Me había percatado que todos mis años de vida se basaba en los nervios. Habíamos acordado tener una cita, los dos nos encontrábamos con mucho entusiasmo, aunque la incertidumbre no se iba de mi lado.
¿Qué tal si te decepcionaba? No quería ser rechazado, había sido suficiente con mi familia y contigo estaría destrozado.
Encaminé hacia el parque de diversiones. Al ingresar ahí, yacían demasiados sitios donde vendían chucherías y juegos para ganar ciertos premios, tales como peluches, libretas, balones, entre otros.
Te busqué por varios minutos, sin encontrar una pista de ti. Posteriormente unas diminutas manos obstruyeron mi vista convirtiendo mi entorno negruzco, sabía de quién se trataba. Tu olor natural y tu pequeña estatura te delataban.
Bien, tan sólo esperaba no echarlo a perder. Quería dar lo mejor de mí para conquistarte.