Reclamada l Trilogía reclamada, libro 1

21. Grace

 En algún momento debía volver a la realidad que me esperaba afuera de estas cuatro paredes. Me senté sobre el mueble que estaba pegado a la ventana cuando Lauren y Ahron me dejaron a solas, me asomé por la ventana y me pregunté otra vez si no me estaban haciendo una broma en familia. Pero cuando recordaba la solemnidad con la que se expresó Lauren mi mente dejaba de crear conjeturas negativas sobre el tema.

Fue breve su explicación, me dijo que todo lo que necesitaba saber sobre el tema de los Séil lo aprendería yendo a la fogata. Pero tenía miedo de salir, mi valentía se desvaneció en el momento en que enfrenté la posibilidad de estar de nuevo frente a Nic sabiendo ahora que estábamos curiosamente destinados, el tema que todavía no aclaraba en mi mente.

Necesitaba aclarar mis pensamientos, lo que sentía y ver cómo manejar el tema de que estar enamorados no se trataba de una decisión propia, sino más bien de un precepto dictado por los cielos. Por lo que de repente dolía que ese fuera el caso, tendría sentido el por qué Nic aseguraba estar enamorado de mí, se trataba de un efecto que él no podía controlar.

Mientras más divagaba mi mente sobre ese tema más triste y desanimada me sentía. Por un pequeño instante creí que Nic me quería de verdad. Pero, ¿qué era de mí? ¿Lo que yo sentía hacia él también era un efecto involuntario? No quería averiguarlo a profundidad porque muy en el fondo ya tenía esa respuesta.

Alguien se tomó las molestias de tocar la puerta antes de entrar, un golpe considerablemente cortés.

—Toc, toc—Dany se asomó bajo el marco—. ¿Puedo pasar?

—Mmmm, sí.

Tenía el presentimiento de que no podría impedírselo, aunque quisiera. Pasó y se sentó sobre la cama.

—Vaya últimos dos días, ¿verdad? —tenía una mueca de compadecimiento.

Me limité en asentir en silencio. Hacía un tiempo que no la veía, no desde que comenzó mi propia película de fantasía.

—¿Me perdonarás? —preguntó—. Sólo lo ocultamos porque Ahron no quería decírtelo.

Esta chica, siempre echándole la culpa a otros. Sonreí compasivamente.

—Está bien—murmuré—. Creo que…ya estoy un poco más calmada.

Pareció satisfecha.

—Por cierto, terminé de leer tu libro de hombres lobo y romance picante—cambió rápido de tema y sonrió con picardía—. Estuvo buenísimo, deberías leerlo, quizá te sirva como a mí.

Parpadeé desconcertada, hasta que Dany me guiñó un ojo traviesamente.

—Ya sé lo que tienes con Nic.

—Y-yo no tengo nada con Nic—repliqué.

Ella se echó a reír.

—Grace, él te gusta, no necesito ver tus exagerados sonrojos para averiguarlo.

—Esos exagerados sonrojos son involuntarios, sabes que soy un poco… tímida.

—Como sea, mentirosita—rodó los ojos y entonces susurró con emoción—. Me acosté con Luke.

Abrí los ojos más de lo normal. Me giré por completo hacia ella por la impresión.

—¿Se-sexo?

Dany se echó a reír.

—¡Pues claro que sexo!

—¡Sh! —la chité, mirando preocupadamente hacia la puerta—. Dany… ¿no estás intranquila ni un poco?

Vieja escuela o no, para mí el sexo era importante y debía compartirse entre dos personas que se amaran mutuamente, tanto que no estuvieran dispuestas a separarse uno del otro jamás. El matrimonio era una institución que respetaba, nadie sería la excepción. Incluso aunque a veces fuera difícil mantener ese ideal fresco en mi cabeza, porque en este mundo nadie parecía profesar amor eterno.

—¿Por qué debería? No sabes lo bueno que es el sexo, me he perdido de la diversión toda mi vida. En serio, debes probarlo. 

—Espera, ¿esa fue tu primera vez?

Ella se sonrojó levemente.

—¿Soy muy obvia?

—Pregúntale eso a Luke, él lo comprobó.

Ella se echó a reír, pero yo no reaccioné igual.

—¿Por qué la cara de preocupación, Grace?

—Pues, el sexo debería ser… es importante, ¿no es así?

Ella parpadeó en silencio. Luego se mordió el labio inferior.

—Dany, eso es algo importante. Dices que Luke juega con todas, ¿serás capaz de soportar ese hecho y la posibilidad de que seas parte de esas otras chicas?

Volvió a quedar en silencio.

—Sé que te gusta mucho, pero si él sintiera lo mismo por ti esperaría, no te obligaría.

—Lo sé—intervino en voz baja—. Pero, es Luke, y me gusta… no sé qué hacer para gustarle de verdad.

—Sólo sé tú misma, si eso no es suficiente para él será infeliz por el resto de su vida porque ese tipo de vida que tiene lo hará sentir vacío en algún momento.

—Tienes razón—Dany cerró los ojos y cuando los volvió a abrir ya estaba llorando—. Grace, soy una tonta. Y cuando mis padres se enteren de que tuve sexo con Luke me matarán.

Me levanté del mueble y me acerqué para abrazarla.

—Calma, no es como si te fueran a castigar.

—Lo harían—murmuró.

—Dany, no estoy de acuerdo con lo que hiciste, pero fue tu decisión, tú vivirás con ella no tus padres, eres una mujer mayor de edad.

Ella parpadeó con los ojos bien abiertos de algo que me pareció diversión y sorpresa.

—Grace, tengo diecisiete años.

Sentí la vergonzosa necesidad de esconderme dentro de la cama. Miré a Dany una y otra vez, no podía creerlo, donde la viera parecía tener mi edad, e incluso más.

—Y aunque irónicamente me alagas, el hecho de parecer mayor no me ayuda en nada con Luke—ella sonrió tristemente—, él siempre me verá como la hermanita menor de su mejor amigo.

—Mi abuelo decía que en este mundo hay tiempo para todo, quizá el momento de ustedes no ha llegado todavía. Y si aun así sigue siendo un tonto ciego, él se lo pierde, eres sin duda la chica más hermosa que he visto desde que llegué aquí.

Dany levantó el rostro y me sonrió.

—Te has vuelto más animada y cariñosa—comentó Dany con una mirada curiosa—. Ya no estás tan callada o miedosa como antes, me gusta.




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