Fue inesperado.
Un encuentro casual en el que dos desconocidos cruzan sus miradas.
Íbamos en direcciones opuestas utilizando el mismo camino.
Estuvimos a punto de chocarnos, pero nos vimos en el último momento.
Una sonrisa tímida, a modo de disculpa.
Un gesto con la cabeza, de despedida.
Cada uno retomó el andar hacia su destino.
Una corazonada nos hizo volvernos a mirar al otro.
Miradas que se funden la una en la otra.
Ese fue el comienzo de lo nuestro.
Un algo que pasó de no existir, a serlo todo.