Aun cuando decías que todo iba a estar bien, sabías perfectamente que me estabas mintiendo.
Hace treinta minutos estuve esperando en la sala a que la señora María y tu prima salieran en la habitación donde te encontrabas. Vi como había derramado muchas lágrimas la menor. Mi corazón empezó a acelerarse al grado de querer devolver la bilis.
--¿Qué es lo que le sucede?-- tu abuela sostuvo con fuerza mi mano. Haciéndome sentir el doble de preocupado.
--Al parecer ella nunca te lo contó, necesito que seas fuerte para lo que vas a escuchar...