Disclaimer: Para Terry, porque Neil... Neil. What the fuck, Neil?
Crowley, con el pelo rojo largo en un complicado peinado a base de tirabuzones, un vestido negro de falda larga y grandes hombreras y un abrigo de piel peludo tan grande que parece una alfombra de Ikea, toma vodka de una petaca discretamente porque esta jodidamente muerta de frío en el puñetero diciembre de mil novecientos dieciséis, en Rusia, en un rincón de la sala de baile del palacio del Zar Nicolás II mientras busca otra vez discretamente a su objetivo.
La verdad, está hasta el coño del infierno, mira que despertarla después de un siglo para esta mierda… A lo mejor podríamos buscar al objetivo un poco más cerca de la chimenea. ¿Y qué tal que le damos un poco más de marcha a ese fuego, demonios? Las llamas se reflejan en sus gafas de sol como si acabara de lanzar medio litro de gasolina en ellas.
A ver... saca la foto que le han dado otra vez. ¿Quién coño consigue estas tenebrosas fotos tan geniales hechas a oscuras en un cuarto lóbrego con paredes negras y cortinas sombrías, sin velas, todos vestidos de oscuro y a puto media noche?
La acerca al fuego y se baja un poco las gafas de sol para verla porque igual no están ayudando mucho... un hombre de pelo largo con barba larga y bigotes enormes. Básicamente busca pelo, Crowley.
Pelo... pelo, pelo, pelo, pelo... esto sería más fácil si pudiera moverse más libremente por la sala. Ugh. Es que además quiere terminar ya e irse a Londres donde al menos solo llueve, no estamos a trece mil grados bajo cero. ¿Tal vez cerca de donde está la comida?
Con una barbita blanca y discreta, vestido con un trajecito blanco y una capita de armiño encima, una copa en la mano y comiendo el décimo de estos deliciosos bocadillos de caviar, Aziraphale está mirando desde el otro lado de la sala, tratando de encajar con todos y fallando un poco miserablemente como siempre.
La foto del cielo es bastante diferente y perfecta, tomada a la luz del día y a color. Lo que sí es que está es un poco joven, se ve hasta guapo. Y Aziraphale no considera que NADIE aquí se vea así. Solo ve por ahí a alguien misterioso y medio peludo cerca del zar que definitivamente no es el hombre de su foto.
Crowley se acerca al buffet dando algunos saltitos porque sus botas de piel con taconcitos son muy monas pero no son todo lo peludas y gruesas que ALGUIEN DEBIÓ ADVERTIRLE QUE DEBIAN SER. Dando algunas vueltas sobre sí misma y esquivando pobremente los obstáculos, mirando a la gente hasta darle a Aziraphale con el culo sin querer.
—Ohhh…
—Ugh, mira por donde an... —empieza la demonio en ruso, dándose la vuelta y se le corta la frase al darse cuenta de quién es.
Aziraphale parpadea porque… esa voz y el tono…
—Y-You... —parpadea como veintiséis veces reconociéndole al instante.
—C-Crowley? — Aziraphale inclina la cabeza.
—Shhh! —protesta llevándose un dedo a la boca cuando dice su nombre porque se supone que está de incognito—. ¿Qué haces tú aquí?
—P-Pues… tengo una misión. ¿¡Qué haces tú aquí?!
—Yo... también tengo una misión. ¿Por qué estamos los dos aquí muertos de frío en vez de usar el acuerdo?
—Pues porque tú… ¿¡No estabas en el infierno?! —o lo que es lo mismo: Te fuiste para siempre y me abandonaste hace como mil años como un perro bajo la lluvia. Drama, drama, drama.
—Ugh. ¿Qué? No, maldita sea —aprieta los ojos —. Estaba durmiendo.
—Igualmente no deberías hablarme, tengo algo muy delicado entre manos —responde el ángel poniendo los ojos en blanco porque qué excusa de mierda es "Estaba durmiendo" como si estuviéramos hablando de hace un par de días y no de un siglo entero.
—Por lo visto nada dura para siempre... —suspira haciendo drama igual y luego se gira a él sarcásticamente—. Oh. ¿TÚ tienes algo muy delicado entre manos?
—Yes.
—Bueno, ve a tenerlo de ese lado—señala con las manos hacia al otro lado de la sala—. Yo estoy buscando a alguien aquí.
—Yo también. ¿A quién buscas tú?
—No vas a saber quién es —vuelve a mirar alrededor buscando el pelo. Aziraphale bufa un poco.
—Bueno, igualmente por favor no vayas a interrumpir mis actividades ni a delatarme.
—Mmmm... —vuelve a mirarle—. ¿Qué tienes que hacer tú?
—Tengo una misión muy especial del cielo. Debo… deshacerme de un malhechor especialmente peligroso.
—¿Deshacerte?
El ángel le mira de reojo con cara de circunstancias, bastante incómodo de repente por lo que significa eso.
—¿No hay un mandamiento como súper importante sobre deshacerse de la gente? ¿Cómo el segundo o así?
—Es el quinto —se sonroja un poco—. Pero este es un caso excepcional.
—¿El quinto? ¿De veras? El... ¿el quinto? ¿Hay cinco antes que ese? —pregunta toda sorprendida—. Una pensaría que sería un poco más importante que eso... Bueno, ¿y quién es?
—Bueno, hay… No creo que estén en orden de importancia necesariamente. Ehm… es un monje loco.
—Un monje loco... Yo vengo a por un hereje mujeriego líder de una secta. No tiene mucho sentido, pero prefiero no hacer muchas preguntas con lo bien que me va con eso siempre.
—¿Un… hereje?
—Mira —le muestra la foto—. Si le ves, avísame. Ya sea en persona o entre la negrura de la imagen —se queja.
—Ohhh… Ugh, creo que le he visto por ahí. El mío es este —le enseña la suya y toma la de Crowley—. Aunque es difícil saberlo… o sea es que, no podrían haberte dado una foto peor.
Crowley toma la de Aziraphale y la mira bajándose las gafas un poco. Alguien les empuja un poco pasando entre ellos.
—Ehm… privet —saluda un poco Aziraphale al que ha pasado. O no sé si quería pedir disculpas y se ha confundido de palabra.
—¡Es el mismo tipo! —exclama Crowley tras maldecir un poco al que ha pasado, quitándole la foto a Aziraphale para compararlas.
Editado: 08.05.2024