Raza Valiente

Capítulo XII

Diana

Me desperté en la mañana y me dolía todo por dormir sentada en el suelo, estiré mi cuerpo y me di cuenta de que Gor estaba dormido con su cabeza en mis piernas – ¡Ay no! – exclamé alarmada y comencé a moverlo para que despertara

  • ¡Gor despierta! – Él se levantó lentamente y bostezó – 
  • ¿Qué sucede? – preguntó sin aún darse cuenta de que el Sol ya había salido – 
  • ¿No notas que hora es? ¡No te pueden ver aquí, si el rey se entera…! – Entonces Gor se alarmó – 
  • ¡Debo irme! – exclamó y se levantó de un salto – Muchas gracias Diana, por estar a mi lado, eres la única con la que puedo contar – Gor se inclinó y me ofreció su mano para ayudarme a levantarme – 
  • Quisiera quedarme contigo más tiempo y no despedirme de esta forma después de saber esta horrible noticia, pero me temo que... – Dije tomando su mano, aceptando su ayuda – 
  • Ya lo sé – interrumpió mis palabras – No te preocupes – Gor iba a besarme en los labios, pero giré mi rostro y lo besé en la mejilla, esto lo dejó un poco desconcertado – 
  • Sabes que siempre puedes contar conmigo, si necesitas algo, no dudes en hacérmelo saber – Dije mirándolo a los ojos – Ahora deberías irte, antes de que llegue mi mucama 
  • Sí, claro – Gor salió por la ventana y se quedó mirándome por unos segundos – 
  • Ten cuidado por favor, iré a visitarte pronto – Dije y entonces se marchó –

 

Cerré la ventana y entonces entró María con la bandeja del desayuno en sus manos – ¡Buenos días señorita, después de la tempestad de anoche, el amanecer es hermoso! – exclamó – Sí que lo es – respondí, aunque saber que el padre de Gor murió no me permitía ver el tan hermoso amanecer. Mientras María me vestía frente al espejo como cada mañana, no podía dejar de preguntarme ¨¿Cómo será mi verdadera tierra? ¿Algún día conoceré a mis padres?¨ No sé de qué sería capaz para obtener respuestas. Alguien tocó la puerta y María la abrió, era Dafer – Puedes irte María – Dije y Dafer entró a la habitación, cuando mi mucama se marchó, él comenzó a hablar

  • Deberías estar preparada para esta noche, no podemos perder tiempo, tenemos que buscar los demás elementos
  • ¿Qué le diremos al rey? – pregunté – 
  • Solo dile que extrañas la aldea y que quisieras que te dé el permiso para ir a pasarte la noche con tu madre
  • ¿Crees que me dejará ir?
  • Por supuesto, hace mucho tiempo que no vas a la aldea y estoy seguro de que él querrá complacerte, sobre todo ahora que has demostrado tu utilidad – respondió – 
  • Eso creen todos ¿cierto? Que el rey solo me trajo aquí porque creyó que le sería útil
  • No es lo que quise decir…
  • En realidad, no me interesa – Dije interrumpiendo las palabras de Dafer – Todos creen que soy una híbrida y el lugar de un híbrido es protegiendo Digglespo
  • Pero tú no protegerás Digglespo, por lo menos hasta que no encuentres los elementos que faltan, y para eso, debes estar lista hoy – Dijo Dafer – ¿Sabes dónde debemos buscarlos?
  • Empecemos buscando el elemento tierra, la sirena me informó que lo tenía el líder de los troles y dijo que la única forma de conseguirlo es devolviéndole aquello que le fue arrebatado – Dafer bajó la mirada por un momento, estaba pensando – 
  • Creo que ya sé lo que quiere el líder – Dijo – 
  • ¿Qué es? – pregunté – 
  • Ven conmigo, te mostraré

 

Seguí a Dafer con curiosidad, pero él no dijo una palabra. Mi curiosidad aumentó aún más cuando noté que nos dirigíamos al sótano, Dafer tomó una antorcha antes de bajar al oscuro lugar. Caminamos por el largo pasillo con prisiones a los costados y la del final es donde se encuentra Dorton, el monstruo que Silvia alimenta, pero no llegamos ahí, nos detuvimos en una de las celdas de los costados. Dafer alumbró con su antorcha y aunque seguía muy oscuro pude divisar a un monstruo sentado, en cuanto este nos vio, se puso de pie y se acercó a los barrotes, fue entonces que noté que era un trol de ocho pies de alto

  • Este es el hijo del líder de los troles – Dijo Dafer – Mi hermano se lo arrebató hace algunos años cuando apenas era un bebé – El trol seguía parado en frente de nosotros observándonos, sus ojos se veían tristes – 
  • ¿Cuántos años exactamente lleva encerrado aquí? – pregunté – 
  • Unos cien años, tal vez – respondió – 
  • Se ve tan triste – Acerqué mi mano lentamente adentrándola a los barrotes y dobló su cuerpo permitiéndome alcanzar su rostro, cerró sus ojos cuando mi mano lo tocó, su piel estaba tan fría – ¿Por qué está aquí?
  • Según el rey, tener la vida del hijo del líder en nuestras manos, es una forma de evitar que algún día los troles nos ataquen – Nos quedamos pensando por un momento – ¿Entonces si le devolvemos su hijo al líder, te proveerá el elemento tierra?
  • No lo sé – respondí – Pero debemos devolverlo a su hogar, es una injusticia tenerlo aquí, sabemos que los troles no son capaces de cruzar la gran montaña que los separa de Digglespo, es imposible que nos ataquen
  • ¿Estás dispuesta a desobedecer al rey?
  • En realidad, no me importa desobedecer al rey cuando es injusto – En cuanto terminé mi frase caminé hacia la salida, pero noté que Dafer se había quedado de pie en su lugar – ¿No vienes? – pregunté y entonces él vino detrás de mí – 



#10196 en Fantasía
#14486 en Otros
#1785 en Aventura

En el texto hay: secretos, magia, sobrenaturales

Editado: 15.01.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.