La manada de los Midnight nos mandó un interesante recado en respuesta a la sugerencia de mi padre y Ahron sobre una posible tregua entra ambas manadas, decidieron respondernos con el cuerpo degollado de un animal inocente, de un lobo siberiano blanco.
Los Midnight eran peores que animales, no estaba de acuerdo en aliarnos con ellos, pero Ahron creía que no era bueno para las siguientes generaciones crecer con el temor de ser asesinados tal cual como el lobo que nos mandaron, y mi padre estuvo de acuerdo solo porque pensaba en mí y en Danely, ya que se esperaba que yo fuera el próximo alfa. Cuando vi el cuerpo del pobre lobo pensé en mi Apolo.
Nos reunimos en una parte baja de las montañas más alejadas de San Juan a pocos metros de los Midnight, Ahron no podía convertirse como nosotros, así que requeríamos de un lugar por el que pudieran transitar autos. No era costumbre que Ahron nos acompañase a estos líos, era peligroso para él, su inmortalidad era únicamente longeva.
—Deberíamos atacarlos y dejarlos tal cual dejaron a ese pobre lobo—masculló Mason.
Danely en comparación con los hombres y otras mujeres de la manada era pequeña y más sentimental, se inclinó sobre el cuerpo del lobo siberiano y acarició su cabeza no importando la sangre que la manchó. Ella era muy afinada con la naturaleza y los animales, aquel era considerado un don entre nosotros, pero atraía sus responsabilidades y consecuencias, Danely lloraba como si estuvieran partiendo su propio corazón en dos cuando veía talar un árbol, o cuando lastimaban un animal.
Aprendió a controlarse con el paso de los años, ahora sólo sufre dentro de sí misma.
Claro que de mí no podía ocultar sus sentimientos, mi problemática habilidad empática me hizo comprender la carga que ella llevaba en sus hombros, pero me permitió apoyarla desde pequeña.
—Deberíamos darle una cucharada de su propia medicina—dijo Gavin Dupaix, otro miembro contemporáneo conmigo—. Estoy tan harto de pretender que todo está bien.
Mi padre se acercó a Danely y le acarició el hombro.
—No es correcto proceder en respuesta a su estúpida provocación.
El gruñido insatisfecho de Isaiah nos hizo verlo. Era el tío que a mi parecer no debió nacer, muy impulsivo y prepotente, así mismo era su único hijo Jack.
—Siempre dices estupideces como esas, ¿hasta cuándo tendremos que estar estáticos como perritos asustados?
Había aproximadamente quince lobos en el grupo que escuchaban en silencio, en secreto a mi padre le preocupaba que alguno de ellos se volteara contra los alfas actuales de nuestra manada y decidieran actuar como Isaiah. Pero yo sabía que en su mayoría confiaban en mi padre y Ahron. Era sólo que nuestra sangre animal nos exigía tomar cuentas en el asunto de la única forma en la que un lobo saciaría su sed de venganza.
—Tu impaciencia te hará perder un día la cabeza, hermano—prosiguió mi padre, le dio la espalda a mi hermana y se dirigió al resto de la manada—. Decidimos cambiar nuestro proceder por la seguridad de nuestras familias, no tenemos por qué volvernos tan irracionales como ellos, tenemos la oportunidad de mejorar y evolucionar en mejores seres.
—Somos lobos, no necesitamos evolucionar más. Somos perfectos.
—Nadie es perfecto—cortó Ahron, él poco se interponía para hablar cuando estaba Isaiah, prefería evitar las discusiones—, y en definitiva tú tampoco lo eres.
Isaiah gruñó y dio un paso adelante, pero sólo le bastó el gruñido en respuesta de mi padre para calmar sus alaridos de grandeza animal.
—Tu alfa soy yo, así como lo es Ahron, nunca olvides eso.
—¿Qué haremos entonces? —preguntó Luke—. Ustedes no creen que sigan matando animales a diestra y siniestra, ¿o sí?
—No lo creo—opiné—. Fue en respuesta a la carta que se les fue enviada. No tienen más razones.
Elías, otro de la manada bufó y se cruzó de brazos con una sonrisa burlona en los labios.
—Los Midnight nunca tienen una razón lógica para atacarnos, sin embargo lo hacen.
—¿Y si atacaran la reserva?
La pregunta de Mason los dejó a todos en silencio.
—Sólo quedaría una salida—contestó mi padre—. Pelear.
—Eso quería escuchar—murmuró Mason—. Los haremos papilla si se acercan.
—Quizá podríamos competir por quien aplasta más cráneos de lobos idiotas—bufó Luke.
—Me encantaría ver cómo el idiota de Ryan se retuerce de dolor cuando le arranque las pelotas—masculló Gavin animadamente.
Ryan era el hijo del alfa de los Midnight, un sádico chico de nuestra edad. A mí también me gustaría arrancarle extremidad por extremidad, pero ese loco deseo sangriento no lo podía decir en voz alta.
—Por hoy se termina esta reunión—declaró mi padre—. Ahron, yo volveré contigo, Danely y Nic también irán en tu camioneta, necesitamos hablar.
Nos fue un poco complicado alejar a Danely del lobo muerto, hasta que mi padre me pidió ayuda con ella. Dany había intentado conectar con sus últimas emociones antes de morir, pero sería imposible si ya debía estar en estado de descomposición. La subimos al auto, ella se veía como siempre cuando presenciaba una muerte. Le permití llenarse de tranquilidad hasta que se durmió en mis brazos de camino a la reserva de los Iron Fangs.
—Tu sobrina—dijo mi padre, sentado de copiloto—, sólo la vi por un momento en la fiesta, luego tuve que irme por todo este lío de los Midnight, pero ella parece amable. Hubiera querido saludarla formalmente. Ya me supongo que lo haré en otra ocasión.
Los vellos de la piel se me encresparon como era de costumbre cuando lo escuché hablar sobre Grace. Me fui con los chicos la noche anterior a la after party de la que hablaba Mason, pero no duré mucho tiempo. Salí corriendo y pasé casi toda la noche convertido en lobo, aquella era una buena forma de bloquear los pensamientos sobre Grace porque sólo quedaban los sentimientos primarios que cualquier animal posee.
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Editado: 20.01.2022