Los adornos están medio caídos tras soportar la fiesta durante horas.
Por el suelo se esparcen minúsculos pedazos de diversos aperitivos salados.
Encima de la mesa están, ya olvidados, los envoltorios de los regalos recibidos.
Un trozo de pastel, el último, solo y olvidado, descansa sobre su soporte a la espera de ser recordado por algún pequeño goloso.
Encima de él, una vela consumida por el fuego descansa pacífica, orgullosa de haber cumplido con su cometido.