Capitulo 3º
Las penas se pasa mejor con un trago y unos cuantos golpecitos.
P.v... Prismar
Para mí era difícil salir adelante después del rechazo de Aarón, tuve que hacerme un cargo de conciencia que nada sería lo mismo; había olvidado quien era por estar de pendeja enamoradiza. Quería que Aarón me viera tal cómo era; pero que hizo destruirme lentamente, mientras él se iba con otras mujeres yo me encerraba en mi cuarto a llorar como una magdalena.
Hasta el día que me rechazó abrí mis ojos, deje de ser la chica rebelde que era por cumplir las demanda de otro y las mías quedaba en el olvido; tuve que aguantar las burlas y los comentarios de ahí va la rechazada, en convertirme en loba y enfrentarme a todo eso entrenamiento hasta hartas hora de la noche.
Me encontré que me había vuelto débil, ahora no era aquella nerd era una Alpha de una de la manada más poderoso, estaba sobre cualquiera manada. Gruño con rabia, mi ira era por qué mis padres no lo entendería lo sabía desde el primer momento en que lo vi. Sabía que no iba aceptar que tomara el cargo de Alpha por mi protección, corrió colina abajo saliendo del territorio de mi manada. Estaba corriendo cuando dos lobo me detuvieron les mostré mis colmillos en formas amenazadora; se tiraron a mí. Uno intento morderme la pierna, pero no contará con que no solo me transformaba en loba sino que tenía poder de controlar la naturaleza.
Una raíz del árbol golpeo en el hocico tirándolo al otro lado, me lance por el otro mordiendo su cuello con fuerza hasta sentir la sangre correr. No lo mate solo lo dejé inconsciente, si su amigo no se despierta pronto se desangra. Seguí mi camino 20 kilómetro de ahí había una cascada me lave y seguí hasta llegar a un Bar por la puerta trasera entre en forma humana subí hasta la habitación en donde hay ropa adecuada para mí desnudez.
—Cada vez que vienes es lo mismo... Prismar, estos día son muy seguidos. — escuché a mi espalda, Tina una mujer cazadora.
Se preguntará que hago con cazadores; pues fácil. Poder, entre más poder tengas más respeto tendrás me lo he ganado apunto de sudor y sangre. No son las clase de cazadores de que va a matar, ellos estaba aquí para proteger las almas puras. Mejor luchan con demonios de la oscuridad.
—Mis padres han vuelto y no están de humor para hablar de cosa triviales. — le respondí con enojo.
—Nunca lo va aceptar, por el amor de Dios, eres mitad diosa y mitad loba; que esperabas. Prismar; antes sus ojos eres su princesas. — se burlaba de mí justo ahora.
—El que sea descendiente de la diosa de la primavera, no significa que sea de seda, Tina... Durante este año mantuve a flote a la manada y no estaba al 100% — Comencé a vestirme.
—Lo hiciste por qué querías escapar de lo doloroso que fue el rechazo y te encerraste en asunto de la manada... Mar, lo sabes tanto como yo; te dolió mucho que te rechazará, por qué una parte de ti quiso que se enamorara de ti. — comenzó a caminar por la habitación. — Debes aceptarlo por qué nadie más lo hará.
—Lo deje morir hace mucho tiempo, el dolor está ahí, sí; no lo niego pero ya ha pasado mucho tiempo he sabido seguir adelante sin un Meta... Si la diosa decide mandarme uno de nuevo, no la tendrá fácil. — sentencie con voz dura.
—Entonces te hará daño tanto tú como a él. — me miro como si fuera lo más obvio del mundo.
—Te odios, pero sabes que no entraré en razón tan fácil. — Dije acercándome a la puerta para salir. — hoy vine a emborráchame como nunca así que muera el tema.
***
P.v. Ángel.
Ha pasado más de ocho hora y ni luces de Prismar, nuestra madre está que no puede de los nervios, mire a Alan que estaba tan tranquilo mirando la ventana.
—No cambiará nada si sigues mirándome así... Lo sabes, ella desde que la conocemos es así; el que se haya enamorado y le rompieran el corazón no significa que no volva sus andadas. — Siguió mirando la ventana con más interés. — seguro está en un bar o peleando... Yo que sé.
—Es nuestra hermana...
—Es lo suficiente grandecita para saber qué es bueno y qué es malo. — me miro con aquellos ojos verde azulado oscuro. — ya volverá, siempre lo hace.
Cayó la noche nada de Prismar, comenzaba a preocuparme tanto que comencé a morderme las uñas, si poco varonil; lo sé, pero entiéndame es mi hermana y la quiero. Ya era las doces; mi papá sin noticias de ella, la puerta se escuchó que tocaban fui abrí encontrándome a una chica peli castaña rojiza.