Blancanieves se encuentra emocionada al recibir una invitación al baile del castillo, sin esperar que su madrastra la considerara para tal evento, lo que le hace pensar que tal vez aún le guarda cariño.
La conversación entre Blancanieves y Apple Poison se desarrolla en la habitación de la chica. La princesa está radiante con su vestido de baile y el cabello recogido en un moño elegante, mientras que Apple Poison se ve nervioso, jugueteando con las manos.
—Escuché que te invitaron al baile en el castillo esta noche. Estoy sorprendido de que la reina te haya dejado ir —comenta Apple Poison, mientras su mirada se pierde en el horizonte.
—Estoy muy contenta, hace mucho tiempo que no se celebraba un baile en el castillo. ¿Tú también vas a ir? —responde Blancanieves con entusiasmo, observando con atención al chico.
—Bueno, en realidad no sé, no tengo pareja de baile, así que consideraba no ir —responde Apple Poison, mientras sus ojos se desvían hacia el suelo.
—Oh, ya veo. ¿No hay alguien en particular a quien te gustaría invitar?
Esta pregunta tomo desprevenido a Apple Poison que quería invitar a la chica de piel clara, peo su orgullo no se lo permite.
—No, no hay nadie en especial —dice con sus mejillas toman un sutil tono rosa.
Blancanieves lo mira con ternura y le agarra de la mano.
—¿Por qué no me invitas a mí? —pregunta con una sonrisa.
—¿Qué? Tsk —suelta el chico con sorpresa— está bien, iré solo porque tú no tienes a nadie más —dice Apple Poison, tratando de ocultar su emoción.
—Sí, nos divertiremos, gracias, Apple —responde la princesa con una amplia sonrisa.
Más tarde en la noche, el salón del baile se decoró con lujosas cortinas rojas y doradas, con grandes lámparas que cuelgan del techo, creando un ambiente cálido y elegante. Los invitados se visten con trajes de la época, mientras una orquesta toca música en vivo.
Blancanieves y Apple Poison se mueven con gracia en la pista de baile, rodeados por otras parejas, algunas de las cuales los observan con admiración, mientras que otras cotillean a sus espaldas. Apple Poison mira con repelencia a algunos invitados si las miradas mataran ya habría un genocidio en el salón.
En un momento de la noche, la joven princesa se da cuenta de que su acompañante está distraído y lo mira con ternura, lo que le provoca una sonrisa llena de calidez que envuelve a todos los que la rodean.
—Gracias por invitarme a bailar, Apple —dice Blancanieves con una sonrisa.
Se detienen y se miran de nuevo. Apple Poison se siente raro como si algo en su interior quisiera salir.
—Blancanieves, yo… en verdad me gusta… —dice con dificultad.
Blancanieves lo mira sus ojos expectantes.
— Me gustaría decirte que practicaras más tu baile, te equivocas mucho, así que hasta que no mejores, solo podrás bailar conmigo —termina Apple Poison con una sonrisa.
—Oh, entiendo —responde Blancanieves, también sonriendo.
Al final de la noche, la pareja se retira del castillo caminado por el jardín hasta llegar a las escaleras. Desde allí, pueden admirar la impresionante vista del cielo nocturno, lleno de estrellas brillantes. El viento sopla con suavidad, haciendo que las hojas de los árboles se muevan con gracia.
Blancanieves mira hacia arriba con una sonrisa en su rostro, admirando la belleza del cielo.
—Es tan hermoso —dice en un susurro.
Apple Poison la mira con ternura, sabiendo que este es un momento especial que nunca olvidará.
—Si —responde mientras la observa, Blancanieves se da cuenta de su mirada y le sonríe con dulzura.
Imagen extra:
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