Apple Poison fue convocado por la reina Grimhilder con urgencia, y sin demora, se dirigió hacia la sala real. El majestuoso salón estaba decorado con colores brillantes y adornos ostentosos que hacían resplandecer cada rincón. Al abrir la puerta, Apple observó cómo su creadora estaba sentada en el trono de madera tallada y cubierto de relucientes láminas de oro esperándolo.
—Apple Poison —dijo la reina en un tono frío y serio al verlo acercarse.
—Buenos días, mi reina. ¿Por qué me ha llamado su majestad? —preguntó Apple.
—Consigue a un cazador y trae lo —ordeno la reina.
—Como usted ordene, su majestad. —dijo Apple, y al mirar por la ventana vio a la princesa rodeada de palomas en el pozo, lo que le provocó una sonrisa leve.
En ese momento llegó un joven bien parecido, con cabello castaño y una camisa azul, alguien que seguramente era de la nobleza, quizás un príncipe. Pero la reina, enfadada por la distracción de Apple camino a la ventana percatándose que la llamada "distracción" era su hijastra sentía como la sangre se le subía a la cabeza su cara se transformó en una mueca de asco, ira y desagrado, cerrando la ventana con violencia.
—Ve a hacer tu trabajo —gritó haciendo que Apple saliera con rapidez del lugar.
Horas después, Blancanieves se encontraba cuidando las rosas en el jardín, un mar de pétalos suaves y sedosos que brillaban bajo el sol. El aroma era dulce y embriagador, con un toque de frescura que recordaba a la primavera, y ella estaba muy feliz de ver cómo habían crecido tan bien desde que las sembró. De repente, vio Apple caminando por el jardín y corrió hacia él.
—¡Apple Poison! —gritó Blancanieves para llamar su atención, emocionada de ver a su amigo después de tanto tiempo. —No te he visto en todo el día. ¿Has estado muy ocupado trabajando? —preguntó con dulzura.
—Vi que un príncipe llegó hoy por la mañana ¿Qué te pareció el chico? —preguntó Apple con voz tensa sin saber porque lo había dicho.
—Oh, él es genial, supongo. ¿Por qué lo preguntas? —respondió Blancanieves con inocencia mientras sus mejillas se tornaban de un color rosa.
«¿Por qué me siento así? ¿Por qué me importa lo que ella piense de ese príncipe?», se preguntó Apple Poison para sí mismo.
Blancanieves comenzó a recoger algunas flores, y Apple Poison la siguió con la mirada.
—Me gustaría saber más sobre él. Tal vez regrese —dijo ella con una sonrisa tímida.
—¿Por qué tendría que regresar? —murmuró Apple Poison con una expresión de desilusión.
—¿Estás bien, Apple? —preguntó preocupada Blancanieves.
—Sí, estoy bien —respondió Apple Poison con brusquedad mientras retomaba su camino comenzando a alejarse.
—¿A dónde vas? —preguntó Blancanieves sin entender la reacción de su amigo.
—A dar un paseo. Necesito aclarar mi mente —respondió con un tono cortante antes de alejarse.
Blancanieves lo mira, confundida, mientras piensa para sí misma «¿Qué le pasa a Apple? Nunca lo había visto así».
Mientras tanto, Apple Poison se detiene a mirar las rosa que está cuidando Blancanieves sintiendo como su corazón latiendo rápido, su respiración se acelera y su mente está llena de pensamientos confusos e inciertos al darse cuenta de esto se enoja consigo mismo pisándolas con furia mientras piensa «¿Por qué me siento así?»
Imaguen extra:
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