Esᴛᴀ́ sᴏɴᴀɴᴅᴏ Bᴏʏ Uɴ Sᴘᴀᴄᴇ - Dʀᴏᴡɴ
Jueves 10:45 am
El tiempo siempre pasa rápido y me arrepiento de no haberlo aprovechado como es debido. Siempre me pasa, creo que estoy viviendo el momento pero cuando miro atrás, me equivoco.
La navidad ha llegado y esta vez, Leo no me recoge, lo hace mamá, por lo que presiento que no voy a poder tener ningún momento de intimidad con él estas vacaciones.
La universidad me ha tenido bastante ocupada y apenas hemos hablado en este último mes, pero lo hemos intentando porque siempre hay un momento de tu tiempo para hablar con las personas que te importan.
Si no te busca, es que no le importas.
Y Leo me busca, y yo lo busco a él.
Nunca quise enamorarme, pero él atravesó los muros que rodeaban a mi corazón y yo no opuse mucha resistencia. Me tiré de cabeza a la piscina porque él me estaba esperando para cogerme.
- Estás muy callada -mamá llama mi atención y miro su pelo pelirrojo teñido que le queda de maravilla- ¿En qué piensas?
- En nada. Me alegro que todo vaya bien con Tom, aunque... ¿No crees que vais muy rápido?
- ¿Rápido? -Se ríe suavemente- No tenemos veinte años. Lo quiero y él me quiere. Congeniamos bien juntos, ¿por qué no? Ya he perdido demasiados años con tu padre.
- Si estás feliz con él -me encojo de hombros-. Yo te apoyo.
Mamá me mira con una sonrisa en su rostro, agradecida. Le sonrío un poco. Quiero que ella sea feliz y también quiero que lo que tengo con Leo vaya bien.
Tengo sentimientos encontrados y a veces pienso demasiado y me asusto por lo que podría pasar. No quiero un corazón roto. Y digo un corazón roto porque Leo ha calado hondo.
Me gusta mucho y me gusta cómo me hace sentir cuando estoy con él.
- Yo me alegro de que os llevéis bien con los gemelos. Supe desde el primer momento en el que os vi juntos que seríais como hermanos, y no me equivoqué -Voy a abrir la boca para hablar pero la cierro y ella continúa hablando-: Además, estar en la granja os ha venido bien para conoceros, se nota que ya hay mucha complicidad entre los cuatro.
Oh, y tanta, mamá.
- Enviarnos a la granja fue una buena idea, pero no más, por favor. No sé si te lo perdonaré algún día.
Mamá suelta una carcajada y me mira de reojo, divertida. Agradezco que nos haya enviado a la granja porque gracias a eso no he conocido a Leo mi futuro hermanastro, conocí a Leo West, un chico increíble que me gusta y yo le gusto a él.
- Bueno, bueno, ¿No te lo pasaste bien? He oído que hubo mucho alcohol.
- Solo cerveza.
- No quiero que bebas mucho, aún eres pequeña y...
- Mamá, por favor, no, tranquila. Sé cuidar de mi misma.
- Lo sé, y por eso no me preocupo por ti como lo hago con Bárbara por ejemplo. Ella está un poco más loca -hace una mueca-. No sé si lo suyo con Asher tiene futuro, ¿Sabes algo? ¿Pasó algo en la granja? ¿Y tú? ¿Conociste algún vaquero guapo?
- Mamá... -me quejo.
- ¡Sólo pregunto! -Se ríe- Venga, soy una madre moderna, puedes contarme lo que sea.
- No sé que le pasa a Bárbara con Asher, supongo que muchos años de relación. Y bueno, algún chico guapo si había, pero no pasó nada.
- ¿Ni un besito, cariño? -Me mira un momento para después volver su vista a la carretera.
- No, mamá.
- Bueno, cada uno experimenta las cosas a la edad que quiere o a la edad que les llega, pero... No hay nada malo en dar besitos.
Jadeo en voz alta haciéndola reír y pongo mis manos en mi rostro, avergonzada porque no quiero hablar de eso. Soy demasiado reservada en esos temas y hablarlo con mi madre pues no.
- Sé que no hay nada malo en dar besitos, mamá, pero no surgió nada. Supongo que soy demasiado genial para cualquier chico.
- Vaya, me alegra que pienses así. Antes no lo pensabas y ahora... Me gusta que tengas autoestima. Siempre has vivido a la sombra de tu hermana y estaba esperando el día que salieras de ella.
- ¿A la sombra de Barb?
- Sois mis hijas, os conozco y os observo. Y siempre has estado detrás de Bárbara, como si fuera tu escudo, me alegro que ya tengas uno propio.
- Lo tengo desde hace que entré a la universidad, mamá.
- Lo sé, pero ahora te veo mejor, más reforzada. Eres preciosa y caliente, Bambi.
- Lo sé.
- Me alegro que lo sepas -sonríe.
Me había costado buscar mi autoestima y la había encontrado. Aunque nunca me he visto estando a la sombra de Bárbara, aunque ahora, pensándolo mejor y fríamente... Puede que sí.
Pero eso ya ha cambiado y siento que estar en la granja y conocer gente nueva, me ha venido bien. La universidad apesta, o por lo menos para mí, claro.
- Estoy nerviosa -dice mamá sorprendiéndome-. Nuestra familia va a conocerse.
- ¿Puedo saber cómo lo haréis? Él sigue viviendo en Texas, ¿no?
Mamá suspira pesadamente y me mira con una mueca de disgusto en su rostro. Quizás no debí haber sacado el tema.
- Es complicado. Ambos tenemos un buen sueldo, pero tengo que admitir que su trabajo es más estable que el mío, estamos hablando de ello.
Asiento y me quedo callada mientras escucho las noticias en la radio. Miro mi teléfono para comprobar si Leo me ha hablado pero no tengo ningún mensaje. Hago una mueca y no le escribo por si está conduciendo.
- ¿Entonces aún no ha habido ningún besito con nadie?
- ¡Mamá!
Ella suelta una sonora carcajada y niego con la cabeza.
- ¿Por qué no me lo quieres contar? ¡Es algo natural! Es un beso. A Bárbara tenía que pararla para que no me contara tantos detalles.
- Sí, ya di mi primer beso.
- ¿Con quien? -Quiere saber.
- Un chico de la universidad -miento.
- ¿Y cómo era? ¿Sólo fue un beso?
La miro y ella hace una seña a su boca para no preguntar más sobre eso. Sabe que no me gusta hablar de esas cosas. Mi madre es como nuestra amiga, pero le cuento poco porque me gusta tener intimidad, incluso a veces no le cuento a Bárbara lo que siento, cómo me siento o lo que sea. No, y mucho menos lo de Leo.