Después de la muerte de Dumbledore, Harry creía que yo era una mortifaga porque siempre estaba con Draco, cuando Voldemort me secuestraba Harry decía que era una especie de cortina de humo para que les dijera todo de la orden de Fénix, en un punto todos empezaron a creerle.
Harry se había encargado de que Ron, Hermione, Neville, Luna y Ginny se alejaran de mi. Draco ya no iba a clases, mi círculo de amigos se había reducido a Theo y Blaise.
George y Fred me invitaron a la tienda a probar nuevos productos.
- Estoy pensando muy seriamente en ponerles una cama en la oficina... - dijo George viendo como me sentaba en las piernas de Fred.
- Vamos Georgie, no hay más sillas aquí... ¿Me quieres cargar tu? - pregunté entre risas. George negó entre risas y continuó leyendo su libro.
Me fui un momento al baño y cuando regresé escuche a los chicos discutir.
- ¿Qué pasa? - pregunté preocupada,
- No es nada amor... - contesta Fred haciéndome una seña para que me siente sobre él, - Hoy iremos a la casa de la orden y quiero que vengas conmigo... - continuo diciendo Fred. Pude ver como George suspiraba y salía enojado del cuarto.
- ¿Todo está bien? - pregunté acomodando el cabello de Fred.
Fred sólo asintió e inicio un beso profundo, sus manos vagaron por todo mi cuerpo.
- Sabes que te amo y que confió en ti ¿verdad? - preguntó Fred metiendo sus manos por debajo de la corta falda de mi vestido.
- ¿Hay algún problema? Me estoy preocupando un poco... - respondí.
- Arriba... - ordenó.
Nos levantamos de la silla y me dio la vuelta bruscamente para iniciar un beso apasionado, el beso bajo por todo mi cuello y llegó a mi escote, bajo los tirantes de mi vestido y comenzó a besar mis pechos desnudos, Fred lanzó hechizos a la puerta y se bajo el pantalón.
Se sentó en la silla, me pidió que me sentará como estábamos hace un momento, me colocó sobre él, me alzó para ayudarme a quitar mi ropa interior y me embistió, con una de sus manos masajeaba mis pechos, y con la otra hacia movimientos circulares sobre mi clitorís, dejaba marcas en mi hombro mientras movía sus caderas rápidamente. Sus mano sobre mi clitorís se comenzó a mover en movimientos rápidos y lineales, al mismo tiempo que me embestía con fuerza, perdí el control de mis gemidos y cuando Fred se corrió un orgasmo se apoderó de mí.
- Ya dejen de coger... Es hora de irnos... - gritó George muy enojado desde afuera de la oficina.
Nos vestimos, recogimos algunas cosas y nos fuimos.
Entramos a la casa y se escuchaban risas en el comedor, nos dirigimos a donde estaban todos y al vernos llegar se quedaron callados,
- ¿Porqué la trajeron? - pregunta Harry muy enojado. Todos bajaron la mirada o voltearon a otro lado.
- ¿Disculpa? - dije algo confundida,
- ¿No te quedó claro cuando te dejamos de hablar en la escuela? No confiamos en ti Thichey... - Harry comenzó a gritarme,
- ¿Realmente sigues con eso? Por Merlín Harry... Nadie te cree esa historia de que soy mortifaga... - dije retadoramente entre risas, volteó a ver a todos en busca de apoyo y miraban al piso, la señora Weasley me miraba muy apenada, vi a George y se fue a sentar a uno de los sillones, - No se ni para que me molesto si todo lo que dice el estúpido de Potter es verdad para ustedes... - exclamé muy enojada mientras soltaba la mano de Fred para irme,
- No... Tu no te vas a ir... - dijo Fred jalandome hacia él - Harry no tiene ninguna prueba de que Samantha sea mortifaga... ¿Acaso le vez alguna marca en sus brazos? ¿Cuántas veces no la han rescatado de casi morir en manos del señor tenebroso? - Fred se mantuvo en silencio para ver si alguien se ponía de nuestro lado.
En ese momento entraron Lupín y Tonks. - ¿Qué sucede? - preguntó Lupín poniendo sus manos en mis hombros.
Harry le explico su teoría de que era mortifaga y Tonks y Lupín comenzaron a reír pensando que era broma,
- Harry ¿Es enserio? - preguntó Lupín algo preocupado, tuvimos una gran discusión y no llegamos a nada.
- No se como pudimos confiar en ti... Que era de esperarse de una Thickey... - dijo Molly, sentí una gran punzada en el pecho y comencé a llorar, todos me atacaban con palabras hirientes mientras Tonks y Lupín me defendian, Fred casi se pone a golpear a Harry, decidimos que era mejor irnos y Tonks nos llevó a su casa.
- Lo lamento tanto... Quería arreglar las cosas... No puedo creer todo lo que te dijeron... - exclamó Fred,
- No se que este pasando con Harry... Y no se como convenció a todos de que tal mentira era cierta... - Lupín estaba muy molesto,
- Gracias por su apoyo... - dije secando mis lágrimas.
Nos llevaron a un cuarto y nos dejaron pasar ahí el tiempo que ocuparamos. Fred y yo nos acomodamos en la cama y estuvimos casi toda la tarde abrazados.
- ¿Crees que Molly me odie? - pregunté con un nudo en mi garganta,
- Todo se va a arreglar... Tranquila... - respondió Fred acariciando mi cabello.
Tocaron la puerta y entraron Tonks y Lupín al cuarto con platos de comida,
- Chicos... Llegó esto para ustedes... - Dice Tonks dándonos dos cartas,
Estuvimos toda la noche escuchando historias de la estadía de la pareja en Hogwarts, mientras cenabamos.
Fred y yo nos sentamos en la cama para ver las cartas, una era de George y otra de Molly, las dos iban dirigidas hacia mi, en las dos se disculpaban y preguntaban en donde estaba para poder hablar conmigo de frente, no conteste ninguna carta.
- Fred... - dije llamando su atención - Nunca me dejes... -,
- Nunca lo haré... - responde iniciando un profundo beso.
Sus manos recorren cada parte de mi cuerpo mientras me desvestía, está vez era diferente, estaba la misma pasión que siempre pero todo era más cuidadoso, susurraba un te amo entre cada beso y sus caricias eran suaves pero desesperadas. Lanzó hechizos silenciadores.
Estábamos desnudos y Fred rápidamente se posicionó en mi entrada, y con cuidado me embistió profundamente haciéndome soltar un fuerte gemido, se dejó caer un poco sobre mi y continuó basándome, en un rápido giro cambiamos de posición, nuestras caderas encontraron el ritmo perfecto haciendo que mi clitorís se estimulará, entre gemidos y jadeos tuvimos nuestro primer orgasmo.
Me levanté un poco para sentarme sobre él y comencé a moverme como sabía que le gustaba, sus manos masajeaban mis pechos, comencé a dar pequeños saltos sobre él haciendo que lágrimas rodarán por mis mejillas, llevo su pulgar a mi clitorís para estimularme, Fred se corrió nuevamente con un fuerte gemido dentro de mí.
Giramos para que él estuviera sobre mi, puso sus manos a los lados de mis hombros y extendió sus pies, enrolle mis piernas en su cintura y mi clitorís rosaba en cada embestida, comenzó a golpear lo más profundo en mi haciéndome gemir, sacaba su miembro completamente para volver a embestirme, la penetración era lenta y profunda, una ola de calor recorrió mi cuerpo antes de correrme.
Y así estuvimos casi toda la noche, hicimos el amor en muchas posiciones hasta estar completamente exhaustos.