Pelo negro, labios rojos y tacones altos son su seña de identidad.
Sus pasos resuenan en cada estancia a la que entra.
Su mirada de hielo contrasta con los movimientos candentes de sus caderas.
Tiene una apariencia demasiado joven para su carácter maduro.
Su boca es rápida para contestar y su lengua está envenenada.
Una sola palabra suya puede destruirte, o llevarte a la luna.