Todo el mundo se gira hacia el escenario cuando las luces se apagan.
La expectación entre los espectadores es palpable.
Suaves murmullos de emoción resuenan en la sala.
Sube con lentitud, dejando que la tenue luz que sale de debajo del entablado marque su silueta.
Se coloca en el centro y ajusta el micrófono para que quede a su altura.
Observa los brillos de impaciencia, visibles incluso en la oscuridad.
Dirige sus ojos al rincón desde el que él la observa y recuerda su encuentro de unas horas antes.
"Deslúmbrame esta noche con tu voz" había sido su pedido.
Y ella, con la respuesta de su promesa en mente, abre la boca y canta, pero no para él, ni para satisfacer su deseo, sino porque su ambición la lleva a querer deslumbrar a todo su público.