Ramé

23; Bambi

Esᴛᴀ́ sᴏɴᴀɴᴅᴏ Lᴏᴏᴛᴇ ᴅᴛ Gɴᴀsʜ ﹣ 85%

Viernes 11:23 pm

 

Roddy me mira emocionado mientras me habla. No se ha despegado de mí en toda la noche y no me molesta, me lo estoy pasando bien. Es divertido y, aunque Bárbara me haya dicho que quiere meterse en mis bragas, no lo ha intentado.

No ha hecho ningún movimiento. Ronan no está por aquí, así que Roddy habla conmigo tranquilamente sabiendo que el pequeño no nos va a interrumpir.

— Así que... Esa es la historia de cómo acabé borracho en el jardín de la vecina.

— ¿Y no pensaste cuando te despertaste que tenías un problema con la bebida?

— ¿Qué? —Roddy suelta una carcajada y pellizca mi mejilla— Solo fue una noche de desfase.

— Te despertaste desnudo en el jardín de la vecina —me río—. ¿Qué bebiste?

— ¿Sinceramente? No lo recuerdo. ¿Nunca te has emborrachado?

— No, no hasta ese punto, Roddy —le sonrío.

Esta es la primera vez que bebo alcohol en grandes cantidades. Aquí la cerveza se bebe como si fuera agua y no los juzgo, me gusta el sabor amargo y el pequeño mareo que me hace sentir. Incluso soy más risueña cuando llego unas cuantas cervezas.

Miro de reojo a Leo, que está solo sentado en una silla con el ceño fruncido. No puedo ir y sentarme en su regazo y preguntarle qué le pasa, me mantengo distante. Lo peor es que Diego está inquieto, caminando de un lado a otro y Justin está sentado al lado de Leo con el mismo semblante preocupado.

— Están preocupados por Kenzie —dice Roddy a mi lado—. Es muy raro que ella no venga.

Hago una mueca de disgusto porque no quiero ponerme en lo peor, no quiero que le pase nada.

Ginger está hablando con Bárbara y Charlie está en su mundo, mirando a mi hermana mientras sujeta una cerveza en su mano.

— ¿Qué crees que le ha pasado? —Lo miro.

— No lo sé, espero que nada malo y solo tenga un día malo.

Un teléfono suena y miro con rapidez a Leo, que se levanta de la silla al igual que Justin y pone el teléfono en su oreja.

— ¿Kenzie? Voy para allá.

No hace falta que diga más. Diego y Justin sale corriendo detrás de él, porque ha salido a la velocidad de la luz.

Miro a Roddy y este frunce el ceño mientras hace una mueca con su boca. Está preocupado.

— ¿Roddy?

— No lo sé, no lo sé —pasa una mano por su pelo y mira a Charlie, que tiene el mismo semblante que él.

Bárbara los mira confusa y Ginger se levanta de la silla. — Creo que deberíamos irnos —dice.

— ¿Irnos? Querrás decir ir a casa de Kenzie a ver qué pasa —opina Roddy.

— No, ya hay demasiada gente allí.

— Ginger tiene razón, ya nos llamaran, pero no tenéis por qué iros —Charlie pone una mano en su nuca.

Charlie lo que quiere es pasar más tiempo con Bárbara, aunque ella ha estado evitándolo durante el tiempo que hemos estado aquí.

Roddy me abre la puerta del copiloto para que entre y le sonrío abiertamente.

— Deja de ser así, Roddy, voy a vomitar —murmura Ginger entrando en la parte trasera del coche.

Ignoro lo que ha dicho Ginger y me subo al coche. Roddy deja primero a Ginger en su casa y mi hermana empieza a bombardear con preguntas al chico hasta que este le cuenta la historia de Kenzie, lo mismo que me contó a mí.

— Qué pena, espero que esté bien —murmura.

— Yo también —suspira Roddy.

Estoy callada porque no puedo dejar de pensar en él. Porque necesito saber que todo va bien y no lo sé, no sé nada.

Tengo elefantes en mi estómago cada vez que él me mira y mi corazón golpea tan fuerte contra mi pecho que parece que se va a salir.

Nunca he conocido a un chico así. Estoy en una burbuja y no quiero que estalle; no quiero volver a la realidad, no quiero separarme de él. Quiero y necesito estar más tiempo con Leo. Quiero llamar su atención, quiero que me mire, que quiera conocerme, porque yo quiero conocerlo.

Quiero que me cuente las cosas que le rondan por la cabeza, sus sueños, sus pesadillas, sus miedos... Quiero ver su película favorita con él y comer palomitas mientras la vemos.

Son tantas cosas que no haré ninguna, y me asusta porque esto que siento por él no es normal.

— Bueno, vuestro destino —dice Roddy.

— Gracias, Roddy —le agradezco abriendo la puerta.

— ¿Y mi beso? —Pregunta cuando mi hermana ya ha salido del coche.

— ¿Qué?

— Mi beso —señala su mejilla.

Miro hacia atrás para ver a Bárbara esperándome y me acerco a Roddy para plantar mis labios sobre su mejilla. Lo hago rápido y estoy saliendo del coche dos segundos después.

Cierro la puerta y me despido de él con la mano. Camino junto a Bárbara por el camino que lleva a casa, solo se escuchan nuestras pisadas en medio del silencio.

Ella lleva la linterna de su móvil apuntando al camino porque solo está encendida la luz del porche pero no se ve una mierda tan lejos.

— ¿No has pensado en tener algo con Roddy? Aunque sea un beso.

— No —niego con la cabeza—, no me gusta Roddy.

— Es guapo.

— Sí, pero no me gusta —me encojo de hombros.

Me gusta el chico que se ha ido corriendo a ver qué le pasa a su amiga. Cada vez que estoy a solas con Leo me siento en una burbuja, yo puedo perfectamente tocar el cielo con mis manos y sonreír con felicidad porque él está a mi lado.

— Tengo ganas de irme de fiesta, quizás vaya cuando volvamos a casa, para cerrar con broche de oro el verano.

— ¿Qué tal con Charlie?

— Bambi, fue un error, olvídalo —mueve su mano con desdén—. Amo a Asher.

— De acuerdo.

Me quedo callada y llegamos a la cabaña sin hacer ruido. Nos ponemos el pijama y nos acostamos. Mi hermana tarde un poco en dormirse, pero yo tardo más.

No dejo de dar vueltas en la cama porque no sé si estoy preocupada o estoy celosa. Nunca he experimentado esto, este sentimiento. No pueden ser celos porque no estoy celosa de Kenzie, pero estoy intranquila. Sí, estoy intranquila por lo que pueda haber pasado.



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En el texto hay: comedia, romance, juveniladulto

Editado: 12.09.2021

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