Las promesas para algunos lo son todo
y valen tanto como el tiempo o el oro;
son parte de la confianza del uno en el otro
y no deben romperse de ningún modo.
Para otras personas no valen nada,
son mero formalismo, son meras palabras
que se las lleva el viento cuando el tiempo pasa,
y que se olvidarán en pocas horas, tal vez mañana...
Yo, soy de esas primeras personas que confían.
A veces acierto y me alegro
y otras, veo que debería no haberlo hecho,
Quedándome un runrun de hate a la hipocresía,
Maldiciendo aquél momento del día
en que creí sin escuchar a mi vocecita de adentro que me advertía.
"Tonto, me grita mi cabeza en silencio, eres tonto..."
La próxima vez intentaré hacerme más caso,
porque ya solo queda eso: el próximo intento,
que veces llega vivaz y rápido, y otras llega cuando lo creías muerto...
Pero siempre llega.
Así que, cuando venga, intentaré hacerme más caso, lo prometo.