Rak Nha’s, el mercenario caído

TERCERA PARTE

Pasaron cinco años desde que empezó a participar en el contrabando de esclavos, ya era conocido por la mayoría de contrabandistas, era respetado y temido, conocido por no perdonar errores y tomar la vida sin piedad de los que los cometieran. Ascendió en la milicia con el padrinaje del capitán, que ahora era general. Juntos ampliaron el negocio de contrabando que tenían, no solo trayendo esclavos para el “paladín” si no para lo que les pidieran.

Cuando el rey de Ismahru falleció y su hijo menor tomó el trono, las cosas empezaron a cambiar, el joven monarca proclamó la ley que prohibía a los esclavos, lo que era un mal negocio para Rak Nha’s y su padrino, así que estos decidieron dejar el contrabando por algunos meses, para investigar rutas alternativas para no ser capturados.

Una mañana Rak Nha’s se dio con la peor sorpresa, su anciana abuela había enfermado, los años habían hecho estragos en sus pulmones y empezaba a escupir coágulos de sangre, trajo a los mejores médicos de la ciudad, pero nadie le daba esperanzas, sin embargo él no se resignaba, y utilizó todos los contactos que tenía en el bajo mundo, entre las sombras obtuvo una ligera esperanza, le dijeron que un barco de contrabando traería una medicina mágica de los ancestrales, que podía curar cualquier mal.

Él sabía que el riesgo era demasiado alto, pero la vida de su abuela era más importante, así que se contactó con el capitán del barco. Llegaron a un acuerdo para hacer el desembarco a media noche en una pequeña caleta a unos cuantos kilómetros de la ciudad, él se encargaría de que no hubiera nadie para detenerlos, pidiendo como único pago la medicina.

En la noche, salió furtivo de casa y se dirigió a dicha caleta, cuando llegó, se encontró con una pequeña patrulla de cuatro militares que vigilaban aquel lugar, sin dudar se acercó a ellos, quienes lo reconocieron y saludaron, incluso uno de ellos lo admiraba, cuando se distrajeron sacó su espada y sin piedad acabó con sus vidas, después hizo las señas que había acordado con el capitán.

Cuando la embarcación terminó de descargar, el capitán le entregó la medicina como habían acordado, Rak Nha’s tomó un caballo y partió raudo a su casa, pero cuando llegó, vio las lámparas del cuarto de su abuela prendidas, con el miedo abrazando su mente corrió escaleras arriba, cuando entró al cuarto, vio a un medico y a su empleada de confianza de pie al lado de la cama, el médico le indicó que tuvo un ataque muy severo y no logró salvarse. El mundo de Rak Nha’s se empezó a derrumbar, el amor por su abuela comenzó a agrietarle el corazón, se arrodilló a su lado y besando su arrugada mano, rogó su perdón.

No tuvo tiempo de terminar de llorar su muerte cuando su criado entró sin aliento en la habitación, contándole que cuando la abuela tuvo el ataque, él fue a buscarlo al cuartel, pero no lo encontró, en cambio escuchó como un soldado le decía al mayor que él estuvo en la caleta y que vio a Rak Nha’s matar a sus cuatro compañeros para dejar desembarcar a los contrabandistas. Un escalofrió recorrió su espalda, volteó a ver a su abuela muerta y tomó la decisión de escapar, ya nada lo ataba a esa ciudad y había echado todo su por venir a la borda.




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