Raza Valiente

Capítulo X

Dafer

Fui a la habitación de Diana en la madrugada, es necesario seguir entrenándola. Me encontré con la puerta abierta, lo que me pareció extraño y entré, me acerqué a la cama y Diana no estaba ahí, en su lugar había una belladona, esta planta es el sello de los elfos oscuros, ellos estuvieron aquí e imagino tienen a Diana. 

No perdí más tiempo y corrí a avisar a Orbom, toqué la puerta de su habitación con tanta fuerza que faltó poco para derrumbarla

  • ¿Qué sucede? – preguntó Orbom –
  • Los elfos oscuros secuestraron a Diana – Dije con rabia – Alístate, en unos minutos iremos a buscarla

 

Cuando avisamos al rey, le mostré la belladona y este la desmoronó con su mano, estaba furioso, conozco a mi hermano y sé que no dejaría que le robasen su más poderosa arma – Vallan a buscarla, no sabemos lo que quieren, procuren no fallar, tengo otros planes en mente y no quiero iniciar una guerra ahora – Fueron las órdenes del rey. Ambos salimos del castillo y fuimos en busca de Diana en nuestros unicornios. Cuando estábamos llegando a la fortaleza de los elfos oscuros, yo comencé a avanzar a pie, escondiéndome de los guardias. El plan era que Orbom fuera recibido por la reina y que la distrajera fingiendo hacer un trato con ella, mientras yo buscaba a Diana en los calabozos, yo sabía dónde podrían tenerla, ya pasé por esto una vez.

Entré por una de las ventanas, escuché a Orbom hablando con la reina en el salón del trono y yo seguí mi camino hacia el sótano burlando a los guardias. Miré dentro de cada prisión hasta que la encontré, estaba sentada en el suelo con su cabeza sobre las rodillas

  • ¡Diana! – Exclamé y esta me miró al instante –
  • ¡Dafer! – Dijo levantándose del suelo –
  • Espera, voy a sacarte de ahí – Tomé los barrotes con mis manos y los doblé haciendo el espacio suficiente para poder entrar – ¿Estás bien?
  • Sí, solo quiero salir de aquí

 

Rompí el grillete en el cuello de Diana, tomé su mano y salimos corriendo – ¿Sabes a dónde vamos? – preguntó – Hay una puerta en el final del castillo, la última vez que estuve aquí casi escapo por ahí, pero no lo logré – Respondí – ¿Y crees que sea buena idea? – mientras íbamos por los corredores, dos elfos nos vieron, venían hacia nosotros y ahora debo pelear con ellos. Empujé a Diana adentro de una habitación cuya puerta era solo una cortina y desenvainé mi espada.

Diana

Dafer me empujó y caí dentro de una habitación, escuchaba el sonido de las espadas que provenían de afuera. Me levanté del suelo y me sorprendí cuando noté que en la pared del fondo había un gran círculo de metal y en el centro de este había una elfina oscura, estaba inconsciente, sus extremidades estaban sujetas por cadenas y su largo cabello negro cubría su cuerpo desnudo, supuse que era una prisionera. Había una mesa con un libro abierto, me acerqué y vi que estaban haciendo algún tipo de experimentos, parecía magia oscura – ¡Diana, debemos irnos! – Dijo Dafer – Espera… – Quería averiguar lo que estaban haciendo, pero Dafer agarró mi muñeca y salimos corriendo – ¡No hay tiempo, nos descubrieron! – exclamó.

Orbom

  • ¿No hay trato entonces? – pregunté a la reina –
  • Tu rey hace mucho tiempo nos permitió tomar a un hada por año de la aldea, pero no cumplió su palabra cuando envió a un elfo para informarme que no podré atacar en los próximos dos años, hasta entonces la chica se queda con nosotros, no puedo confiar en ustedes
  • El rey no quiere comenzar una guerra, así que será mejor que la dejes ir si no quieres que tu reino caiga

 

Entonces se escuchó un grito – ¡Se están escapando! – Parece ser que descubrieron a Dafer – ¿¡Qué está sucediendo!? – Exclamó la reina levantándose del trono de un salto – Al parecer, no será necesario un trato ni una guerra, con su permiso, mi señora – Hice una reverencia y salí corriendo con una sonrisa en mi rostro – ¡Atrápenlo! – La reina dio un grito furioso.

Salí del castillo huyendo de los guardias y me encontré con Dafer y Diana – ¡Debemos llegar a donde están los unicornios! – exclamó Dafer, entonces miré hacia la entrada del castillo, un elfo oscuro me apuntaba con su arco y flecha desde ahí – ¡Padre! – Diana dio un grito desesperado, corrió hacia mí y abrazó mi cuello, se interpuso en el camino de la flecha, escuché su gemido de dolor en mi oído, me quedé paralizado y sujeté su cuerpo que ya no podía sostenerse por sí solo, miré sus ojos con desentendimiento ¿Por qué haría algo así? Partí la flecha clavada en su espalda y la recosté en mi regazo. Dafer corrió hacia el elfo oscuro esquivando sus flechas y con su espada, cortó su cabeza - ¡Llévatela, eres el más rápido de ambos! – exclamó. Tomé a Diana en mis brazos y comencé a correr hacia los unicornios, sus ojos estaban cerrándose - ¡Resiste Diana, resiste! – repetí una y otra vez hasta que perdió la conciencia.

Llegué al castillo y con pasos rápidos entré con Diana en mis brazos

  • ¿Qué sucedió? – Preguntó el rey –
  • ¡Debemos llamar a un hechicero o morirá! – Grité con desesperación –
  • Llévala a su habitación, mandaré a buscar al mejor hechicero
  • Envía a alguien para que traiga a Tania, debe saber lo que ocurre



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En el texto hay: secretos, magia, sobrenaturales

Editado: 15.01.2022

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