Esᴛᴀ́ sᴏɴᴀɴᴅᴏ Sᴛᴇᴠᴇ Vᴏɪᴅ﹐ Aɴᴅʏ Mᴀʀsʜ ﹣ Cʟᴏsᴜʀᴇ
Sábado 5:31 pm
He soñado con él toda la noche. Me costó dormirme porque había estado pensando en el momento que habíamos vivido. Jamás había tenido un orgasmo y fue genial, él lo hizo genial.
Nos hemos mirado durante todo el día, y solo pudimos compartir un momento a solas en la orilla. Yo estaba sentada y él se sentó a mi lado, haciendo que nuestras piernas se rozaran.
Nuestra conversación no duró mucho porque Kenzie gritó llamando la atención de todos. El chico que me vuelve loca se levantó a la velocidad del rayo y entró en el agua para sacarla. Le picó una medusa.
Despejaron el agua y él la cogió en peso para llevarla al puesto de socorro. Ronan iba detrás corriendo, al igual que Justin mientras los demás nos quedábamos allí, preocupados.
Bueno, yo no estaba preocupada. Yo estaba analizando lo que había pasado, y me di cuenta que Kenzie es importante para Leo, muy importante.
Leo había estado con ella incluso horas después, estrechándola entre sus brazos y besando su frente. Esa chica merodea a su alrededor y él la deja, los he estado observando. Es como si él fuese el centro de su universo y ella solo pudiese girar a su alrededor.
Está anocheciendo y seguimos en el agua, todos, menos Kenzie y Ginger que estaban en las toallas. Leo se encuentra en el centro del círculo que hemos formado.
Nos estamos pasando la pelota y si él la coge, el que la ha tirado, se tiene que poner en el centro. Charlie tira la pelota hacia arriba y veo que viene hacia mí. El pretendiente de mi hermana me grita que la coja pero cuando salto, ni siquiera mis dedos la rozan.
Leo corre hacia mí, o bueno, hacia la pelota. Me giro y empiezo a correr todo lo que me permite el agua para poder cogerla. Grito porque él está a mi lado cuando voy a coger la pelota, pero se resbala de entre mis manos al sujetarla. Leo pone su brazo alrededor de mi cintura y me echa a un lado para alcanzar la pelota.
Tiro de su brazo y lucho con él para coger la pelota a tiempo. Salto sobre ella y me da en la barbilla haciendo que el chico que me tiene completamente en las nubes, suelte una carcajada. Vuelvo a saltar sobre ella antes que él y la aprieto contra mi pecho.
Leo me tira agua y me río. Sé que no ha cogido la pelota porque no ha querido, no porque no haya tenido oportunidad. Me pongo derecha y él me sonríe.
— Ahora tendrás que tirarla sin que yo la coja, deberías haber dejado que la cogiera.
Mierda, tiene razón.
Su risa me hace sonreír en una mueca porque la he cagado un poco, quizás debería de haber dejado que la cogiese y que Charlie se pusiera en medio esta vez. Mi corazón bombea con fuerza cuando, por debajo del agua, él roza mi cintura y tira del elástico de mi bikini.
Se separa de mí y cuando llego a mi sitio, se pone delante de mí. No puedo tirar la pelota hacia ningún lado porque él la interceptará y perderé.
— ¡Vamos, Leo! —Pongo mi mano en su duro pecho y lo empujo— Dame algo de vida.
— ¡Es el juego! Tira la pelota —alza sus manos y frunzo el ceño.
— Venga, déjale un poco de espacio hombre —dice Bárbara.
La mira y se aleja un poco, haciendo que yo le tire la pelota a ella. Me mira y sonríe para ir de nuevo a por la pelota.
Miro a Diego y dejo de sonreír en el mismo instante en el que nuestras miradas se cruzan. Me pongo seria y carraspeo porque me ha pillado, pero no dice nada.
Todos sabemos que si me toca ponerme en medio, el juego acaba porque jamás podré coger la pelota, así que, fingen que nunca llegan a por la pelota o que no pueden cogerla cuando yo la lanzo.
— Has tenido suerte —me dice Leo mientras salimos del mar.
— Muchísima, me encanta jugar con vosotros.
— ¡Eh, Bambi! —Roddy me espera en la orilla y llama mi atención— ¿Quieres dar un paseo?
— Qué pesado —murmura Leo y sonrío—. Ya vamos a cenar, ¿te la vas a llevar? Acaba de decirme que se muere de hambre y la creo, escucho sus tripas rugir desde aquí.
Se pasa una mano por su pelo y me deja a mí el marrón de contestar ahora. Roddy me mira y Leo también.
— Oh sí, parece que tengo un tigre aquí dentro —río un poco—, necesito comer algo. Podemos ir a dar un paseo cuando lo haga.
— Genial —Roddy asiente y Leo me mira con la ceja alzada.
Ruedo los ojos y lo empujo un poco cuando paso por su lado para seguir a Roddy hacia las toallas. Los dedos de Leo rozan mi espalda y camino lentamente. Me estremezco ante su toque y lo miro.
— Dudo que podamos tener algo de intimidad esta noche —chasquea su lengua y muerdo mi labio inferior. Su mano se pone en mi brazo y baja hasta llegar a mi muñeca. Dejo de caminar y me giro para estar frente a él.
— ¿Y cuándo? —Le pregunto.
— Mañana cuando volvamos a la granja y todos duerman. Solo tienes que intentar no quedarte dormida —suelta mi muñeca y su vista baja hacia mi cuerpo.
— No lo haré —alzo mi mano para tocar su pecho pero me detengo a medio camino—. Leo... Quiero tocarte.
— Oh, mierda, B —gruñe en voz baja y pasa una mano por su pelo—. Sígueme la corriente.
Me esquiva y empieza a caminar. Parpadeo un par de veces y camino más deprisa para seguirle el paso.
— Tenemos que ir un momento a la farmacia —dice Leo cogiendo su camiseta y poniéndosela.
— ¿A la farmacia? —Pregunta Roddy.
Me pongo nerviosa y miro a mi alrededor, Bárbara no está, habrá ido a ducharse.
— Sí, es que me he puesto mala con el periodo, es una mierda —digo cogiendo el vestido y metiéndolo por mi cabeza.
— Tengo tus sandalias, Bambi —dice Leo—. No tardaremos.
— ¿Llevas la cartera, Leo? —Le pregunto.
— Sí.
— Bien, ahora venimos —les sonrío a los chicos y sigo a Leo, que ya va caminando hacia el camino de madera.
Pone mis sandalias en la madera y meto mis pies en ella. Él se pone las suyas y yo pongo las manos alrededor de mi cabello para exprimir el agua que hay en él. Yo estoy mojando mi vestido con mi bikini pero no me importa.