La velocidad a la que atraviesa el pasillo le impide fijarse a donde va.
Se cuela tras la primera puerta abierta y espera en silencio.
Inspecciona la habitación, dándose cuenta de que está sin salida.
Las pisadas se escuchan cada vez más cerca. "!Ahí!", grita alguien.
Unos diez hombres la rodean y la arrinconan contra la pared.
Con fuerza, agarra el cuchillo en su mano, sintiendo la sangre de su herida gotear.
"Ríndete", ordena el líder, amenazándola con rasgarle la garganta con la espada.
Observa al resto. Dos con arco y el resto con puñales cortos.
Dibuja una sonrisa ladeada. No son rivales para ella.
"¿Qué harás si no?", dice con burla.