Llevo un rato mirando hacia la entrada.
La impaciencia me invade al ver que no apareces.
Vacío la segunda copa de champán.
Las burbujas me raspan la garganta.
Escucho una risa conocida a mi espalda.
Siento un tacto de satén sobre mi cuello.
Me giro y ahí estás. Por fin.
Mis ojos te admiran y te devoran por igual.
Vestido negro y guantes blancos.
Estás maravillosa. Como siempre.
"Siento la espera. ¿Me dejas compensártelo?"
Tu voz es como un bálsamo.
Asiento con la cabeza y dejo que me guíes.
Cualquier rincón apartado es suficiente si el premio es estar contigo.