Ramé

12; Leo

Esᴛᴀ́ sᴏɴᴀɴᴅᴏ Yᴇᴀʀs ᴀɴᴅ Yᴇᴀʀs ﹣ Hʏᴘɴᴏᴛɪsᴇᴅ

Jueves 12:34 pm

La música suena por todo el recinto y muchas personas se aglomeran para ver los rodeos. Estos días son los únicos en los que el pueblo se llena, o por lo menos esta zona.

Los rodeos ya han comenzado, también el movimiento de cerveza y la música. Todos vienen aquí a echar un buen momento y la gente del pueblo hace que todos sean bien recibidos. Hace calor, por lo que las chicas llevan pantalones cortos, top y botas, aunque Bambi y Bárbara llevan sus deportivas.

Sostengo una cerveza entre mis manos y tengo una sonrisa en mi boca porque Charlie acaba de intentar ligar con una chica pero ha fracasado. Viene con cara de derrota hacia nosotros y Roddy le da en el brazo.

— No ha funcionado —se encoge de hombros y mira a Bárbara, sabiendo que es imposible con ella.

Diego viene hacia nosotros bailando y cantando. Pone su brazo alrededor de los hombros de Ginger y empieza a bailar con ella, aunque la tímida Ginger ni siquiera es capaz de mirarlo a los ojos.

Mi vista se encuentra con el cuerpo de Bambi, está de espaldas a mí. Lleva unos shorts y un top blanco dejando sus hombros y parte de su abdomen al descubierto.

Su pelo está suelto brilla con el sol, cae en ondas hacia su espalda y no deja de moverlo de un lado a otro; no va a tardar en recogerlo en una cola.

— Es guapa —la voz de Roddy me asusta y lo miro a través de mis gafas de sol.

— ¿Eh?

— Kenzie, es guapa y le gustas. ¿Por qué no te lanzas?

— No me gusta de esa forma —le aseguro.

Ni siquiera estaba mirándola a ella, si no la chica a la que él quiere ligarse pero se lo está poniendo difícil. No sé si Bambi sabe el efecto que causa en mí, pero pidiéndome perdón en la cocina me pareció tan inocente que tuve que enviarla a la cama si no quería cometer una locura en la mesa de la cocina.

— ¿No? Pensé que sí, siempre te he visto a su lado y muy protector con ella.

— Soy su amigo, ¿no es eso lo que hacen los amigos?

— Por supuesto, pero ella no me deja acercarme tanto, solo a ti. Y a tu hermano claro. Quizás está deseando un trío con los gemelos West. ¿Quién no? —Golpeo su hombro con una sonrisa en mi rostro y él también se ríe.

Desde esa noche, había intentado volver a la normalidad con ella, siendo agradable como me pedía pero manteniendo las distancias, nada de oler su perfume o tocarla. Si su hermana no hubiera estado durmiendo en la cabaña, hubiera pensado que quería que la acompañara para invitarme a pasar, pero no, claro que no.

Bárbara se pone a mi lado y la miro. — Necesito una botella de agua, Leo. Creo que Bambi va a deshidratarse, hace mucha calor aquí.

— ¿Por qué no vas a comprar una?

— Quiero que vengas conmigo, venga —tira de mi mano y suspiro para acompañarla. Mucha gente se concentra alrededor de las barras bajo las carpas.

Esperamos la cola para comprar el agua en silencio y hasta que ella se pone frente a mí con los brazos cruzados.

— Dile a tu amigo Charlie que no voy a caer en sus redes.

Sonrío de lado. — ¿Le interesas a Charlie?

— ¡Claro que sí! Y tú lo sabes —me señala— No quiero que se esfuerce en vano, que pierda su tiempo.

— Lo tendré en cuenta, ¿y que hay de Roddy?

— ¿Qué pasa con él? —Se mira las uñas con una mueca.

A las chicas se les habían roto las uñas con el trabajo en la granja y ahora ambas las tenían cortas y sin pintar.

— Está interesado en Bambi.

— ¿En "B"? —Me pregunta ella alzando sus cejas.

— Sí. No quiero que tampoco se esfuerce en vano, ten compasión por el chico.

— A mi hermana le hace falta que alguien vaya detrás de ella. Le viene bien un rollo de verano y Roddy es dulce.

Sí... Dulce. No puedo decirle a Roddy que a Bambi no le interesa porque sé que no va a rendirse; de todos modos, yo ni siquiera debería pensar en esto.

Cuando consigo la botella de agua para Bárbara, ella besa mi mejilla y me agradece para dirigirse a grandes zancadas hacia donde están las chicas.

Me dirijo a donde están los rodeos y me apoyo en la valla para observarlos. He visto esto desde que era un niño, pero nunca he querido participar. Seguramente me caería y me rompería alguna articulación.

— Es un poco loco.

Su dulce voz me hace mirar hacia abajo y la veo con la botella de agua. Su pelo está recogido en una trenza y el sol da con fuerza en su cabeza.

— Y divertido —añado tocándole la cabeza para notarla caliente.

Me quito el sombrero y se lo pongo a ella. Tiene que echar un poco el sombrero hacia atrás para poder mirarme.

— No necesito uno —dice.

— Lo necesitas. Deja que cuidemos de ti, eres la más pequeña de nosotros. Aunque podrías hacerme dicho que querías agua, no te hubiera dicho que no.

— No la pedí. Beber cerveza con esta calor dudo que sea recomendable.

— ¿Por qué?

— Te deshidrata.

Sonrío y cojo la botella de sus manos para darle un trago. Se la devuelvo y ella mira el rodeo. Jack llegó a participar una vez y no lo hizo mal. Mi primo se quedó encima más tiempo del que apostamos. Ninguno daba una mierda por él en ese momento.

— ¿Te gustaría hacerlo algún día? —Le pregunto.

— Oh, no. Un día en la feria me subí a un toro mecánico y no acabó muy bien la cosa —se ríe suavemente—. Salí volando al segundo movimiento. Directa a la colchoneta.

Sonrío porque puedo imaginármela. “He is a Tejano” está sonando. Hay música en directo y Bambi mueve su cabeza al ritmo del country. Estamos esperando al siguiente vaquero.

— He is a Tejano —Bambi me mira y canta— and he speak no Mejicanooooo.

La voz grave que pone al final me hace reír y le doy en el sombrero haciendo que ella se queje.

— Estoy intentando integrarme en la familia. Parece que tu abuelo va a patearme el trasero con sus botas algún día de estos.



#21804 en Novela romántica
#4506 en Joven Adulto

En el texto hay: comedia, romance, juveniladulto

Editado: 12.09.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.