Ramé

Capítulo 4

Daniela


 

A mis 21 años puedo decir que soy una persona feliz, cosa que nunca he negado y le debo parte de esto a mis padres. Estudio la carrera que siempre quise, tengo un departamento de ensueño, un hermano que daría la vida por mí y hasta hace unos años tenía dos amigas que son lo máximo, en la actualidad eso no ha cambiado simplemente aumentó, ahora también cuento con la amistad de Elissa —otra vez— y de Laura.


 

También he aprendido a las malas que la vida no es color de rosas todo el tiempo. Me he sentido culpable por mis actos en varias ocasiones. Y el amor que tuve desde que era una niña aún sigue vigente en mi corazón. Todavía sueño con vivir mi propia historia de amor, mi propio cliché de después de tantos años estar con el amor de tu infancia.


 

Cuando Elissa me avisó que su hermano ya partía de New York y se encontraba aquí en Chicago no puedo mencionar todas las cosas que pasaron, mi corazón se detuvo por un instante pensando en las tantas cosas que podrían suceder ¿Y sí tiene novia? ¿Sí no me recuerda? ¿Tan siquiera se acordará de alguno de nosotros?


 

El nerviosismo estuvo presente en mí cuando toque la puerta de la casa Harrison, y cuando Edward abrió todos los recuerdos de mi infancia llegaron a mí. El hombre sigue siendo el mismo tío sonriente pero más apagado que antes. Elissa esperó conmigo delante de su casa hasta que la única persona que me ha robado más de un suspiro toda mi vida saliera por la puerta con una camisa que tenía los primeros botones abiertos, arreglando el reloj de su muñeca y sonriéndole a su hermana.


 

»Mike está guapísimo« fue lo primero que cruzó por mi mente cuando lo ví. Con ese traje perfecto impecable y esa dulzura al saludarme.

Es aquí cuando me doy cuenta de que por más fiestas, por más chicos, nunca lo voy a superar, fue mi primer beso, y me arriesgo a pensar que mi más grande amor.


 

Muchos piensan que me acerqué a Elissa por él, pero no es cierto, yo la adoro, desde el primer día de universidad entablamos conversación y cuando descubrí que era Elissa Harrison, los recuerdos me nublaron la mente. Hace 10 años ellos se mudaron a New York, papá y mamá nunca nos quieren hablar de eso, las evasivas que hacían los cuatro incluyendo a mis tíos siempre nos dejaban con más dudas que respuestas.


 

Mi hermano y Rafa no saben que estudio con Elissa, no he querido contarlo porque apostaba todo que iban a empezar a hablar de Mike, hasta hoy que ya me verán con ellos.

A la chica no le gusta hacerse fotos ni mucho menos publicarla en las redes sociales, una ves cada mil años subía alguna que otra historia, su vida se definía en: Casa-Escuela y viceversa, para encontrarla en la calle o salir con ella costaba, pero será inevitable que Lisa siga escondiéndose del mundo.


 

—Daniela vamos— la voz de Lisa me saca de mis pensamientos.


 

—¿A dónde?


 

—En el carro de Mike, a la fiesta de tu hermano, está noche, duh.


 

Ah claro obvio, en el carro de Mike...


 

—Ya vámonos— dice Mike sonrojado, eso hace que sonría, se ve tan tierno.


 

—Vamos Elissa— tomo del brazo a mi amiga subiendo al auto.


 

Hoy será una noche larga, lo presiento.

Al doblar la esquina de la dirección que le dí al castaño, ya se ven las luces y el pavimento vibra por la música tan alta.


 

Veo a Mike colocar una mano en la pierna de su hermana y como esta le regala una sonrisa triste. No debe haber sido fácil para ellos esa situación que pasaron...


 

—Llegamos— avisa la chica, aunque es un poco obvio debido a la música no saber que hay una fiesta.


 

—¿Listos para entrar en el Mixtas Christoph's?— pregunto sonriendo y noto cómo Mike evita mirarme a toda costa.


 

—Muy innovador— ríe Elissa por lo bajo.


 

—Entremos— me sorprendo al escuchar al chico, que entra delante de nosotras.


 

En la entrada veo cómo John un amigo de los chicos —es el que está recibiendo a los invitados— hace una seña hacia alguien que está adentro y sigo con la mirada para encontrarme con Carlos asintiendo con la cabeza y fijándose en los mellizos que lo miran todo fuera de lugar.


 

—Vaya alguien estaba esperando que llegara— susurro para mi misma.


 

—¿Que decías? No te escucho— me pregunta Lisa sonriendo.


 

—Que voy por algo de beber, estoy muriendo de la sed.

Ambos hermanos asienten.


 

Me adentro entre la gente saludando a algunos conocidos, veo a mi hermano y su amigo acercarse a paso firme.


 

—¡Hermanitoooo!— le grito haciendo que se giren hacia mi al instante.


 

—Daniela— Rafa me sonríe falsamente— ¿Y los mellizos?


 

Rafael Williams desde antes de nacer era el mejor amigo de mi hermano, cosa que llenó los pechos de nuestros padres de orgullo. Para mí vendría siendo el hermano retozón pero eso no quita en los problemas que se ha metido y lo insoportable y ególatra que puede llegar a ser.


 

—Bien ¿y tú? No voy a dejar que le mires el trastero a MI amiga— enfatizo la última palabra enfurecida, estoy intentando contarles lo que sucede sin fallarle a Lisa de paso.


 

—Si solamente has salido con ella unas...—cuenta con los dedos— ¿dos veces?


 

—Error. Ella estudia psicología conmigo— veo la confusión reflejarse en ambos rostros.


 

—¿Por que yo no sabia nada de esto, Dan?— pregunta mi hermano, frunciendo el ceño.


 

— Solamente piensen en sus reacciones si hace un año se hubieran enterado que la chica volvía a Chicago— trato de darle una vuelta al asunto para no ir al grano— La hubieran ido a conocer y nuestros padres prácticamente se mudarían con ella.




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