Raza Valiente

Capítulo XV

Diana

Llamé a la puerta de mi antiguo hogar y mi tía Ainat abrió – ¡Qué sorpresa! – Dijo y me dio un abrazo, pero se separó rápidamente – ¡Están todos mojados! – exclamó – Por favor, entren – Volví a pisar el suelo de esta casa después de tres años, mi tía encendió la chimenea – Esperen aquí, traeré unas toallas para que se sequen – Dijo y se marchó, me acerqué a la chimenea y me abrasé a mí misma para calmar el frío. Mi madre bajó las escaleras apresurada para abrazarme 

  • ¿Qué te trae por aquí hija mía? – preguntó con una sonrisa – 
  • Solo quería visitarte – respondí – Puedo quedarme hasta mañana en la noche
  • ¿¡Qué te sucedió!? – preguntó observándome, no comprendía su asombro – Tienes un rasguño en tu rostro – Llevé mis dedos al pómulo derecho y sentí un leve dolor – 
  • Oh, fue con una rama cuando veníamos por el bosque – respondí – 
  • ¿Estás bien?
  • Sí madre, estoy bien, sólo es un rasguño
  • Veo que vienes acompañada – Dijo refiriéndose a Orbom y a Dafer – 
  • Sí, el rey los envió conmigo
  • Tengo ropa seca para ti querida, pero no para los caballeros
  • No te preocupes por eso – Dijo Orbom – Nosotros estaremos bien 

 

Mi tía Ainat vino con las toallas y nos las repartió – Vamos a tu habitación, debes cambiarte de ropa – Me dijo mi madre.

Orbom 

Diana y Tania subieron, Dafer y yo nos sentamos en el suelo junto a la chimenea y nos cubrimos con las toallas – Si necesitan algo solo díganlo – Dijo Ainat – Estamos bien, gracias – respondió Dafer y Ainat se marchó. Pasó un rato y Tania volvió a bajar, no puedo negar que su presencia me hace sentir incómodo y no puedo quitarle los ojos de encima

  • Diana se quedó dormida – Dijo – Al parecer estaba muy cansada
  • Hoy tuvimos un día agotador – respondí – 
  • Muchas gracias por traer a nuestra hija, me alegro de que el rey le haya dado la oportunidad de venir
  • No hay nada que agradecer Tania, están en su derecho de verse la una a la otra – Intervino Dafer – 
  • Un derecho que no se ha puesto en práctica con frecuencia, pero al menos sé que ella está allá contigo Orbom, eres su padre y confío que la mantendrás a salvo – Bajé la mirada cuando Tania dijo esto, ella aún sigue creyendo esa mentira, pero es por su bien – 
  • Por supuesto que puedes confiar en mí – Dije – 
  • Traeré una manta para ustedes, la noche es fría

 

Tania nos trajo las mantas y ambos dormimos en el suelo.

Diana

Desperté en la mañana y lo primero que vi cuando abrí los ojos fueron las cortinas blancas de mi habitación, siendo movidas suavemente por el viento que entraba por la ventana. Bajé a la sala y vi a Dafer y a Orbom aún dormidos en el suelo, mi madre calentaba agua en la chimenea – Buenos días querida – Dijo con una sonrisa – ¿Quieres un poco de té? – preguntó – Sí, por favor – dije sentándome en la mesa, mi madre lo sirvió en una taza y lo puso en frente de mí – Buenos días – Dijeron Dafer y Orbom cuando se despertaron – Espero que hayan dormido bien – Dijo mi madre entregándoles una taza de té a cada uno. Noté una cesta en el centro de la mesa y dentro de esta había semillas

  • ¿De qué son esas semillas, madre? – pregunté – 
  • Son semillas de manzana – respondió –
  • ¿Puedo tomar algunas?
  • Por supuesto, puedes llevarte todas si quieres
  • No, solo unas cuantas bastarán – Tomé un puñado y las puse en la pequeña bolsita que llevo atada a mi cadera, entonces alguien tocó la puerta y mi madre se apresuró a abrir – 
  • Buenos días Tania, salí muy temprano a recolectar frutas y me preguntaba si quería algunas – Era la voz de Gor, rápidamente me giré en mi silla para verlo y él notó mi presencia – ¡Diana! – exclamó sorprendido, una gran felicidad me invadió cuando lo vi y corrí a abrazarlo – ¡Qué sorpresa verte por aquí! – Dijo devolviéndome el abrazo – 
  • Vallamos al río – Dije emocionada – Como hacíamos antes
  • Claro – respondió Gor y le entregó las frutas a mi madre – 
  • ¡Diana! – me llamó Dafer y me volteé a verlo – Recuerda que debes estar aquí antes de que anochezca para volver al castillo
  • No te preocupes – respondí – Estaré aquí mucho antes de que anochezca 

 

Fue lo último que dije antes de partir con Gor rumbo al río. Cuando puse un pie el exterior, sentí la brisa perfumada en mi rostro y el sonido de los duendes trabajando, exactamente igual que antes. Llegamos a nuestro destino y ambos nos sentamos a la orilla, había un silencio absoluto, lo único que se escuchaba era el agua del río correr

  • Y pensar que solo pasaron unos días desde la última vez que nos vimos – Dijo Gor – 
  • Sí, por cierto ¿Cómo te sientes? – pregunté – 
  • Si te refieres a la muerte de mi padre, lo estoy superando más rápido de lo que me gustaría, creo que ya estaba preparado para esto desde hace mucho tiempo
  • Lo siento mucho – Dije tomando su mano y hubo un breve silencio – Gor, tengo que decirte algo
  • ¿Qué sucede? 
  • Ya no soy la misma de hace tres años
  • ¿Qué ha cambiado? – preguntó –
  • Todo, mi vida cambió ahora que sé que soy… – Detuve mis palabras y lo pensé antes de decírselo – Una híbrida – al final no tuve el valor de decirle la verdad – 
  • Sé que eres una híbrida y que tú decidiste este camino de ser una guerrera y proteger a Digglespo, pero no entiendo qué quieres decir
  • Me temo que no podemos seguir viéndonos, estoy muy agobiada con tantas cosas en qué pensar e incluso una vez pensé en escapar de Digglespo… – Me estaba desahogando – 
  • ¿Ibas a irte de Digglespo? – Preguntó Gor interrumpiendo mis palabras – ¿¡No ibas a decirnos nada!? – cerré mis ojos con pesar – 
  • Lo siento…
  • ¿¡Y qué son esos asuntos que te agobian!? ¿¡Por qué me guardas tantos secretos!? Antes nos contábamos todo y desde que vives en el castillo has cambiado tanto
  • Por favor Gor, perdóname, pero tengo miedo de que descubras quién soy y que luego no sea lo mismo, prefiero terminar con nuestra amistad y vivir con el bonito recuerdo, a perderla por una simplicidad que ninguna de las criaturas que viven aquí aceptan
  • Me estás diciendo frases a medias, es imposible entenderte – Gor frunció el ceño y me miró con pesar – Tal vez tengas razón – llevó la vista al suelo – no podemos seguir viéndonos, no puedo confiar en una amiga que no confía en mí – Gor se marchó y me dejó sola, sus palabras dolieron aún más – 



#10225 en Fantasía
#14518 en Otros
#1788 en Aventura

En el texto hay: secretos, magia, sobrenaturales

Editado: 15.01.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.