Tus ojos marrones brillan con la luz de un sentimiento recién descubierto para ti.
La calidez que le da a tu rostro despierta un atractivo que te vuelve cautivadora a ojos de los demás.
Tus labios rosas se ven tiernos y apetecibles cuando los restos de azúcar quedan en ellos y pasas tu lengua para limpiarlos.