-Sí, sí, viejo, llevare las flores, no tienes que estármelo recordando cada rato- Un joven hombre, de cabellos azules y un teléfono por el cual se comunicaba con alguien, se notaba realmente irritado.
-Te lo repito, porque sé que cada que vienes a ver a tus tíos, haces tus tonterías- Un suspiro se escuchaba del otro lado, una voz algo cansada, como de un adulto mayor –Sigues siendo un mocoso-
-No, ¿Qué?- Le molestaba que se refiera de esa manera a su persona –Los tíos me aman y siempre me comporto a la altura- Se jactó, caminando por la ciudad, en busca justamente de una florería.
-Tu primero que es cinco años menor, tiene más consideración que tu- Ya estando cansado de discutir con su hijo –Date prisa y no olvides lo que te dije- Sin más le colgó al receptor del mensaje.
-Oye… Pero él…- Gruño, mirando la pantalla de su celular que indicaba que la llamada ha sido cortada –Aah… Como sea… Solo iré comprar las benditas flores y me zafaré del regaño de mi padre- Sonrió con algo de sorna –Me compara con Shion, cuando fui yo quien le enseño a ser así- Hablaba solo, recordando su época de infancia junto a su primo.
Así estuvo, hasta que por fin se topó con una florería, que en el sector donde se encontraba, son realmente escasas.
-¿Florería Piscis?- Rasco su cabeza, realmente le importaba poco donde fuera, con tal de callar a su padre.
Se adentró hacia la pequeña tienda, que se notaba modesta, pero las flores realmente preciosas.
Notando la fragancia de cada una, inundando sus fosas nasales.
Sonrió, no es para nada partidario de las flores o esos detalles, pero en cierta forma el olor le hacía recordar a una época más simple en su vida.
Que la que estaba viviendo, ya estando dentro del mundo de los adultos, trabajando, pagando cuentas, y divertirse con sus amigos de vez en cuando.
Pensó que podría comprar, un ramo de gladiolas… Blancas…
No tenía ni una pizca de gracia para pensar en algo así.
-Buenas tardes, bienvenido- La voz venia del mostrado, pero no se notó nadie cerca –En un momento lo atiendo-
-Sí, está bien- Busco disimuladamente con la mirada al dueño de aquella fina y encantadora voz, por un momento pensó que se trataba de alguna mujer, pero en el segundo dialogo supo que no seria, pues el timbre no era del todo agudo.
Cuando el joven que atiende, pudo terminar su labor detrás del mostrador, se levantó, sacudiéndose algo de polen de las manos y cabello, estaba haciendo un pequeño arreglo, sin tener mucho cuidado.
-Lamento la demora…- Sonrió, fijando sus orbes celestes en el cliente que tenía delante, esperando que le indicara que necesita.
Pobre de este peli azul, pues tan solo al mirar a este joven, sus cabellos largos y finos, de una tonalidad celestes, unos ojos grandes del color del mismo cielo, una tez blanca, complexión delgada, usando un delantal con una flor pintada.
Lo dejo boquiabierto, sin saber que decir ene se momento, pues esa belleza lo desarmo.
-¿Ehm…? ¿Disculpe, señor…?- Este joven, ya se sentía nervioso y algo incómodo pues el cliente no le respondía y a lleva un minuto entero parado, sin responder -¿Se le ofrece algo?- Sonrió temeroso.
-¿Eh? ¿Qué?- Salió de su trance, ascendiendo algo la cabeza, rascándose una mejilla pata disimular –Si, se me ofrece… Eeh…- No recuerda porque había entrado a ese local ahora.
-¿Flores?- Le pregunto, sonriendo disimuladamente.
-Sí, eso… Quiero un ramo de flores por favor- Se acercó al mostrador, quedando solo una distancia corta entre ambos.
-Muy bien- Afirmando, preparando para recibir el encargo, dedico otra sonrisa.
Esa curva en su rostro lo embobaba rápidamente y ahora podía ver que un pequeño lunar debajo del ojo izquierdo, acentuaba solo más esa delicada belleza.
Otro silencio incomodo, hasta que de nuevo el peli celeste hablo.
-¿Cómo quiere el ramo?- Necesitaba saber que flores acomodar, para hacer el trabajo.
-Oh, bueno… No se…- Rasco su cabeza, algo molestó, recordando la conversación con su padre –Es para el cumpleaños de uno de mis tíos y mi viejo quiere que le lleve algo, la verdad no tengo la menor idea- Cruzo sus brazos delante del pecho, sonriendo de una forma picara.
-Pues… Si sus tíos son personas algo mayores, lo claveles y amapolas son perfectas- Cerro los ojos con gracia, afirmando con este gesto sus palabras.
-Si está bien, tu eres el experto- No cuestiono lo que el peli celeste hablo, sin duda tendría mejores ideas que él.
-Muy bien, enseguida estará- Comenzó a ármalo de a poco.
-¿Podrían ser con tonos claros? Él tío Avenir es fanáticos de colores así- Miro al otro, con una especié de coqueteo.
-Claro, es su pedido después de todo- Seguía en su labor dedicado a aquello, aunque de repente miraba de reojo al peli azul, que sin duda no le quitaba los ojos de encima.
Provocando un leve sonrojo en aquella pálida piel.
-No había visto esta florería antes aquí… ¿Es nueva?- Sin duda estaba dispuesto a sacarle información al joven y coquetear mas.
-No, ya tiene años- Rio levemente, entendía el juego, no era la primera vez que le hacían platica de esa forma, pero este hombre sin duda es diferente –Es la florería familia, mi padre la fundo en su juventud, y luego me enseño- Terminaba de armar el ramo con una linda cinta de un tono rojizo.
-Te enseño muy bien por lo que veo- Admiraba el arreglo, pero más a quien sus manos suaves lo hacía.
-Desde pequeño me ha gustado estar rodeado de flores, por eso cuido de ellas en el invernadero y luego las vendemos- La plática que sin duda de a poco se acabaría, se lleva bastante amena.
-Son realmente bellas, porque se parecen a quien las cuida- Lanzo el coqueteo sin más, listo para la reacción que creía seria de sonrojo por parte del peli celeste.
Grave error, pues, aquella dulce sonrisa se volvió en un rostro serio, dedicándole una mirada de mal humor.
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Editado: 15.04.2025