Raza Valiente

Capítulo IV

Silvia

Estaba sobre la plataforma frente al espejo mientras mi mucama me ayudaba a ponerme el vestido en la mañana, no pude evitar mirarme y pensar en el amor de mi vida, Oliver, el único que me aceptó tal y como soy, y el único que no huyó cuando conoció mi terrible secreto, temía por él debido a que ahora estaba en el bosque oscuro cumpliendo con una misión muy importante para el reino – Ya está lista señorita – Dijo la mucama y le sonreí forzadamente. Me dirigí a las ventanas de mi habitación, entonces vi a Diana paseándose por los jardines, una persona más para proteger de mí, suspiré, guardar distancia de ella es la mejor forma de hacerlo.

Bajé a la cocina y vi a Melisa, estaba criticando a gritos el trabajo de la sirvienta que por ahora remplazaba a su mucama, pero cuando me vio se detuvo y puso toda su atención sobre mí, sus ojos me miraban con rabia

- ¿Cómo dormiste hermana? – preguntó con tono sarcástico –

- Bien, gracias – Dije amablemente –

- Qué bueno – se puso a mi lado apoyándose en la mesa – Yo también dormí perfectamente, no imaginas el sueño tan hermoso que tuve contigo – Miré a sus ojos llenos de odio –

- ¿Qué soñaste? – Melisa respondió mi pregunta con una amplia sonrisa y se marchó de la cocina, miré a la cocinera – No la escuches, tus platos son sabrosos –

- Gracias señorita

Tomé la manzana del centro de la mesa y salí al jardín, donde pronto Ice y Fire tendrán las clases de lucha y no quiero perdérmelas, han mejorado mucho en estos últimos días, al contrario de Melisa y de mí. Mientras veía a Ice y Fire prepararse para los ejercicios y comía mi manzana sentada en un banco sentí una voz a mis espaldas

- Disculpa – Era Diana, me sentí muy incómoda con este encuentro – ¿Puedo sentarme? Quisiera hacerte una pregunta – continuó –

- Por supuesto – dije –

- ¿Silvia, cierto?

- Si ¿Qué quieres saber? – dije tratando de terminar esta conversación lo más rápido posible –

- ¿Has visto a Dafer? he estado buscándolo, pero el castillo es enorme

- Lo siento, no lo he visto – me levanté para marcharme –

- Espera – Me detuve - ¿Al menos podrías decirme donde lo puedo encontrar? Es muy importante

- Lo siento, quisiera poder ayudarte, pero no tengo idea – Me marché rápidamente –

El día que nos conocimos, fue el mejor día de mi vida, aún recuerdo el salón lleno, la música sonando y yo solo pasaba desapercibida entre los elfos y elfinas danzando, de repente una pareja que bailaba me golpeó accidentalmente, caí sobre mis rodillas y entonces una mano se ofreció, miré hacia arriba y lo vi a él, tratando de opacar su carácter rudo con una sonrisa – ¿Me concedes un baile? – Cada vez que recuerdo sus palabras no puedo evitar esa sonrisa tonta – Sí – le dije y tomé la mano que me alzó del suelo para ponerme a bailar, desde ese momento sentí que mi vida a su lado siempre sería así. No tardaron mucho en llegar nuestros problemas, cuando fue enviado por mi padre al bosque oscuro para hacer una misión en contra de su voluntad y probar su lealtad por el reino, solo así sería digno de ser mi esposo. Poco tiempo después tuvimos que decirnos adiós y hasta hoy estoy esperando su vuelta, desde que Diana vino y nos informó sobre lo que estaba pasando en la aldea he estado pensando en que tal vez su llegada no esté lejos.

En un momento vi a mi padre detrás de mí y ni siquiera me había dado cuenta, estaba sonriendo y se acercó para sentarse a mi lado

- ¿Mi querida Silvia está fuera de este mundo como siempre? – sonreí con la pregunta de mi padre –

- Es inevitable, pero esta vez solo estaba pensando

- ¿Estabas pensando en él? Espero que entiendas por qué tuve que hacerlo – dijo poniendo su mano sobre mi hombro –

- Lo sé – Mi padre me dio un beso en la frente –

- ¿Por qué no fuiste a ver a tus hermanas? Diana está observándolas, se ve muy sorprendida por todo lo que pueden hacer, deberías intentar ser amiga de ella, está muy sola – Yo solo asentí con la cabeza –

Mi padre se marchó, pero me temo que no podía hacer lo que me pidió, el sol ya estaba en el centro del cielo, eso significaba que ya era hora, fui a la cocina otra vez y vi a mi madre saliendo

- Ya es hora – le dije –

- ¿Es hora de qué? – nos sorprendió Diana por detrás –

- De alimentar a la bestia – dijo mi madre con una sonrisa y haciendo un gruñido al final de sus palabras –

- ¿Alimentas a una bestia? ¿Por qué no lo hace alguien más? – Diana es más curiosa de lo que esperaba, supongo que es su mitad hada –

- Silvia es la única que puede acercársele lo suficiente sin correr riesgos – respondió mi madre, Diana abrió la boca para preguntar algo – No preguntes por qué – la interrumpió antes de que pudiera decir nada – Es algo delicado que no quisiéramos compartir

- Disculpe mi reina – Diana bajó la mirada avergonzada –

- No deberías tener vergüenza, ahora eres parte de la familia – Le dije –

- Gracias – Diana me sonrió –

- Ya que eres de la familia – Dijo mi madre – Deberías acompañar a Silvia

- No lo creo – reaccioné rápidamente –

- Diana ya conoció las partes hermosas del castillo, ahora debería conocer las partes más oscuras, sobre todo si a partir de ahora vivirá el resto de su vida aquí – insistió mi madre –

- Está bien, viéndolo de ese modo, creo que sería buena idea, si ella está de acuerdo, por supuesto – respondí mirando a los ojos de Diana –

- No lo creo – Se acercó Melisa por detrás de nosotros – He estado escuchando todo lo que decían y sinceramente no creo que esta chica tenga el valor de bajar a ese lugar, es mitad hada después de todo, seres asustadizos y capaces de nada

- La verdad, quisiera conocer todo sobre el castillo – respondió Diana –

- Sabía que eras valiente – dijo mi madre –

La cocinera salió con la bandeja que contenía un pedazo de carne cruda y la puso en mis manos – Sígueme – Le dije a mi acompañante. Ambas nos dirigimos a una de las torres y bajamos al sótano, estaba muy oscuro y solo el candelabro que llevaba Diana alumbraba nuestro camino, es un pasillo largo con prisiones a los costados – Mantente lejos de los barrotes, no querrás que un monstruo te atrape – Dije a Diana y sus ojos se abrieron por el miedo, al final del pasillo es la celda de Dorton, el monstruo más terrible de todos los que están en cautiverio aquí. Las luces de las velas no alcanzaban más allá de los barrotes debido a la intensa oscuridad, la mano grisácea con uñas largas y filosas de Dorton salió a la luz y agarró el pedazo de carne, Diana se sobrecogió y agarró mi muñeca



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En el texto hay: secretos, magia, sobrenaturales

Editado: 15.01.2022

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