hago –respondió pasando su vista por el pasillo por el que andaban

-Sé que está un poco destruido, pero lo hubieses visto antes era hermoso

-Seguro que sí –confirmó con sarcasmo

-Y no te preocupes por hacer nuevos amigos, yo puedo presentarte a muchos estudiantes todos son muy agradables, salvo por algunos

Justo en el momento en el que Camille iba a preguntarle unos niños de primer curso corrían para refugiarse entre sus piernas “Parecen ratas” pensó ella mientras los veía.

-Sortez maintenant – ellos no le entendieron pero por su gesto y voz supieron que tenían que alejarse

-¿Por qué están asustados? –les preguntó más amablemente el chico

-Por ellos –dijeron al unísono señalando a unos chicos que venían dando la vuelta por una esquina del pasillo

Al principio con el movimiento no pudieron reconocerlos pero cuándo se detuvieron frente a ellos notaron que eran los molestosos de Slytherin, liderando la pandilla Draco Malfoy. Todos con las capuchas de sus túnicas puestas por eso fue difícil de reconocerlos a simple vista.

-¿Qué no están muy grandes cómo para estar haciendo estas bromitas? –les dedico una mirada a cada uno- ont dix-sept ou dix-huit ans, sont matures

Los chicos no le respondieron, ya sea porque no le entendieron del todo o porque se asustaron con su mirada. Ella infringía respeto a dónde sea que fuera.

-Y ustedes también –añadió mirando a los niños- sangsues –dicho esto continuo su camino esta vez sin ninguna compañía

-¿Por qué no se meten con alguien de su tamaño serpientes? –Justin intentó verse intimidante pero no lo logró

-O sea, ¿alguien como tú? –se burló Malfoy- no intimidarías ni a una mosca Finch

Sus demás compañeros le siguieron la broma y ahora todos estaban burlándose del pobre chico, sólo se detuvieron cuando la profesora McGonogall apareció por ahí.

-¿Problemas jovenes? –preguntó fingiendo no saber lo que pasaba

-Claro que no profesora –se adelantó a decir Blaise

-Muy bien, entonces quiero que se retiren –les dedico una sonrisa amable y continuó- menos el señor Malfoy, necesito hablar con usted

-Claro profesora –su mente maquinaba sobre los posibles asuntos de los que podría requerir hablar con él

-Vayamos a mi oficina para mayor privacidad -ofreció la anciana bruja

Asintió con la cabeza y como cordero asustado siguió a la directora por los pasillos, mientras caminaban algunos alumnos se giraban para verlo y hacer falsas suposiciones sobre lo que podría haber pasado para que Minerva lo guiara hasta su oficina. Cuando llegaron, Draco no supo si acercarse hasta el escritorio donde ya se encontraba la bruja o quedarse cerca de la entrada.

-Acérquese joven Malfoy –su voz era clamada- o ¿cree que una conversación se puede dar desde esta distancia?

El chico se acercó tímidamente, el estar frente a una autoridad no era lo mismo que estar frente a algún compañero y más si se trataba de la directora.

-Bien, me gustaría hablar con usted acerca de su comportamiento, quiero decirle que a diferencia del director anterior, que en paz descanse –se interrumpió en su discurso- yo no toleraré ningún abuso por parte de ningún alumno, su estadía en esta institución para completar su año escolar señor Malfoy será condicional, lo que quiere decir que si incumple con alguna norma quedará expulsado en definitiva del colegio.

Draco tragó duro, no se esperaba aquellas palabras de la profesora McGonogall.

-Claro, entiendo

-Yo espero que sí, ahora sabiendo su posición le pido que se retire y piense mejor sus movimientos de aquí en adelante

Draco no respondió por lo que su silencio fue asumido por la directora como una confirmación de haberla entendido a la perfección, procedió a retirarse despacho y cuando dejó atrás la estatua se quedó parado ahí mismo “¿Ser bueno con estos sangre sucias, mestizos y traidores? Jamás” se negaba a siquiera dirigirles la palabra y tal vez esa era la solución si quería permanecer en el colegio y evitarles el disgusto a sus padres “Ignorarlos a todos”

Caminando por los pasillos llegó al patio, muchos estudiantes pasaban el rato entre clase y clase, conversaban animadamente y se divertían. Sentada al borde de la fuente se encontraba la alumna nueva, estaba muy concentraba en el libro que tenía entre sus manos.

Malfoy se apoyó a una pared sin dejar de verla, su perfil era majestuoso lo que probablemente todos habían notado al verla por primera vez, la suave brisa ondeaba su cabello de una forma discreta, sus labios rosados se separaban por momentos “Seguro lee en susurros algunos fragmentos” se dijo el slytherin, en sus largos dedos notó una cantidad considerable de anillos cuando los movió para pasar las páginas del libro o cuando se acomodaba las gafas que en Potter se veían ridículas pero en ella le otorgaban un toque de sofisticación.

Por un momento pensó en utilizar la Legeremancia en ella, quería saber qué es lo que pasaba por su cabeza pero descartó la idea dirigiendo su mirada hacia otro lugar. Luego de unos segundos sentía cómo la curiosidad lo llamaba por lo que decidió concentrarse para poder lograrlo, en los primeros segundos creía ver algo; una tormenta que se esfumó para dar paso al blanco total.

Camille estaba muy concentrada en su lectura y al sentir algo irrumpir en sus pensamientos recurrió a la Oclumancia, aquella arte que su madre se había empeñado que dominara, cerró el libro y en un rápido movimiento giró su cabeza hacia el lugar de donde provenía esa fuerza intrusa. Azul y gris en una batalla por ver quien declinaba primero.