Rebellion: El Reino de Irsac

4

Pierre

Hice hasta lo imposible por convencer al rey y a la reina.

Ya es momento de que lo acepten.

 

— Su alteza — la voz de Rushkin se hace presente, el momento ha llegado.

 

Me acompaña hasta los aposentos de mis padres, estoy decidido ha tener esta plática con ellos. No quiero seguir haciendo todo lo que me ordenen, quiero tomar mis propias decisiones sin preocuparme o tener que seguir complaciendo al resto.

Rushkin me lleva hasta la puerta. Cuando tomo la valentía de entrar, mi madre me mira con ojos intranquilos, sabe lo que se avecina.

 

— Querido hijo… — el rey suspira recorriéndome de pies a cabeza mientras camina a mi alrededor — eres un muchacho tan, pero tan estúpido por tomar decisiones con el corazón y no con lo que realmente importa.

 

— Quiero mi felicidad — aprieto los puños a mis costados, no voy a mentir, los nervios me invaden — , quiero mi propia vida. No me voy a casar con una mujer que no conozco y que no podré amar.

 

Mi padre lanza una carcajada al aire, cuando termina, se acerca de manera amenazante.

 

— Piensa con la cabeza y no con el corazón — me empuja — . ¿Crees que un reino se gobierna así? ¡pareces una jodida mujer!

 

— ¡Quiero ser una persona feliz y saber manejar al reino pero no de la manera que lo haz hecho hasta ahora! — empiezo a gritar también, estaba cansado de vivir así — ¡no quiero ser infeliz como mi madre!

 

Al topar algo tan delicado como eso, papá se ha girado y me ha dado un golpe en el pómulo. Mi madre ha sollozado, pero me he defendido empujándolo.

 

— No eres un verdadero hombre, sólo das asco y me da vergüenza ser tu hijo — hablo con amargura, he tenido esto por mucho tiempo — . Eres una persona que jamás ha merecido ser rey.

 

— ¡Vas a hacer lo que yo di-

 

El rey se ha cogido el pecho, empieza a tambalearse y cae cerca de mis pies. Mamá ha pedido auxilio, los guardias empiezan a entrar y Rushkin me ha sacado de la habitación para llevarme lejos, específicamente a la cocina.

 

Los gritos y llantos de mamá se escuchaban por todo el castillo, llamaron al médico solo para confirmar lo peor.

 

Yo maté al rey.

Yo maté a mi padre.

 

— Su alteza, debe de ir a descansar a sus aposentos. Todos en el castillo están tensos, por favor, déjeme acompañarlo.

 

— No digas tonterías Rushkin — de forma molesta me giro en dirección a las escaleras — , y ya te he dicho que dejes de decirme “su alteza”, mi nombre es Pierre.

 

Se ha inclinado en forma de respeto, ha obedecido mi orden y ha dejado de obstruirme el paso.

 

— Dame mi capucha y el bolso, tengo que recuperar el collar — aunque el rostro de Rushkin me transmite desaprobación, no dice nada, sólo cumple con entregarme lo dicho.

 

— Volveré más tarde, espero que vengas a mí para mantenerme informado de cualquier cosa que suceda en el castillo.

 

Ha hecho la reverencia y finalmente se ha convertido en un halcón, es su forma de despedirse.

 

***

 

Una vez más me encuentro en el pueblo, olvidaba como me encantaba respirar al exterior en vez de estar encerrado como un animal.

 

No fue fácil sobrellevar el hacer todo dentro del castillo, estar escondido del ojo del pueblo. Una auténtica pesadilla que no se la deseo a nadie.

 

Esta vez no voy al bosque, me lo pienso dos veces, opto por buscarla a ella.

¿Cómo se llamaba? Recuerdo que era un nombre parecido a la palabra abeja. Lo único relevante es que es hermana de la hermosa chica que parece un ángel.

 

Price.

 

Me pregunto que tal estará Price, ¿se sentirá afortunada de conocerme? ¿querrá casarse conmigo? Lo cierto es que no quiero obligarla a nada, pero tengo un amor tan codicioso que roza la locura.

 

De tanto divagar, llegué al puente que conecta con el otro extremo del bosque, según dicen es la parte donde está un “equilibrio” y un “prodigio”, pero quien sabe.

 

Una gran sorpresa me llevo luego de observar con detenimiento, es la chica de nombre raro, la hermana de Price.

 

Oh no, viene directo hacia mí. Maldita rama.

 

Tres preguntas, una respuesta que estoy dispuesto a saberla.

 

Ni ella ni Rushkin entendería porque lo hice, sólo empecé a correr, quiero ver que tan lejos Abela podía llegar. Quiero descubrir hasta donde su curiosidad podría llevarla.

 

¡Su nombre era Abela!

 

Luego de huir sin parar hemos llegado a la parte más oscura del bosque. Abela se ha abalanzado encima y me ha hecho pelear.

 

No me gusta tocar a ninguna dama, pero Abela es tan feroz a diferencia de su hermana.

 

Después de darme con su daga en mi antebrazo no he tenido más opción que cogerla del cuello. Ella tampoco piensa en rendirse, me tomo bien aquello.

 

Por el calor del momento y ver que la pueblerina no paraba hasta sentir que arañaba mi rostro, he arrancado el collar con la poción.

 

Lo he destruido.

Maldita seas Abela.

 

¿Cómo pudo pasar esto? ¿cómo el collar pudo caer en sus manos?

 

Con el dolor del golpe en mi nariz y con el agotamiento de la pelea, Abela ha descubierto lo que no tenía que presenciar.

 

Tú y tus impulsos, idiota Pierre.

 

Su rostro era una mezcla de estupefacción ¿y horror?, no me importaba, pero sus ojos no se apartaban de mí, parecía querer entrar a todo mi ser y ver que ocultaba.

 

No confío en ti.

 

La miré a los ojos, que sepa que no soy un cobarde y tampoco un ingenuo. Si quería otra pelea aquí estoy.



#6642 en Fantasía
#1469 en Magia

En el texto hay: reyes, rebelion, fantasa

Editado: 28.01.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.