Raza Valiente

Capítulo VII

Diana

Estaba descansando profundamente en mi lecho cuando un fuerte grito me despertó, me levanté exaltada, miré afuera y apenas había salido el Sol, entonces María, mi mucama, abrió la puerta – ¡Señorita, debe bajar al salón del trono, algo horrible ha ocurrido! – Dijo con desesperación. Cuando salí de mi habitación aún con el camisón, pude notar en el suelo un rastro de sangre seca. Alarmada corrí al salón del trono y me detuve cuando vi a la reina arrodillada en el suelo, sujetando en su regazo, el cuerpo desplomado y sin vida de Melisa, mientras la llamaba por su nombre como si esperara que eso la trajera de vuelta. El rey estaba en un rincón del salón y con un grito de furia le dio un puñetazo a la pared tan fuerte que la agrietó. En el salón estaba Ice, Fire, Orbom, su hijo y su esposa Mirana, una enorme tristeza me invadió al ver semejante escena

  • ¿¡Qué sucedió!? – Entró Silvia alarmada a la habitación y cuando se dio cuenta de lo que ocurría, se sentó en el suelo y poco a poco comenzaron a salir lágrimas de sus ojos – 
  • ¿Por qué no vino Oliver contigo? – preguntó el rey parándose junto a Silvia, esta elevó la mirada – 
  • No estaba en la habitación – respondió entre sollozos – Lo busqué por todo el castillo y no lo encontré
  • ¿Qué? – dijo el rey - ¿¡Dónde está Oliver, Silvia!? – el rey la tomó de los brazos y la levantó del suelo – 
  • ¡No lo sé! – gritó esta con el rostro lleno de lágrimas –

 

Entonces entró Dafer al salón halando el extremo de una cadena gruesa, y en el otro extremo estaba Oliver con sus muñecas sujetas a esta. Dafer lo arrastraba hacia el centro del salón y bruscamente lo hizo arrodillarse delante del rey, Umbolrt observó detalladamente las ropas ensangrentadas de Oliver

  • Lo encontré en el bosque intentando huir – Dijo Dafer – 
  • Mañana, al amanecer, serás ejecutado – fueron las únicas palabras del rey, aunque estaban llenas de odio – Dafer, enciérralo en el calabozo 
  • ¡No! – exclamó Silvia y abrazó a Oliver – Di que tú no lo hiciste – Oliver se mantuvo callado – Por favor, di que no lo hiciste, por favor – ella le suplicaba, pero él solo la miró a los ojos y no dijo una palabra –

 

Silvia comenzó a llorar sin consuelo, y Dafer quería llevarse a Oliver, pero ella lo retenía con un abrazo, entonces Orbom tuvo que intervenir para que lo soltara, y aunque Silvia se resistía, no pudo evitar que se lo llevaran – ¡Guardias! – exclamó el rey y dos elfos con armaduras que cuidaban la entrada respondieron al llamado al instante – Llévense el cuerpo, y que lo preparen para el funeral – los guardias tomaron el cuerpo de Melisa y se lo llevaron del salón, la reina estaba devastada y buscó consuelo en los brazos del rey.

Todos comenzaron a marcharse del salón con la mirada en el suelo y yo me quedé ahí parada, observando a la reina y al rey que se confortaban mutuamente – Señorita, debe volver a su habitación – Dijo María y me haló por el brazo sacándome de ahí. Fuimos a mi habitación y mientras ella me preparaba como cada día, no pude dejar de pensar en lo que sucedió allá abajo, no conozco mucho a Oliver, apenas supe de su existencia hace tres días, pero ¿con qué razones asesinaría a la hija del rey? – Ya está lista – Dijo María y se marchó de la habitación, el día era precioso y los rayos del sol entraban por mi ventana, me paré junto a ella y observé el pasar lento de las nubes, no podía parar de preguntarme cómo sería la vida en el castillo a partir de ahora.

Ainat 

El rey me mandó a llamar, ya sé la razón, ahora que Melisa murió, ya no tengo nada más que hacer aquí, seré expulsada del castillo. Entré al salón del trono y ahí estaba Umbolrt, sin la compañía de la reina, imagino que debe estar en su habitación llorando sin consuelo

  • Ainat, ya debes saber las razones por las que te mandé a buscar – Dijo el rey – 
  • Sí, mi rey – respondí – 
  • Quería agradecerte personalmente todo lo que hiciste por mi querida hija, pero tendrás que abandonar el castillo
  • Para mí fue un honor servirle a la familia real, voy a empacar mis cosas y antes de que llegue la tarde estaré de vuelta a la aldea

 

Hice una reverencia y me marché a mi habitación. Comencé a recoger mis pertenencias, estaba feliz porque volvería a ver a mi hermana, aunque no me sentía a gusto abandonando el castillo, aquí la vida es más fácil en muchos aspectos. De repente el pensamiento de que Diana estará aquí sola me invadió, no estaría tan preocupada si confiara en Orbom, pero no es así. Dejé de empacar y salí de mi habitación en busca de Dafer. Lo encontré en el salón de práctica, ensayando técnicas de combate, cuando me vio, se detuvo y se sirvió un vaso de agua

  • ¿Qué haces aquí? – Me preguntó – 
  • Necesito hablar contigo, es sobre Diana – le respondí – 
  • Te escucho – Cerré las puertas asegurándome de que nadie oyera la conversación – 
  • No sé cómo comenzar, pero Diana no es lo que todos piensan – Cuando Dafer escuchó mis palabras me dio más atención –
  • ¿Qué quieres decir con eso?
  • Debes prometerme antes que no contarás nada
  • ¿Qué es tan importante?
  • Por favor promételo
  • Lo prometo, pero ¿qué está sucediendo? ¿Por qué estás tan alterada?
  • Hace años, cuando mi hermana y tu hermano tenían un amorío, nació una niña, esa niña nació muerta. Para proteger a Tania, Orbom cambió a la pequeña sin vida por una humana, esa es Diana, fui testigo de todo, y mantuve la boca cerrada todo este tiempo porque yo tampoco quería que mi hermana muriera – Le conté todo a Dafer – 
  • Espera – Dijo Dafer sorprendido – ¿Me estás diciendo que Diana es una humana? – Dafer comenzó a caminar por la habitación con preocupación – Pero si el rey se entera, la va a asesinar
  • Por eso te lo estoy contando, para que no dejes que eso suceda – Dije –
  • ¿Qué se supone que debo hacer?
  • No lo sé, pero confío más en ti que en Orbom, por fuera luces tenebroso, pero eres bondadoso en el interior y estoy segura de que encontrarás la forma de manejar esta situación, solo no le cuentes a nadie, ni siquiera a la misma Diana, se le romperá el corazón si se entera de que todo es una mentira y que Tania no es en realidad su madre – Dije – 
  • No diré nada, aunque sabes que algún día se va a enterar ¿cierto?
  • Sí – Bajé la mirada – Pero deja que disfrute estos últimos años que le queda de serenidad – 
  • Puedes irte tranquila, Diana estará a Salvo conmigo, te doy mi palabra



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En el texto hay: secretos, magia, sobrenaturales

Editado: 15.01.2022

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