Rebel Moon

Capitulo 11°

El Alpha es descendiente de Cael, él sanguinaria.

Los días pasaron los rumores del nuevo Alpha de la manada Rebel Moon, fueron creciendo. Tanto como si fuera no se sabía que creer, como para las manadas como para las demás especies. Que se preguntaba ¿¡Quién es Ryd!? La duda estaba en las persona que estaba en la manada Rebel Moon. Pero sobretodo el miedo de como lideraría la manada.

Miraba como Ryd pasaba por la manada, curioso por saber qué clase de persona es, nadie se atrevía a preguntarle, su aura no lo permitía; aquella que tanto la caracterizaba un llena de oscuridad que hacia deducir lo malvado que podía llegar a hacer. Muy diferente a las anteriores Alpha que son forajidos, lobos solitarios; nadie estaba seguro de donde provenía y si estaba listo para ser el Alpha de la manda.

Algunos fueron testigo de cómo entrenaba con su luna, poco fueron testigo del poder que desprendía la primera vez dentro del campo de entrenamiento,

¿¡Quién es Ryd!?...

Hijo de Cael Brown, un demonio que sus víctimas son más que polvo a esta altura de la vida, aun así, se encontró enamorado perdido de su esposa con un loco. Cael Brown, es conocido como el sanguinario el terror de las especias, Miranda Esthey, hija única de un Alpha; que murió en una batalla poco se conoce de ella, solo que era la meta de una de las Alpha más despedido de la manada Black Moon, durante mucho tiempo fue expuesta a humillaciones y maltratada tanto por la manada y por su meta, fue salvado por Cael, la secuestro en búsqueda de que su enemigo cediera a sus demando pero nunca pensó que se enamoraría de alguien igual de rota que ella.

Ryd, nació uno años después de su casamiento, desde el momento que abrió los ojos supieron que iba a hacer diferente, a los 12 años de edad; Ryd sufrió un trauma que despertó lo sanguinario de Colt, creando así un solo ser tanto demoniaco como lobo, imposible de controlar, haciendo desastre a todo su paso. Lana es la adoración de su hermano fue la única que se atrevió a mirarlo a los ojos después de que Colt, intentara acabar con la vida de los cazadores que los asechaba.

P.v. Ryd.

Las semana pasaba, he notada la mirada de curiosidad de la manada, suspire, mirando cómo se escondía en cada vez que miraba para atrás, eran niños su curiosidad es más grande que los demás, simplemente me senté en el medio del bosque, meditando, aunque parecía que no era así ya que no se podía concentrar por los niños a su espalda, cansado de la situación simplemente se quedó quieto.

—No, le veo nada de malo; no se puede ver que sea malo — escucho a su espalda a uno de los niños — Pero aun así se aura y el olor que desprende es extraño… tu d que dices.

—Mmm, vamos a jugar, mama se enojara con nosotros por estar molestando al novio de la Luna. — era un niños de 7 años.

—Daniel, deja de ser cobarde…

—No creo que sea cobarde, es precavido — los niños se estremecieron al escuchar mi voz a su espalda. — Se pregunta si sus mamas los castigaran si no vuelve antes de la media noche.

Los niños bajaron la cabeza intimidado por mi estatura, suspire poniendo mis manos en mis cintura mirando el bosque, es demasiado tarde para que ellos estén jugando, los volví a mirar, descubriendo a Daniel mirándome con interés. Esa curiosidad tan inocente que los caracterizaba.

—Es hora de volver, los acompaño a sus casas. — comenzó a caminar. — Así ninguno tendrá problemas al llegar a casa.

Durante la caminata, los niños saciaron su curiosidad, preguntaba todo lo que creía importante, mientras llegamos a las casa de cada uno, las madre puso el grito en el cielo al verlo venir tan tarde, me disculpe con ellas por retrasar a los niños, los niños quería verme más seguidos y jugar conmigo. El último era Daniel que estaba un poco nervioso.

—Puedes preguntar lo que quieres — mis manos estaba en mi bolsillo del pantalones.

— ¿¡Ama a nuestra Luna!? — pregunto con una voz delgadita.

—Si, la amo mucho. — respondí sin rodeos.

—Entonces me adoptaran en un futuro. — lo miro incrédulo de lo que había dicho, se notaba feliz. — la Luna me lo prometió, hace unos meses atrás.

—Aun no me lo ha dicho, no hay problemas — respondí poniéndome a su altura, desordenando sus cabellos. — solo tienes que esperar unos meses, entonces te veré mañana. Querido Daniel.

— ¿¡Si mañana… vamos al parque…!? — pregunto con duda. — tu, mama y yo.

—Claro, le voy a decir a mi Luna.

Lo vi correr a la puerta del orfanato, se despido con la mano. Conque adoptar a un niño, volvía a casa con una sonrisa Daniel es un niño lindo, tenía unos ojos verdes claros cabellos oscuros y una sonrisa tan angélica que cualquiera quedaría encantado con él. Entre en el despacho encantándome a Prismar metida en papeles de la manada.

— ¿¡Puedo ayudar!? — pregunte, levanto su mirada de los papeles sonriéndome con calidez.

—Si quieres… ¿¡Como estuvo la meditación!? — pregunto pasando una hoja tras otra.

—Bien, no medite pero encontré a una pandilla de niños agradables. — comencé a mirar los papeles de contabilidad. — conocía alguien llamado Daniel, es un niño encantador; mañana me volveré a encontrar con ellas en el bosque. ¿¡Que tal tu día!?




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