He llegado a ese punto
donde ya no guardo rencor
y prefiero cerrar la puerta
a todo aquello que me saca de mi paz.
Prefiero hablar menos,
dar la razón aunque no la lleven,
pasar de conflictos,
tener menos amigos, pero de calidad.
Este punto en que todo me resvala,
y soy yo mismo aunque pueda molestar,
porque siempre hay quién se molesta
por como son los demás
aunque no hagan daño a nadie...
He llegado a ese momento de mi vida
donde valoro estar tranquilo en casa
y me encanta,
porque es ese lugar
donde siempre recurro cuando todo va mal,
cuando necesito pensar.
Este momento nuevo
me aporta estabilidad,
sobre todo mental.
Ya no me distraigo
de lo que quiero,
pues lo tengo totalmente claro.
No me vale perder el tiempo,
ni las conversaciones vacías,
ni el falso apego.
Y no es que antes fuese muy diferente,
pero a veces pecaba por ser ingenuo,
por intentar ayudar, ser bueno.