Capitulo 8º
Viejos amigos.... ¿¡Ex Metas!?
P.v. Prismar.
Estaba hay parado como si nada, una felicidad llego a mí al ver a la persona parada en la puerta de la casa, Gabriel estaba de vuelta. Me lance a abrazarlo juraría escuchar un gruñido; el me recibió con sus grande brazos, después Tina se le lanzó también. Éramos los mejores amigos peleadores del mundo, en las calles éramos los peores. Lástima que Aarón estaba fuera de mi vida, bueno verán, Gabriel era el que mantenía mi secreta de mi vida fuera de la manada y fue el causante que Tina y yo somos mejores amigas. Alan prácticamente le arrancó a Tina de los brazo, yo por otro la lodo. Estaba muy bien. Después saludo mis hermanos; con aquel saludo de hombre, de un abrazo y un golpe en la espalda.
—Hay nuevo miembros en la familia. — dirijo su mirada a Ryd y Lana. —Un gusto, soy Gabriel Tomás, miembro de esta manada y amigo de la infancia de los trillizos. — se presentó con emoción.
—Soy Ryd y ella es Lana Brown, mi hermana — se presentó Ryd estrechando la mano.
—El gusto es mío, es realmente interesante conocer a una persona como ustedes... Es increíble una mezcla perfecta de dos especies diferentes. — miro a Ryd con interés.
—Ok, eso sí es raro...— respondió Ryd confundido.
—Gabriel... Me está jodiendo. — lo mire con cautela. — Imposible, tu... Tú... Pero era un lobo en todos los genes. ¿¡Cómo sucedió!?
—En el momento cuando estaba pasando por mi primera transformación, un vampiro me mordió, creyendo que estaba muerto...
—Tus genes lobos se mezclaron con los genes de vampiro creando así un híbrido. — Concluí por él, el cual me quedo mirando como una loca. — ¿¡Que...!? Es algo normal que leí en los libros... Por favor, la natural es algo fácil de entender.
—Te volviste todo un certifica... — me golpeó en la frente con cariño. — Enana.
— Ja, tú lo eras antes... Siempre lloraba por qué te molestamos, así que no me llames enana. — le sonreí.
— ¿¡Y Aarón!?— Pregunta, ganador las malas mirada de los presente. — ¿¡Que...!?
—Larga historia, amigo... Pero entras prepararé algo de comer. — lo invite a la casa.
— ¿¡Todavía dejas quemar la cocina...!?— le pregunto a Tina.
—Si lo hace, pero relájate lo hace con delicias — respondió Tina muy divertida.
Los dejé en la sala, hablando con los chicos mientras yo preparaba un poco de comida, mi favorito son los postres, estaba distraída; cuando sentí que alguien me acariciaba mi cuello, mil cosquillas se desataron por mi cuello. Mis mejillas se pusieron rojas; su respiración acaricio mi piel.
—Eres muy sensible. — susurro con voz era ronca, mi corazón se aceleró; mientras mi rostro se calentaba más de lo normal; juraría que se estaba burlando de mí.
—No es gracioso. — dije con una molestia falsa. Buscaba con la mirada un lugar en donde esconderme.
Su cercanía es una caricia con dulzura, sus manos rozaron mi piel la cual se puso como piel de gallina; manadando cosquillas por todo mi ser, ¿¡Que me estaba pasando!? Me invadió ese pensamiento. Desde la enfermería; Ryd ha estado muy diferente conmigo, pero sobretodo yo aceptaba lo que pasaba con facilidad. Me prometí no caer nuevamente en las manos de hombre. Me aparte de él con brusquedad, mientras mi respiración estaba acelerada.
— ¿¡Que crea que estás hacía..!?.— lo mire a los ojos de color ceniza dorados rojizos. — ¿¡Quién eres!?
—Colt, por fin te conozco. — una sonrisa se apoderó de sus labios. — Debo decir que el Bastardo se quedó corto en decir que eres hermosa.
— ¿¡Tanto amor hay entre ustedes!?— pregunté con sarcasmo. Mientras seguía con lo mío cocinar.
—Nos tratamos así... Quiero hablar contigo de algo. — lo mire con rudeza. — Que fiera, nos tocó.
—Habla. — le di la espalda para que notará que no me importaba lo que tenía que decirme.
—Gracias... — susurro en mi oído, dejándome sorprendida. — por no abandonarnos a nuestra suerte, no soy Ryd que te invito a una Cita... Pero este es un presente de mi parte.
En mi cuello cayó con suavidad un collar de oro en forma de una hoja pequeña, en el centro había una gota de agua de color ceniza dorado rojizo, me encantó, no lo voy a negar. Me volteo mirándolo a los ojos con una sonrisa de agradecimiento.