El recuerdo de su primer encuentro todavía les hace sonreír.
Fue un día de festival, con las calles repletas de gente.
Un presentimiento les hizo alzar los rostros.
Cruce de miradas entre dos desconocidos.
Un breve lapso de tiempo, suficiente para sentir un cosquilleo en la piel.
El resto del mundo desaparece.
La agradable sensación de conectar con otra persona.