Rebelión: La ciudad de los caídos

No voy a perderle de nuevo

—Se cómo mantenerla con vida, y por lo visto tú no—escuché decir a Set mientras reía con prepotencia. Había despertado hace unos segundos más no había querido abrir los ojos.

—No necesito tu ayuda ¿qué te hace pensar tal estupidez? —Khaler respondió con molestia.

— No tienes ni una maldita idea de cuánto tiempo llevo buscando a la que ahora llevas en tus brazos— ¿buscándome? —Me he enterado que Lev trabaja para Acker y este está cazándola para llevarla ante él — dijo.

— ¿Cómo carajo sabes de ellos? — Khaler preguntó con desconfianza.

—¡Eso ahora no interesa! ¿sabes la responsabilidad que ahora llevas ahí? — Set preguntó irritado. Supongo que hablaba de mí —Esa criatura de apariencia inocente es capaz de terminar con todo y todos, y hoy lo demostró— suspiró —¡Oh vamos! de ese chico ni cenizas han quedado— contuve un sollozo para no ser descubierta —Esta mujer en brazos equivocados representaría el fin de todo— dijo — Tendrás que caminar por fuego si quieres salvarla ¿tendrás el valor para hacerlo? — rio mientras le escuchaba alejarse — ¿Vienes? — preguntó, sentí el movimiento de Khaler al andar

Caminamos por un largo rato hacía algún lugar.

— ¿Cómo es que tienes todo esto? — Khaler preguntó. Abrí un ojo con disimulo picada por la curiosidad viendo una enorme y hermosa casa que desprendía ¿lujo?

—Hago lo mismo que tu lobito— dijo divertido. Volví a fingir que dormía.

—¿Quién demonios eres tú? — Khaler masculló.

— Te conozco perfectamente bien Khaler Aurek — Set dijo. Sentí como el cuerpo de Khaler se tensaba hasta que me acomodó despacio sobre lo que supuse era un sofá —Vi como tu padre te desterraba de Coellum— habló con malicia provocando que Khaler se alejara de mi rápidamente —Estuve ahí cuando todo sucedió— dijo —Se absolutamente todo de ti mi bello amigo— chasqueó la lengua.

— Habla de una maldita vez ¿quién mierda eres tú? — Khaler sonaba cada vez más furioso.

— ¡Carajo! no puedo creerlo— Set río con sarcasmo —Todo un futuro dios padre de todo tiene como obligación el saber sobre cada ser que pisa este mundo— dijo.

— ¿Quieres callarte ya e ir al grano de una maldita vez? — gritó.

— ¡Oh vamos! ¿Alguna vez te diviertes o siempre vas por la vida con ese rostro amargado? — Set preguntó divertido a lo que Khaler gruñó — ¡Bien! — gritó con frustración. Entreabrí mis ojos viéndole como se dejaba caer en el sofá que se encontraba frente a mí — ¿Al menos quieres tomar asiento? — le preguntó. Khaler caminó hasta el sofá más pequeño que se encontraba justo al lado de donde se encontraba él. Ahora ambos estaban viendo hacia mí.

—Habla de una maldita vez o mi paciencia va agotarse— al parecer Khaler ya estaba más que cabreado. Set suspiró rendido.

—Yo era el protegido de Aren— suspiró «¿él conoce a mi padre?» —Por desgracia fue la única figura paterna que tuve, y gracias a eso vi y se cómo todo sucedió— mi corazón se agitó —Estuve presente cuando tu padre te maldijo y como casi terminaba con tu vida — dijo captando totalmente mi atención.

— ¿Entonces como llegaste aquí? ¿Qué diablos haces en Antrum? — Khaler preguntó con insistencia. ¿Acaso también era uno de los traidores de Coellum que venía por mí?

— Antes de responderte eso, tienes que saber el principio de todo esto— después de algunos segundos en silencio y un suspiró él siguió —Aren solía tener la costumbre de desaparecer por días y nunca supe por qué, hasta que me atreví a seguirlo sin que él lo supiera. Mi curiosidad era demasiado grande, después de todo solo era un estúpido adolescente— le vi con la mirada perdida en algún punto de la habitación —Ese maldito día vi como Aren se escabullía por el castillo tratando de no ser visto. Se dirigió a los establos donde tomó su caballo yendo hasta la salida del castillo. decidí tomar un caballo y lo seguí por todo el bosque tratando de mantener distancia para no ser descubierto, prácticamente Aren atravesó el bosque completo ya que llegamos a una de las fronteras de Coellum, era la que colindaba con las villas de los Agfin, no sabría decirte cuanto nos llevó llegar hasta ahí, solo sé que fue mucho— dijo pensativo —Aren cabalgo un poco más, rodeando la villa hasta que llegó a un inmenso campo donde recuerdo que se encontraba un gran árbol, yo decidí seguirlo a píe debido a que era un campo abierto y no podría ocultar al caballo y a mí al mismo tiempo. Decidí detener el tiempo— explicó.

—Espera ¿qué? ¿Detener el tiempo? — Khaler preguntó confundido.

—Puedo controlarlo o mejor dicho podía ¿me dejas continuar? — dijo con molestia.

—Imbécil— Khaler masculló.

—Traté de buscar un lugar donde lo tuviera a la vista, y encontré el escondite perfecto entre los arbustos quedando ese gran árbol frente a mí. Permití que el tiempo corriera nuevamente— se reacomodó en su asiento —Aren aparentemente estaba esperando a alguien debido a que solo se quedó ahí recostado en el árbol, y vaya que yo tenía razón, recuerdo que una flama alumbró en la distancia hasta que poco a poco se acercó, pero no podía distinguir de que o quien se trataba, hasta que estaba lo suficiente cerca vi a una preciosa mujer de cabello rojo incandescente, era la primera vez que veía en persona..., a un Agfin— «Mi madre» pensé recordando su hermoso rostro —Pero mi sorpresa fue mayor cuando Aren se acercó a ella y este la besó. Pero mi atención se desvió hacia los brazos de esa mujer, ella cargaba a una pequeña niña dormida— dijo susurrando lo último

—Gabrielle—Khaler masculló.

—Sí, se trataba de una muy pequeña Gabrielle— confirmó —Recuerdo como Aren la tomó entre sus brazos y Gabrielle se despertó reconociéndolo ya que se colgó de su cuello dándole besos por todo el rostro. Ahora puedes imaginar la cara de estúpido que yo tenía en ese momento, no comprendía nada más que solo que el gran dios de la guerra había roto todas las leyes divinas— cerré los ojos con prisa cuando él volteó hacía mi —La mujer que al parecer era la madre de Gabrielle se alejó nuevamente por el mismo camino donde vino dejándolos a solas, en ese momento lo único que quería hacer era salir de ahí y vaya que error el que cometí— rio —Al retroceder pise una rama seca que se encontraba en el suelo. Aren dejó a Gabrielle en el suelo, y gritó en mi dirección ¡Sal de ahí ahora mismo o voy a matarte! — hizo una pobre imitación de mi padre a lo que contuve las ganas de reírme.




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