12 años atrás
—Mami mira soy muy grande— hablaba una pequeña llamada Elissa sentada en la nuca de su padre haciendo a todos reír con sus ocurrencias.
—Papá yo también quiero ser grande— secundó mini-Daniela, llamando la atención mientras Mike la miraba enternecido.
—Venga pequeña— dijo Óscar Banner levantado a su hija y echando una ojeada a lo que pasaba a toda velocidad por su lado—Chris, Rafa no corran.
Los dos pequeños amigos siguieron en lo suyo como si no hubieran escuchado, correteaban escondiendo los chocolates de las pequeñas. Hasta que el rubio tropezó cayendo al suelo mostrándoles sus dulces.
—¡Mamá, Christopher está robando los chocolates!—chilla la menor de los Banner, al instante sale su madre de la cocina señalando acusadoramente a su hijo con una cuchara.
—Que bonito delantal, Lunita—se burló Nick mirando la prenda que llevaba un letrero en la parte delantera que decía: Soy la mejor cocinera de casa.
—Mi hijo me lo regaló, es algo que no puedo rechazar— contestó muy orgullosa provocando que todos se carcajearan. Así pasaban todas las tardes esa familia de amigos. Mientras Emily Harrison los miraba pensando en como les contaría la horrible noticia a estos.
Elissa
Observo las calles de mi vecindario cuando el recuerdo de una familia feliz montando bicicleta se instala en mi mente. Sus risas podían escucharse hasta en el rincón más incógnito de el lugar.
El día de Halloween cuando se paseaban como si aún fueran adolescentes disfrazados de la familia Addams.
Navidad cuando cantaban karaoke con sus hijos casi dormidos esperando frente al árbol para abrir los regalos.
Cualquier fecha festiva esa familia estable creada por nuestros padres sonreía recalcando que pasara lo que pasara siempre teníamos que estar unidos.
Los recuerdos vividos en esta calle van y vienen como si de un rollo fotográfico se tratara. Lo recuerdo todo con ella y tiene un sabor amargo que me hace sentir fatal. Desde días oscuros hasta los días más sólidos de mi niñez.
Necesito a mi prima urgentemente pero llega en tres días y no quiero arruinarle sus vacaciones.
¿No serán demasiados reencuentros ya? Hoy los Williams, mañana los Banner...
Luna y Óscar Banner, los padres de Christopher y Daniela, habían llegado antes de su viaje y en cuanto su hija les dijo dónde y con quién estábamos, llamaron exigiendo una cena familiar.
—Llegamos princesa— Michael me habla interrumpiendo mis pensamientos—Vamos.
Paso la noche viendo películas con mi hermano, papá en cuanto llegamos se durmió y la pelinegra ya está en casa de sus padres.
No he dejado de pensar en Rafa ¿Como no me imaginé que era él? esos ojos verdes son difíciles de olvidar.
Fue una bofetada de realidad reencontrarnos, cuando tenía la boba imagen de que todo sería igual... han pasado más de diez años, es imposible ser los mismos. Ellos crecieron, maduraron y nosotros también.
Quizás mis expectativas se mantuvieron intactas cuando Daniela Banner cumplió esa promesa que hicimos de niñas de estudiar psicología juntas, cuando vi que su carisma y dulzura seguían intactas.
—¿Que te pareció Rafa, hermanito?— le pregunto a mi hermano, quien arruga la nariz al instante.
—Muy bien, fue bueno volver a hablar con él.
Elevo ambas cejas ante su respuesta y lo nota:—Venga Lisa, no podía ser el mismo, nosotros también cambiamos. Han pasado muchos años— me dice ladeando la cabeza.
—Es solo que... todo es muy abrumador— le digo casi en un susurro.
—Lo sé, princesa. Para papá también lo es...— se pasa la mano por el pelo angustiado, creo que está buscando las palabras para tratar de animarme— pero mírale el lado positivo ¿ver a tía Sara no te alegró?
—No lo sé, Mike, yo... esto es muy difícil— me levanto del sofá tratando de ir a la cocina pero me detiene diciendo:
—Elissa... mírame, aunque no lo creas esto es muy difícil para mí también. Si, ya sé que yo siempre quise volver, por el motivo equis que no vas a mencionar...— me señala cuando ve que intento hablar—Todo esto es un ciclo que va a pasar. Pero yo estoy aquí, para tí. Para abrazarte y regañarte como el hermano mayor que soy— sonríe orgulloso cuando me siento a su lado.
—Solo eres el mayor por unos minutos ¿eh? Que conste— le digo abrazándolo.
Creo que en el fondo me arrepiento de no haber ido a ver al resto de la familia que mis padres y sus amigos se esmeraron en forjar.
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—Al fin hemos llegado— saluda Sara un poco incómoda del viaje.
—Cariño no te quejes ¿sí? ¿no han llegado Luna y Óscar?— inquiere su esposo luego de saludarnos.
—Ahí vienen— responde papá señalando un auto que se acerca.
—¡Hola familia!—saluda Óscar eufóricamente bajando del aut— Ed cuánto tiempo— se dan un apretón de manos y papá tira de su amigo dándole un corto abrazo— Mike, Elissa, que grandes están.
Ambos asentimos y nos da dos palmaditas en los hombros.
Está igual a cómo lo recuerdo, su pelo rubio encrespado y sus lentes de sol en la cabeza, la frialdad es algo típico de el, nunca le han gustado las demostraciones de cariño.
Christopher es idéntico a su padre en la mayoría de los aspectos físicos, pero mi amigo, o al menos cuando niños, era un osito cariñosito. Era el niño más dulce que conocí y el más travieso también.