Reclamada l Trilogía reclamada, libro 1

14. Grace

—Ven, siéntate aquí.

Nic me dejó sobre el mueble grande y se sentó a mi lado.

Ahora estaba más convencida de que las personas de este lugar estaban un poco mal de la cabeza, quizá subestimé erróneamente su resistencia al frío cuando en realidad aquello podía estar afectando su juicio racional. ¿Por qué diría alfa? ¿Yo, mujer del alfa?

—¿Te lastimó? ¿Te hizo algo?

Giré mi rosto hacia Nic cuando percibí el tono tenso en su voz.

—No—me limité a contestar.

Fui consciente de que mi voz carecía de convicción.

—Lo voy a matar.

Nic se levantó bruscamente pero cuando sujeté el dobladillo de su camiseta se detuvo enseguida.

—Asesinar es ilegal—le recordé—, y es tu familia.

Cuando volvió su rostro hacia mí noté la perplejidad en sus ojos.

—Ve cómo estás—lanzó sin moverse, y sin embargo podía percibir lo tenso que estaba.

—E-estoy… bien.

—Estás temblando—cortó, con el tono de voz tan gélido como el hielo, lo que contrastaba con la calidez que usualmente emanaba de su cuerpo y que por lo pronto no quería perder.

Pero aun así solté su camisa.

—Se me pasará. 

—Ech wäert hien ëmbréngen wann ech eng Chance hunn—lo oí mascullar entre dientes. 

[Lo mataré si tengo la oportunidad]

Preferí ignorar la palabrería en otro idioma que había dicho.

—M-me gustaría… volver a casa.

—Te llevaré con Ahron.

—Espera, Dany está…

—Le diré después—cortó—. Tampoco has comido nada, así que debes volver.

Me sujetó de la mano y me sacó del centro. De vuelta a la casa no mencioné ni una palabra sobre lo que Jack me había dicho, porque entonces Nic creería una de dos cosas; que Jack estaba loco, o yo. No quería averiguar quién de los dos estaba más afectado por el frío. En el momento en que escuchara la palabra alfa quedaría tan desconcertado como yo.

Cuando cruzábamos el recibidor de la casa Ahron salió de la sala con una taza y un libro en la otra mano. Levantó su rostro cuando escuchó nuestros pasos.

—Ya han vuelto… ¿Dónde está Dany?

—Ella se quedó con Lauren—contestó Nic.

Temía que por lo enojado que estaba sujetara con fuerza mi pequeña mano y me lastimara, sin embargo su agarre era gentil y suave, justo como si fuera algo frágil e importante lo que sostenía. ¿O eso quería creer yo?

Cuando Ahron me miró suspicazmente incliné mi rostro.

—¿Qué ha pasado? —preguntó Ahron, mirando a Nic con cierto deje aprensivo.

—Jack es lo que ha pasado—gruñó Nic.

Ahron frunció el ceño, parecía confundido. En ese momento Helen bajó de las escaleras, se detuvo en el último escalón cuando nos vio, entonces recostó la escoba que tenía de la pared.

—Fue una visita rápida—exclamó Helen, pero le bastó un momento para acostumbrarse al tenso ambiente que había—. ¿Sucedió algo? ¿Grace está bien?

—Llévala a su cuarto—ordenó Nic.

—¿Qué ha pasado? —Helen se acercó y nos miró con recelo.

—Tía, sólo llévala a su habitación.

Me solté del agarre de Nic y me alejé un paso de él.

—Yo puedo ir sola—objeté—. Adiós.

Subí las escaleras lentamente para escuchar lo que decían a mis espaldas.

—¿Pero qué ha pasado? —insistió en saber Helen.

—Hablaremos en mi oficina—decidió Ahron.

Cuando me volteé para ver si todavía estaban en el recibidor ya no había nadie. ¿Qué era tan grave? Yo no le había dicho nada de lo que había sucedido a Nic. ¿Por qué todos actuaban tan extraño con respecto a todo lo que me pasaba? De repente necesitaba saber más de lo que mi subconsciencia me recomendaba que no hiciera.

Bajé las escaleras y crucé la sala para llegar a la oficina, acerqué mi cabeza a la puerta lo más que pude y escuché en silencio.

—¿Es necesario hacer un drama sobre todo lo que rodea a Grace? —habló Ahron, en tono cansado—. Todos sabemos que Jack es igual a su padre de impulsivo.

—No quiere decir que no hablaremos de esto con él—declaró Helen con severidad.

—Pero Grace no lo acusó de nada todavía—replicó Ahron.

—¿Necesito que me diga las cosas para darme cuenta de que algo le hizo? Como si no supieran cómo funciona esto—masculló Nic—. Estaba temblando, estaba muy asustada cuando llegué. Obviamente intentaba huir de él.

—¿Qué crees que le hizo? —preguntó Helen.

—No lo sé, pero el día en que Reagan fue atacada Hunter me dijo que sabía todo sobre mi Séil—explicó Nic—, Jack también lo debe saber, él siempre ha querido ser el siguiente alfa, quizá…

—No insinúas que se quiere quedar con ella, ¿verdad? —intervino Helen, parecía que algo le había causado gracia—, eso no tiene sentido, la Séil es sólo para alguien, Jack lo sabe.

—No estaría tan seguro—dijo Ahron, su tono de voz había cambiado sutilmente—. Isaiah a veces actúa como alguien irracional, no sería nada extraño que induzca a su propio hijo para hacer tales locuras.

—Es mi hermano Ahron—objetó Helen con súbita severidad—. Tanto Owen como Isaiah y yo hemos sido criados por el mismo padre que murió por proteger a nuestra madre porque sabía que la vida sin tu Séil carece de sentido. Isaiah conoce a la perfección nuestras leyendas y leyes. Intentar intervenir en la unión de Nic y su Séil sería como darle el peor de los castigos.

Hubo un silencio que me hizo querer irme, ¿de qué se trataba todo eso de las Séil y el alfa? Nada tenía sentido. Pero Nic habló entonces.

—No lo quiero cerca de ella.

—Yo tampoco—coincidió Ahron—. Sea como sea, asustó a Grace con lo que hizo. Hablaré con él sobre eso.

Cuando volvieron a callar me alejé de la puerta y corrí sigilosamente de vuelta a mi cuarto. Cerré la puerta y me tiré de espaldas sobre la cama. ¿Quizá escuché mal lo que me había dicho Jack? ¿Y si no entendí de lo que hablaban Ahron y Helen con Nic en la oficina?

 

 

 

 




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