Siento tu mano deslizándose por mi cintura hasta rodearla por completo.
Me apartas el pelo y me das un beso en la nuca que me eriza la piel y me estremece el cuerpo entero.
Con un movimiento suave, haces que voltee para quedar frente a ti.
Tus ojos color caramelo, rodeados por unas largas pestañas, me hipnotizan.
Tus labios me atraen cuando pasas la lengua por ellos para humedecerlos.
Me rodeas con tu calor y tu aroma no tarda en inundar mis fosas nasales, tan fresco y varonil que me cautiva y me hace perder la cabeza.
Siento que toda mi voluntad cede ante ti cuando nuestras bocas se rozan.
Me dejo llevar por esta deliciosa distracción.
Total, a estas alturas mi cabeza ya no es capaz de tener ni un solo pensamiento racional por tu culpa.