Reconocernos ¡otra vez!

Capítulo 9: Te apoyamos en todo

 

Me levanté como siempre para lavarme, no desayune nada, porque Alice me confirmó ayer por la noche que tenía tiempo para vernos a las ocho de la mañana. Al llegar, me senté en una mesa que daba a un ventanal con una amplia vista de la calle, me pareció ver el mismo auto negro con lunas polarizadas que vi ayer, fue extraño, pero lo deje pasar porque creo que ya me estoy volviendo paranoica. Pedí un café y un sándwich ya que no había podido comer nada desde el día anterior, cuando llegué a casa ayer, estaba tan cansada que subí de frente a dormir y ni me percaté si Andrew estaba en la casa, por lo menos, en la mañana no lo vi.

La puerta de la cafetería se abrió, era Zander, ya que llegó antes que Alice, pienso darle su merecido por ocultarme lo de Sofí. Se acercó a una mesera y supongo le pidió que le trajera un café, ya que señalo a mi mesa, por último, le dio un guiño y se acercó a mí.

 

— Parece que esta vez yo fui el puntual — dijo sonriendo

 

— Siempre hay una primera vez para todo — le guiñe un ojo, nos conocíamos muy bien, él sabia porque le había dicho eso y rápidamente se le borró la sonrisa del rostro.

 

— Ya lo sabes ¿verdad? ... enserio, no sé lo que me paso. Tu sabes, que cuando estoy borracho, suelo pensar más con mi amigo de ahí abajo que con mi cerebro. Ni siquiera sé, cómo ver a Sofí a la cara después de lo que pasó y la verdad, no termino de agarrar valor para ir a disculparme — dijo cabizbajo, era la primera vez que lo escuchaba hablar de forma tan sincera.

 

Pero me daba cuenta, que aún no caía en la realidad de lo que paso con Sofí, lo sigue viendo como un error; el muy tonto no se da cuenta de sus verdaderos sentimientos.

 

— Eres un tonto, ¿Sabes por qué, todavía no agarras valor para pedirle perdón? ... no puedes disculparte, porque en realidad, no sientes lo que pasó con Sofí. Llevo años siendo amiga de los dos, ustedes esa noche, rompieron la barrera que ustedes mismo se pusieron desde el inicio y solo, porque no quieren aceptar que se atraen … que en realidad se gustan, los dos son unos tontos — dije con una sonrisa de lado, el me quedo mirando, como si recién se diera cuenta. Creo que estaba pensando en todos los años que pasamos juntos y que no se dieron cuenta.

 

La mesera se acercó a dejarnos nuestros pedidos. Zander seguía metido en sus pensamientos, cuando veo que entra Alice, se acercó a la mesa y aprovechó para pedirle un café a la mesera.

 

— ¿Qué tiene tu perro? — me preguntó Alice, mientras se sentaba a mi lado. Rápidamente Zander recuperó su simpática personalidad para responderle como acostumbra.

 

— Debe ser que mi olfato te detecta a kilómetros y me pones de malas rápido — dijo burlón.

 

Alice lo quería matar con la mirada, estaba a punto de responderle, pero necesitaba que se centraran en lo que yo tenía que decirles, así que interrumpí su guerra de miradas.

 

— Ya basta … les dije que necesitaba hablar con ustedes, es algo importante, no quiero que se aloquen antes de tiempo así que escúchenme y luego hablan… ¿entendido?, escuchen bien, les estoy diciendo hablar, NO GRITAR — dije recalcando las dos últimas palabras para que les quedara claro

 

— Me estás asustando, ya dinos que pasa — dijo Alice, al tiempo que la mesera le dejaba su café. Esperé que se retirara y empecé.

 

— Me voy a casar y mi fiesta de compromiso es el próximo fin de semana — dije lo más rápido posible — y no es una broma

 

Alice y Zander estaban en shock, por lo menos, este último que me conocía muy bien, sabía que no era ninguna broma; Alice, solo me miraba como si no me conociera.

 

— Ilse, por favor, explícate y ve un poco más despacio que me estás perturbando — dijo Zander bastante serio. Alice no podía pronunciar palabra alguna, así que solo asintió en acuerdo con Zander.

 

— Andrew Moretti, es hijo del amigo de mi padre y por capricho de los abuelos, nos hemos visto obligados a casarnos — guarde silencio un rato para tomar un poco de aire — Si no lo hacemos, todo se va a ir por la borda, ambas familias se verían perjudicadas ... negocios, compañías, propiedades ... absolutamente todo por lo que mi padre se rompió el lomo se vendría abajo, incluyendo los fideicomisos y acciones que les corresponden a mis hermanos. Prácticamente nos dejarían en la calle y con un millón de deudas y demandas por incumplimiento, las cuales no podríamos asumir ni trabajando toda la vida.

 

Guardé silencio, esperando a que alguno de los dos hablara, pero pareciese que les habían comido la lengua, normalmente ninguno de los dos dejaba de hablar nunca, pero hoy seguían mirándome sin poder pronunciar palabra alguna. Me sentí mal, por el dolor de cabeza que seguro les había causado en menos de cinco minutos, los entendía, tanta información en un solo día era difícil de asimilar, ni siquiera yo la terminaba de aceptar.




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