Razones peligrosas | Libro 3

PÁNICO

Alison miraba a ambos lados de la calle antes de cruzar.

Su cuerpo temblaba mientras caminaba hacia el piso que compartía con Mina, desde mediados de las vacaciones, justo después de que no considerara segura su propia casa.

―No hay nadie Alison, solo la vecina regando sus flores ―Se decía a sí misma continuando su camino; si veía un auto, se acercaba lo más próximo a una casa y sacaba sus llaves; no le importaba que la gente la mirara extraño.

«Es mejor así». De pura vergüenza no había denunciado su ataque, los amigos y familia de Margarita la conocían, la mayoría eran policías, y tarde o temprano se enteraría de lo que le habían hecho. «Todo menos eso».

Brincó cuando su teléfono sonó, era Mina―. Hola ¿Qué pasó hoy?

¡Ali, no lo vas a creer, llegó un bombero de infarto, se llama Kevin Roman y conoce a Margarita de la primaria!

Alison le colgó sin pensar, había sido la persona que la había encontrado en la playa, aunque con ropa, tenía esas porquerías manchando su ropa y el olor del sexo muy evidente, él la había mirado con pena antes de llevarla al hospital.

Ella falsificó su nombre y sus datos para poder escabullirse y no dar declaraciones.

«Como si fueran a meter preso a un hombre que te manoseara y luego se masturbara sobre ti», pensó, recordando el informe del médico legista.

El teléfono volvió a sonar y esta vez lo apagó.

 




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