Ramé

11; Bambi

Esᴛᴀ́ sᴏɴᴀɴᴅᴏ Lᴇ́ᴏɴ ﹣ Sᴜʀʀᴏᴜɴᴅ ᴍᴇ
 

Viernes 11:34 pm

Cachonda.

Así me había dejado Leo después de nuestro paseo en caballo. Podía sentirlo duro detrás de mí y me encontré caliente como él; incluso cuando me bajó del caballo y se fue corriendo a casa.

Yo había estado jodidamente caliente y no había sabido qué hacer. Así que, me fui a la nevera y bebí agua fría; que no me ayudó en nada.

No pude hablarlo con Bárbara porque no lo entendería, así que, estoy intentando llevar todo esto lo mejor que puedo.

Nunca he sentido ese deseo por nadie, y Leo, lo consigue. Quizás es porque él también se siente atraído por mi. O quizás es porque es el primer chico que se ha interesado por mí y mi cuerpo reacciona a él totalmente necesitado.

He tenido sueños subidos de tono con Leo y eso no me está ayudando tampoco. Por lo tanto, lo único que hago es mantener un poco la distancia con él. ¿Por qué lo hago? Porque no me importaría saltar sobre él en cualquier momento.

Estamos en casa de Justin, sentados en los sofás o el suelo viendo una película. Yo estoy en el suelo a pesar de que Roddy me ha ofrecido sentarme a su lado. Sin embargo, tengo las piernas del chico justo al lado de mi cabeza.

Leo, está sentado de mala manera en un sillón, y Kenzie está sobre su regazo, acurrucada. Ronan está a mi lado porque ahora soy su amiga favorita y mantiene a Roddy detrás de la línea para que no me toque, lo que me parece dulce, pero no necesito a nadie para mantener distancia con Roddy.

Ronan se tapa los ojos y dejo de mirar a Leo para volver mi vista a la pantalla. Una película de miedo había sido lo escogido esta noche y Ronan no lo está pasando muy bien aunque presume que es mayor y estas películas no le dan miedo.

Lo que es una pena es que mi relación con Leo ya no sea como antes. Él ha estado evitándome más que yo a él y cada vez que nos toca hacer algo juntos se mantiene distante y callado.

Bárbara no ha notado nada porque ahora mismo vive en su propio mundo, cosa que agradezco, pero Diego... ¿Sabe algo?

Lo que puedo observar es que Justin no está muy contento de que Kenzie esté en el regazo de Leo. Los mira con sus labios apretados y tiene el ceño fruncido la mayor parte del tiempo.

¿Habrían tenido algo Leo y Kenzie alguna vez?

Me levanto para ir al baño y cuando estoy dentro, abro el grifo y mojo mi nuca. Lo que siento no puede ser bueno y tengo que despejar mis sueños húmedos y mi calentura fuera de mi antes de que explote.

Al salir del baño y llegar a la sala, los chicos ya se están moviendo porque la película ha acabado.

— Te has perdido el final —me dice Ronan.

— Oh, ya la había visto de todos modos —le sonrío y paso una mano por su pelo.

— Kenzie no puede acercarnos hoy —me dice Diego—. Tendremos que caminar.

— Oh, claro —sonrío y miro a Kenzie, que le sonríe a Leo de lado. ¿Está coqueteando?

— Puedo llevaros yo —sugiere Roddy poniéndose a mi lado y pasando su brazo por mis hombros.

— No hace falta, nos vendrá bien caminar —digo y miro a Diego, que está apunto de decirle a su amigo que sí.

— Sí, nos vendrá bien caminar —rasca su nuca y mira a su gemelo—. ¡Vamos, tío! No vamos a llegar en la vida a casa.

— Bueno, nos vemos en las fiestas entonces —dice Roddy quitando su brazo de mis hombros—. No tengo tu número de teléfono.

— No tengo nada de cobertura aquí. Ni siquiera lo llevo encima, es más, creo que está incluso apagado.

— Podríamos estar en contacto cuando acabe el verano.

— Deja de ligar con mi chica —Diego pone su brazo alrededor de mis hombros y me hace girar—. Respeta a mi hermana.

— Oh, vamos —se ríe—. No es tu hermana.

— Sí que lo es.

Salimos de casa de Justin y ni siquiera me aseguro que Bárbara y Leo nos siguen. Empiezo a caminar con Diego y rodeo su cintura con mi brazo porque aún no me ha soltado.

— ¿No te gusta Roddy? —Pregunta— Puedo patear su trasero si te molesta, pero no es mal chico.

— No he dicho que lo sea. No sé si estoy segura de querer un rollo de verano.

— Créeme, si hubiese una chica por aquí que no conociese, me gustaría tener un rollo de verano. Son experiencias.

— ¿Para contar a tus hijos?

— Para disfrutarlas. Algo loco y sin compromiso.

Sonrío y siento las pisadas de Leo y Bárbara detrás de nosotros, pero están alejados. El camino es un poco oscuro y me siento protegida porque voy con ellos dos. A pesar de que nos acabamos de conocer, sé que vamos a estar todos a una.

He podido observar que para ellos la familia es muy importante, y nosotras ahora formamos parte de ella.

— Supongo que debo dejarme llevar.

— Todo lo que pase en Concepción, se queda en Concepción, te lo prometo. Nadie va a decir nada, puedes hacer lo que quieras.

— ¿Puedo montar a caballo desnuda?

— Oh, Dios, no hagas eso —jadea—. Recuerda que somos personas y estamos en sequía.

Suelto una carcajada y lo empujo. Diego tira de mi pelo y huyo de él para que no vuelva a hacerlo. El problema de Roddy es que ni siquiera he dado mi primer beso, y tampoco me he acostado con nadie, por supuesto.

Soy inexperta respecto a todo y sé que él se dará cuenta en cuanto me bese y no quiero que corra la voz de que soy virgen, nadie tiene por qué saberlo y por ahora, Roddy no es alguien de quien me pueda fiar, no lo conozco.

Me quedo petrificada cuando algo pasa por delante de mí a la velocidad del rayo. Ha cruzado la carretera de un lado a otro  y doy pasos hacia atrás para chocarme con un cuerpo.

— ¿Qué era eso? —Pregunto.

— Una rata —dice Diego a mi derecha.

Una rata mutante, por lo menos. Las manos de Leo se ponen en mis hombros —ya que está detrás de mí— y me empuja para que vuelva a caminar.

— Ni siquiera sé por qué estamos yendo caminando. Roddy se ha ofrecido a llevarnos —dice Bárbara.



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En el texto hay: comedia, romance, juveniladulto

Editado: 12.09.2021

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