Realities | Draco Malfoy

Capítulo 3

𝕽| 𝒄. ₀₀₃
—𝓒.𝓑─

Los siguientes días fueron realmente emocionantes, los frutos de mi cosecha se hicieron presentes a medida que iba nutriéndolo. El cambio de realidades o universo, era algo completamente descabellado, cualquiera diría que es una locura, pero no perdía nada intentándolo. Esta vez, me sentía lista para el cambio.

Aquella noche, luego de haber cenado con mamá, me dirigí a mi habitación para terminar este día, no sin antes practicar lo que es el shifting.

Al recostarme sobre mi cama no podía pensar en otra cosa más que en mi objetivo.

Esto tiene que ser real.

Podía sentir como mis nervios iban y venían, como pequeñas sacudidas y escalofríos que golpeaban mi cuerpo cuando menos lo esperaba. El luchar contra mi sueño fue una batalla difícil, cuando mis párpados se sentía pesados, no hacía nada más que tratar de visualizar Hogwarts, los pasillos, como se sentiría el cambio de ambiente, la luz de las antorchas a través de mis párpados cerrados, la tela de mi uniforme sobre mi piel. Se sentía tan real cuando uno se concentraba, inclusive uno puede oír las voces de personas pertenecientes a su destino tan cerca suyo... es increíble.

—Camila Bellerose, ¿cierto?

—Sí, soy yo.

Con los ojos aún cerrados, sonreí para mí misma. Jamás creí que mi mente fuese capaz de todo esto, e inclusive podía sentir como mis sabanas ya no me cubrían... se sentían tan pequeñas y diferentes en estos momentos.

—Ha pasado tanto tiempo.

Volví a sonreír levemente ante aquella voz tan familiar, ¿será posible estar cerca?

Todo aquello se desmoronó cuando sentí unos brazos rodearme. Mi corazón empezó a latir rápidamente y mis ojos se abrieron de golpe. Una mujer de avanzada edad se separaba de mí entonces. Completamente asustada, mis ojos recorrieron parte del panorama.

Esto no podría ser cierto.

—Tengo entendido que estuviste en Beauxbatons estos años —comentó con una leve sonrisa, mientras me indicaba con la cabeza el camino.

Un vuelco en mi estómago me hizo reaccionar al instante y un pinchazo en la cabeza me atravesó entonces, a medida que iba procesando lo que tenía en frente.
¿Acaso ella es la verdadera Minerva McGonagall? Su mirada parecía hambrienta de respuestas, y mis nervios me estaban comiendo viva.

—Eh, sí... —musité con la temblorosa. Ella sonrió y continuó guiándome por el largo pasillo. A pesar de que mi afirmación sonaba como una pregunta, la mujer no hacía más que mostrarse de forma cordial y alegre, claro, sin olvidar los aires de elegancia que rebosaba.

Mi mente seguía procesando todo, pero se hacía cada vez más claro con cada paso que daba: Estoy en Hogwarts.

—Las cosas no han cambiado mucho desde que te fuiste...

¿Desde que me fui?

—Noté que tu desempeño académico ha mejorado. Apuesto a que la señorita Granger estará contenta de al fin tener una competencia digna dentro de su año.

¿Acaso se refería a...?

—¿Granger? ¿Hermione Granger? ¿Ella estudia aquí? —pregunté rápidamente, ocasionando que Mcgonagall volteara a verme con confusión.

—Por supuesto, tú fuiste la única en transferirte de su año. El grupo que ustedes formaron sigue intacto... metiéndose en problemas aún —afirmó la profesora, como si los sucesos previos aún estuvieran frescos.

De inmediato, se volvió y continuó caminando por los pasillos escasamente alumbrados, mientras yo iba atrás de ella con total nerviosismo.

—¿Se refiere a Harry, Ron y Hermione? —cuestioné al cabo de un momento.

Había tanta información golpeando mi cabeza a la vez. Nunca antes me ocurrió algo así. Esto era lo que quería, lo que busqué por tanto tiempo, y heme aquí, temiendo hasta de mi propia sombra.

—¿De quién más hablaría, señorita Bellerose? —El tono de burla en su voz y una suave risa escapando de su boca me obligó a imitar su acción—. Sucedieron algunas cosas en su ausencia, supongo que ya tendrá el tiempo de preguntarles a los muchachos que hicieron cuando no estuvo aquí.

—¿Puedo ir yendo a mi sala común? —pregunté de repente, con la esperanza de poder solucionar lo que pasaba.

—Oh no. Estamos yendo a la oficina del profesor Dumbledore, en donde te daremos tu horario y las indicaciones correspondientes; las clases ya iniciaron, te perdiste de algunos sucesos que tenemos previsto para este nuevo año académico, así que será mejor orientarte antes de que vayas a clase —me informó cuando llegábamos a la gárgola que daba a la oficina del profesor Dumbledore.

Pintoresco, lleno de cuadros encantados, objetos curiosos y extraños a su vez, esa, era la oficina del profesor Dumbledore, llena de misterios. Al terminar de subir por aquella estatua, y adentrarme al despacho, mi mirada de sorpresa podía hablar por mí misma. Las películas realmente le hicieron justicia. Aquí se encontraba Snape, con una expresión fría, vacía. Si él se encontraba vivo, al igual que Dumbledore, significa que este último es director aún, el trío de oro sigue aquí... es posible que esté entre el tercer y cuarto año, todos lucen realmente tranquilos como para deducir que Umbridge se encuentra aquí.

—Bienvenida, Camila, es un placer tenerte aquí de nuevo —saludó Albus Dumbledore con una sonrisa dibujada en el rostro, levantándose de su asiento. Estaba segura que en el inminente silencio, los latidos de mi corazón se oían más fuertes que nunca.

Los otros dos acompañantes presentes, se quedaron observando con bastante intriga mi repentino silencio. Tragué fuertemente y de un momento a otro, hice una reverencia.

¿Que acabo de hacer?

De Snape se formó una sonrisa burlona en su rostro, de McGonagall una mirada de sorpresa y junto a Dumbledore, soltaron una leve carcajada. Mi mirada pasó de Snape, a McGonagall, a Dumbledore, y así por dos veces más hasta que caí en cuenta de que me había puesto en ridículo.

Esto no podía ser peor.

—Siéntese —indicó el director.



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En el texto hay: draco malfoy, dracomalfoy, realidaddeseada

Editado: 31.08.2024

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