Rechazada por mi alpha

CAPITULO 22: La Luna y el Corazón

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María

Esa noche, después de una maravillosa tarde con Aaron, me quedé despierta pensando en todo lo que había ocurrido. Nunca había sentido una conexión tan fuerte con alguien.

Cada palabra, cada risa, cada toque me parecía una promesa de un futuro brillante.

Me di cuenta de que había dejado atrás la inseguridad que sentía por Steven; ahora estaba lista para abrazar lo que venía.

La mañana siguiente fue un día de relax. Mi madre se había ido a trabajar y decidí aprovechar el tiempo libre para dar un paseo. El aire fresco y el canto de los pájaros me llenaron de energía.

Mientras caminaba por el barrio, no podía evitar pensar en Aaron. Su sonrisa, su risa, la forma en que me miraba… todo me hacía sentir viva.

Al llegar al parque, me senté en un banco y saqué mi móvil para revisar mensajes. Había uno nuevo de Aaron:

“Buenos días, princesa. Espero que durmieras bien. ¿Qué planes tienes hoy? 😊”

No pude evitar sonreír, así que respondí rápidamente:

“¡Buenos días! Dormí increíble, gracias. Solo estoy dando un paseo. ¿Y tú?”

El mensaje llegó rápido.

“Estaba pensando en ti, como siempre 😏. ¿Te gustaría verme más tarde? Tengo algo en mente.”

Sentí un hormigueo en el estómago. ¿Qué podría ser?

“¡Sí! ¿A qué hora?” respondí, emocionada.

“¿Te parece bien a las 5? Te recogeré. Te prometo que te va a encantar.”

“Está bien, nos vemos a las 5 entonces. Estoy emocionada. 😍”

Lo dejé en claro: estaba realmente emocionada. Mientras me dirigía a casa, mi mente giraba en torno a lo que podría estar planeando. La idea de pasar más tiempo con él me llenaba de felicidad, y pronto el día pasó volando.

A medida que se acercaba la hora de nuestra cita, me preparé. Elegí un vestido cómodo y fresco, uno que me hacía sentir segura y bonita. Quería lucir bien para Aaron, y había un pequeño espejo en mi habitación donde me detuve un momento para mirarme.

“Perfecta”, me dije a mí misma.

Cuando sonó el timbre de la puerta, mi corazón se aceleró. Fui a abrir, y ahí estaba Aaron, con una sonrisa que iluminaba su rostro. Llevaba puesta una camiseta de color azul claro que hacía resaltar sus ojos.

—Hola, hermosa. —dijo, inclinándose para darme un beso suave en la mejilla—. ¿Listo para la aventura?

—¡Listo! —respondí, sintiéndome emocionada y un poco nerviosa. No sabía qué esperar, pero estaba lista para cualquier cosa que Aaron tuviera en mente.

Mientras nos dirigíamos a su coche, sentí mariposas en el estómago. “¿Qué tendrá planeado?”, pensaba.

Aaron nos llevó a un lugar que nunca había visto antes: una pequeña zona a las afueras de la ciudad, donde un claro de luz se filtraba a través de los árboles, creando un ambiente mágico. Había una mesa de picnic instalada, decorada con velas y flores.

—¡Guau! —exclamé—. Esto es increíble.

—Espero que te guste. Quería hacer algo especial para nosotros —dijo mientras comenzaba a sacar una canasta con varios deliciosos bocados, galletas, frutas y vino.

La atmósfera era perfecta. Empezamos a comer y hablar, y la conexión entre nosotros se volvía más profunda por cada palabra compartida. La risa fácil y las miradas llenas de significado nos hicieron sentir como si estuviéramos en nuestro propio mundo.

Un poco más tarde, después de disfrutar de la comida, Aaron se inclinó hacia mí y, con un tono serio pero suave, me preguntó:

—Maria, ¿qué haces aquí? Quiero saber más sobre ti, sobre tus sueños.

Tomé aire profundamente, preparándome para abrirme. Hablé de mis sueños, de cómo siempre había querido explorar el mundo más allá de mi pueblo, y de cómo la universidad tenía sus altibajos, aunque lo intentaba hacer lo mejor que podía.

—Para mí, tú eres una inspiración. —dijo Aaron, mirándome a los ojos—. Lo que tienes adentro, tu luz, lo veo. No dejes que nadie te detenga.

Sus palabras amables llenaron mi corazón de esperanza.

—Gracias, Aaron. Eso significa mucho para mí. A veces siento que dudo de mí misma, pero estoy intentando superarlo.

Ambos compartimos nuestros temores y esperanzas, y a medida que pasaba el tiempo, me di cuenta de que me estaba abriendo a él como nunca lo había hecho con nadie.

Después de un tiempo, decidimos dar un paseo por el claro, con el sol comenzando a ocultarse en el horizonte. La luz dorada creaba sombras suaves a nuestro alrededor, y todo se sentía tan perfecto.

De repente, Aaron se volvió hacia mí y tomó mis manos.

—María, quiero que sepas algo importante. —Me miró a los ojos, mostrándome su sinceridad—. Cuando estoy contigo, siento que he encontrado a alguien especial, alguien que quiero conocer más a fondo. Eres mi luna.

Mi corazón dio un vuelco ante sus palabras. Nunca había vivido algo así. La forma en que me miraba, la manera en que expresaba sus sentimientos… todo me hacía querer acercarme más a él.

—Yo también siento lo mismo, Aaron. —Le dije, sin pensarlo—. Me siento muy afortunada de haberte encontrado.

Esa noche, mientras caminábamos bajo las estrellas, supe que debía enfrentar cualquier obstáculo que se interpusiera en nuestro camino. Tenía a alguien a mi lado que valía la pena.

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✨ *¡Hola a todos!* ✨

🌟 Aquí les traigo un nuevo capítulo, lleno de sorpresas y emociones.

¡Gracias por acompañarme en este viaje! Su apoyo significa el mundo para mí. Espero que lo disfruten tanto como yo disfruté escribirlo. 🌟

💖 *Con cariño, Her Chay You* 💖

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